Este 31 de mayo el Perú conmemora los 54 años de la mayor tragedia nacional provocada por un desastre natural en su historia. ¿Qué ocurrió exactamente en esa infausta fecha y dónde aconteció?, ¿Por qué es considerado el hecho más doloroso de nuestro país?, ¿Qué se generó a partir de esta dramática experiencia?
Eran las 3:23 de la tarde de aquel
31 de mayo de 1970 cuando un devastador terremoto destruyó la ciudad de
Huaraz, provocando el desplome del 80 % de viviendas de la capital del departamento de
Áncash, y causó daños severos en gran parte del país dejando más de 70,000 fallecidos. Provocó, además, la desaparición de otros 20,000 habitantes de
Yungay. Por este motivo este evento natural es considerado
uno de los más mortíferos de la historia peruana e incluso de Latinoamérica.
Según el presidente ejecutivo del Instituto Geofísico del Perú (IGP), Hernando Tavera, el evento sísmico liberó energía equivalente a 27,000 bombas atómicas y debido a la ubicación de su epicentro y profundidad, cerca de Chimbote, provocó tres efectos secundarios más importantes: un tsunami, procesos de licuación de suelos (rajaduras y hundimientos) y deslizamientos de zonas altas de piedras, tierra, lodo o masas de hielo.
Con respecto al tsunami, Tavera indica que las olas tardaron en llegar a las costas de Chimbote aproximadamente 15 minutos con olas que probablemente no sobrepasaron los 2 metros, por ello no generaron daños importantes.
Con respecto a la licuación de suelos, afectó la Panamericana Sur, cerca de Chimbote y en el entorno del Hotel de Turistas de esta ciudad, con el surgimiento de agua subterránea que generó desniveles en el suelo. En general, los daños estuvieron concentrados en viviendas construidas básicamente con adobe y quincha.
El movimiento telúrico, que alcanzó una
magnitud de 7.9, destruyó varias ciudades del país y provocó una
avalancha en el
nevado Ranrahirca que sepultó la ciudad de
Yungay. Un enorme fragmento de hielo, de unos 800 metros de ancho y 1,000 de largo, se desprendió de la montaña nevada por el violento movimiento de la superficie. Al mezclarse con tierra y granito creó un aluvión de lodo que se precipitó a más de 200 kilómetros por hora en caída libre.
Tavera afirma que fueron alrededor de 40 millones de metros cúbicos de hielo, lodo y piedras los que se desprendieron del nevado y en escasos 3 minutos llegaron y sepultaron a la ciudad de Yungay.
De la antigua ciudad de
Yungay solo sobrevivieron algunos pobladores, y quedaron en pie el cementerio, que se levanta en la parte alta del pueblo, y cuatro palmeras. En memoria de las víctimas se levantó la imagen del
Cristo Redentor con las manos extendidas.
Uno de los sobrevivientes de esta tragedia fue el reconocido sismólogo peruano ingeniero Mateo Casaverde, quien se encontraba visitando la zona junto a una delegación de expertos de la ex-Yugoslavia. Casaverde relató que pudo observar el aluvión que se dirigía hacia la ciudad. Sin pensarlo dos veces, se dirigió, junto a los visitantes, hacia el cementerio ubicado en la parte alta de la ciudad donde se refugiaron, apenas segundos después que el aluvión pasara a unos metros de sus pies. Dijo que observó una capa de 60 metros de lodo que se dirigía incontrolable a la ciudad.
La tragedia de Yungay fue un punto de quiebre en la vida de Perú, dado que dio origen a la creación del Sistema Nacional de Defensa Civil, hoy Sistema Nacional de Gestión del Riesgo de Desastres.
Uno de los símbolos de esta tragedia en Yungay es su cementerio, una de las pocas infraestructuras que sobrevivió al terremoto y posterior aluvión. En memoria de sus miles de víctimas se levantó la imagen del Cristo Redentor con las manos extendidas. La nueva ciudad se ubica a 1.5 kilómetros del cementerio.
Desde que ocurrió la tragedia, año a año el
camposanto de Yungay se ha convertido en lugar de peregrinaje, primero congregando a los familiares de las víctimas y ahora llegan también turistas que quieren conocer la historia de
Yungay, la tragedia que vivió y sus sobrecogedores paisajes que rodean el cementerio.
Este luctuoso acontecimiento motivó que cada 31 de mayo se conmemore el “Día de la solidaridad y de la reflexión sobre los desastres naturales”, decretada en homenaje a las víctimas del más grande desastre natural de la historia del país.
En esta fecha se organiza y ejecuta el Simulacro Nacional Multipeligro que es un ejercicio en el que la población y las autoridades de Defensa Civil, instituciones públicas y privadas participan en una evacuación masiva como parte de la preparación ciudadana ante la ocurrencia de una emergencia o desastre.
Este y otros simulacros que se desarrollan a lo largo del año son muy importantes porque permiten a las entidades integrantes del Sistema Nacional de Gestión del Riesgo de Desastres (Sinagerd) y de la población en general estar preparadas para responder de manera eficiente y oportuna ante la presentación de peligros de origen natural o inducidos por la acción humana, con un carácter inclusivo y un enfoque de género e intercultural.
(FIN) LZD/MAO