Pocas semanas después de que se conocieran los primeros casos de infectados por covid-19 en el Perú, el 16 de marzo del 2020, se decretó el estado de emergencia. Seis días después, el 22 de marzo, el Gobierno dispuso que el Aeropuerto Internacional Jorge Chávez, el principal terminal aéreo del país, debía cerrar sus puertas, suspendiendo todos los vuelos programados. Fue un hecho sin precedentes en el país.
Debido a esta medida, miles de peruanos se vieron afectados quedando prácticamente asilados en diferentes países, sin tener la certeza de cuándo podrían retornar. Las autoridades estaban obligadas a actuar de inmediato.
Las primeras medidas
La Cancillería dispuso 12 millones 900,000 soles para la repatriación de los connacionales afectados por el cierre de las fronteras.
El cálculo inicial que se tenía era de 2,000 peruanos varados en el exterior. No obstante, cuando el Gobierno pidió que se inscribieran en los consulados para ser repatriados se contabilizaron más de 20,000 personas.
Luego del cierre del aeropuerto, los vuelos con repatriados ingresaron por el Grupo Aéreo 8, provenientes, en su mayoría, de Estados Unidos, Europa, Oceanía y diferentes países latinoamericanos. Miles de peruanos fueron llegando en diferentes periodos a lo largo del estado de emergencia, pero su travesía no terminaba ahí.
Al llegar al territorio nacional, cumplieron una cuarentena de 15 días en diversos hoteles de la capital, como método de prevención. Un total de 600 hoteles se acondicionaron con todos los protocolos de bioseguridad para recibir a los miles de repatriados.
Para fines de mayo, la Cancillería aseguró que ya se habían repatriado más de 15,500 peruanos del extranjero, pero la tarea no había terminado. Aún quedaban miles de nuestros compatriotas varados en distintas partes del mundo. Dentro del país, se vivía un fenómeno similar.
Los traslados humanitarios
El estado de emergencia, la cuarentena y el cierre de fronteras no solo significó la paralización del transporte aéreo, también se prohibieron los viajes interprovinciales.
A las pocas semanas de iniciado el confinamiento, cientos de peruanos desafiaron las normas y empezaron a movilizarse caminando desde la capital hacia sus pueblos, con el único objetivo de volver con sus familias. Los días pasaron y los cientos se convirtieron en miles, formando aglomeraciones en diversas partes del país.
Por esto, el Ejecutivo estableció un protocolo de traslados humanitarios, para que las personas varadas en las distintas zonas del Perú pudieran regresar a sus regiones de origen, tanto por vía terrestre como aérea.
Los ciudadanos que deseaban acoplarse a esta medida tenían que comunicarse con sus gobiernos regionales. De esta manera, se tuvo mayor claridad con los destinos y el número total de retornantes.
También se incorporaron albergues temporales, como el de Huampaní, que dio refugio a cientos de personas que esperaban su turno para volver a Huancavelica, Junín o Huánuco.
En los albergues, los retornantes recibían alimentos mientras completaban una cuarentena de dos semanas, para que el traslado a sus regiones resultara más seguro. A mediados de mayo del año pasado, cerca de 25,000 peruanos retornaron exitosamente a sus hogares.
El final del camino
A finales de agosto, se dio por finalizada la primera etapa de repatriados provenientes del extranjero con el arribo de un total de 39,000 personas. Así, se inició con la segunda etapa que contemplaba la repatriación de 6,000 peruanos más.
En el territorio nacional también se implementó una segunda etapa de traslados humanitarios llevando diversos grupos de personas a sus regiones de origen; mientras los viajes interprovinciales seguían suspendidos.
Por último, el 1 de octubre del 2020 se inició la fase 4 de reactivación económica, y el transporte aéreo al igual que el terrestre reanudaron sus funciones con un aforo reducido.
(FIN) ACH/CVC
GRM
Más en Andina: