“Caí en buenas manos, todo un equipo de personal médico que suman para que esta situación se pueda superar”, son las palabras de agradecimiento de Saúl Flores Ostos , el fiscal superior del Vraem tras contar emocionado como pudo derrotar al temible covid-19.
A sus 55 años, Saúl Flores tuvo que pasar uno de los temores que hoy por día tienen todos los seres humanos, ser portador del coronavirus. El ver por televisión nacional la lucha de todos aquellos quienes forman filas por un balón de
oxígeno o una cama UCI, lo llevó a desmoronarse en algunos momentos, pero hoy le sonríe a la vida.
“No es nada fácil estar intubado, salir de UCI más de 30 días, abandonar a una familia. No esperen llegar a esta situación crítica para entender lo duro que es”, pide con fuerzas Saúl, ante lo vivido con el
coronavirus.
El temido covid-19
Su trabajo como Fiscal Superior Provisional Transitorio del Distrito Fiscal de Ayacucho, lo llevó a ejercer su profesión lejos de su familia, que vivía en Lima. Tras años dentro su zona de trabajo en el Vraem, zona de
Ayacucho, la pandemia alargó todos sus planes de poder reencontrarse con sus seres queridos.
El 16 de marzo del 2020, se inició la
cuarentena en todo el país. Nadie imaginaba el tiempo que duraría, Saúl tampoco lo pensó. Sus labores se paralizaron y la soledad en una ciudad lejana, ponía grises sus días. Pero, el 2021 albergó de emoción su cuerpo, la fecha para ver a los suyos estaba cada vez más cerca.
Tras meses de espera, una quincena de enero hizo su arribo a Lima, para contactarse con su familia. Y empezó la preocupación. Saúl sabía que algo no andaba bien, su cuerpo empezó a sufrir, primero fiebre, después dolor. La sospecha de contagio de la covid-19 aterraba sus pensamientos, pero solo un descarte le daría tal respuesta.
“Contraje la enfermedad del covid-19 en el ejercicio de mis funciones en el Vraem. En los primeros días de enero, quería celebrar mi cumpleaños en Lima con mi familia. Primero presente alguno síntomas después tuve que ser internado”, narró a la agencia Andina.
La respiración del Fiscal se complicó, sus familiares no dudaron y lo llevaron al
Hospital Almenara, en el distrito de La Victoria. Un minuto que pasaba era perjudicial para la vida de Saúl, contar con una cama
UCI no era nada fácil, pero a su segundo día en el
hospital pudo encontrar una, y tal como temía se confirmó que el coronavirus había llegado a él.
“El tema es la cama UCI, y no había cama UCI. El primer día llegue al Hospital, lo hice en silla de ruedas. Como una anécdota que siempre recordare, es que tuve que dormir en mi silla de ruedas toda la noche. Al siguiente día ya pude encontrar una cama UCI”.
15 días en
UCI y 22 en cuidados intermedios, Saúl estuvo conectado a muchos aparatos y pensaba en la probabilidad de no salir de esos pasillos. Veía gente a su alrededor perdiendo la batalla y recordando aquellos que ya se fueron, más de 47 mil muertes por el temido virus, según datos del
Ministerio de Salud.
Una tormenta interna
Saúl confiesa que no solo era el dolor de su cuerpo que lo atormentaba, sino que psicológicamente lo destruía por dentro. El no poder comunicarse con su familia y encontrarse nuevamente lejos de ellos, hacía más difícil sus días, pero el no dejarlos solos en esta vida, era su prioridad.
“Después que te sedan, lo que te pasa es una nostalgia, porque no puedes hablar. Se debe tener una capacidad muy fuerte para enfrentar este mal. He visto a mucho pacientes, a quienes les quiebra esta enfermedad”.
Hoy, el Fiscal agradece a todas las personas que no lo dejaron solo, su familia, sus amigos, sus colegas. Todos unieron fuerzas y con cadenas de oración, pedían a Dios que lo llenará de fuerza en tal delicado momento. Los rezos fueron escuchados y Saúl venció tan oscuro
virus, ese virus que le hizo dar una visión de la vida.
“Nuestro país, es un país renuente, que no entienden hasta que lo viven. No deben esperar a vivir lo que yo viví, para darse cuenta de la magnitud del problema. No entiendo como hay gente que no se cuida o ha bajado la guardia”, termina Saúl con una voz entrecortada, pidiendo a todo peruano que se
proteja, porque depende de todos, salir juntos adelante.