Los marinos están preparados para hacer frente a una guerra convencional. Sus numerosos héroes, empezando por el gran almirante Miguel Grau, son una prueba de esa formación y de su coraje. Hace casi un año, el inicio de la pandemia y la posterior declaratoria de cuarentena obligatoria a consecuencia de la propagación del coronavirus, los enfrentó a un enemigo desconocido, invisible y letal.
Han sido y son días cansados. Este grupo patrulla y busca que se respete el horario de los toques de queda, para lo cual apoya la labor de la Policía Nacional, en las tareas de control en avenidas como Sáenz Peña, Guardia Chalaca, Néstor Gambetta y en las calles circundantes a las llamadas zonas bravas del Callao como los Barracones.
Su trabajo ha permitido la intervención a los infractores de las normas. Incluso, la labor de los marinos ha llevado a intervenir yates en alta mar, en los que no se respetaba las normas de bioseguridad, y lo que es peor, la actitud casi suicida de personas que bebían, formaban grupos sin respetar el distanciamiento social y sin mascarilla, en fiestas absolutamente irracionales en tiempos de pandemia.
Sin embargo, como cuenta el capitán Bazán se busca generar empatía con la población. Y hay gestos que marcan.
La sonrisa de un niño
-¿Qué recuerda de este año en patrulla constante?, le preguntamos.
“Una sonrisa tierna de un niño era el mejor premio tras una larga jornada de patrullaje. Para nosotros era motivador ver las espontáneas expresiones de gratitud por parte de la población, que nos impulsaba a continuar en la lucha.”
Y es que al inicio de la cuarentena, como sucedía en la mayor parte del país, el Callao esperaba las ocho de la noche para que a través de sonoros, sinceros y merecidos aplausos, rinda tributo a los miembros de las Fuerzas Armadas y Policía Nacional que imponían el orden ante una población desconcertada y temerosa ante el inicio de los contagios masivos y muertos por causa del coronavirus, procedente de la lejana Wuham, en China.
El soporte familiar
La familia es el principal soporte para el comandante Bazán y mantenerlos con salud, era una misión que no podía fallar. Tanto él, como sus amigos y colegas se enfrentaban todos los días a un
enemigo que no es nada fácil de vencer.
“En este buque… nadie se rinde”, son las palabras del capitán de navío Bazán, para motivarse a sí mismo y llevar ese mismo mensaje a todos sus colegas que hoy forman parte de la Marina de Guerra del Perú y se encuentran expuestos a este terrible mal, el coronavirus.
Ante la pandemia, las
Fuerzas Armadas cumplieron una labor de igual importancia que el personal de salud en primera línea. No fueron ajenos a las pérdidas, al dolor y al cansancio.
El oficial Bazán, a cargo del Grupo de Tarea 22.3, está orgulloso de pertenecer a tan grande institución como es la
Marina de Guerra del Perú, el cual celebra su bicentenario este 2021. Reconocido por su pasado glorioso y hoy enfrentando uno de sus más grandes desafíos, no hay espacio para el receso, el enemigo invisible avanza así como ellos también.
“El único sentimiento que primaba era del cabal cumplimiento del deber. Sentíamos que la sociedad nos necesitaba y acudimos en su auxilio y protección.”
La Marina del Perú ganó muchas batallas en la historia, pero este no era el mismo contexto. No existe un cuerpo al cuál enfrentarse, ni balas que lo puedan herir, la contienda sigue y la mascarilla y el distanciamiento social es el mejor aliado para obtener la victoria.
El
coronavirus arrasó con muchas vidas en el Perú, marinos valientes perdieron ante una dura batalla. Entre lágrimas eran despedidos y su espíritu combativo quedará en el recuerdo de sus compañeros de armas. Otros aún siguen batallando dentro del Hospital Naval, con resistencia para superar la adversidad y regresar, con la moral en alto, a la primera línea de batalla.
Solo hasta el año pasado, el
Ministerio de Defensa informó la muerte de más de 100 integrantes y más de 3 mil contagiados en las
Fuerzas Armadas (Ejército del Perú, Marina de Guerra y Fuerza Aérea).
“El marino de guerra, por la naturaleza de sus funciones, está preparado, profesional, física y emocionalmente, para enfrentar a cualquier enemigo que amenace la seguridad del país y de su población”, señala Bazán.
Una luz de esperanza iba a cambiar el presente vivido, las vacunas fueron anunciadas para ser recibidas el 7 de febrero y la primera línea sonreía ante la llegada. Los miembros de la fuerza del orden sabían que la
protección era necesaria, un escudo protector para seguir cuidando las calles peruanas.
“La vacuna es la mejor estrategia sanitaria para combatir la pandemia, para la población en general. Para los miembros que estamos frontalmente expuestos a la infección, la vacuna será un poderoso escudo protector que nos va a permitir cumplir con seguridad la tarea encomendada.”
Los marinos de guerra al igual que todos los peruanos, cuentan con familias, personas que lo esperan en casa. A casi 12 meses desde su primera salida a las calles, hoy siguen enfrentando al enemigo invisible.
“En el contexto de la pandemia, los peruanos, civiles y militares, tenemos un compromiso con nuestra familia, con la sociedad y con la patria, a la que debemos prodigar lo más esencial para la vida del hombre, que es la salud, y la mejor forma de hacerlo es acatar las disposiciones gubernamentales.”
Apoyo social
La Marina ha demostrado que más allá de cumplir sus funciones, la empatía es un valor que prima dentro de todo el personal. El equipo tecnológico que lidera la
Marina de Guerra del Perú hizo entrega de 100
respiradores Samay, desarrollados dentro de sus instalaciones y en colaboración con Confiep. La demanda por lo respiradores era alta y con dicha entrega se logró beneficiar a pacientes críticos de covid-19, poniendo a disposición las unidades para el sector Salud.
Asimismo, la cuarentena no solo afectó a Lima sino también a regiones alejadas, por ello la Marina del Perú apoyo a la campaña PIAS con un buque que transportó a profesionales en diferentes ramas que garantizaron la atención a las poblaciones vulnerables de la Amazonía.
El apoyo solidario nunca paró, las campañas siguieron y su presencia junto a ello, brindaron atenciones generales en medicina, obstetricia y enfermería en provincias como Ucayali y Loreto. De igual modo, ante las dudas surgidas de la población por temas como el bono o las pensiones, la Marina fue al auxilio del ciudadano, facilitando sus pagos y subvenciones en programa como Pensión 65 y el Bono Universal Familiar.