“Estar en primera línea, significa un compromiso muy importante con nuestros pacientes”, declara con orgullo la licenciada Lourdes Quispe Ticona, enfermera especialista en UCI adultos en el Hospital de Emergencias de Villa el Salvador. Y vaya que sí sabe lo que es lidiar contra este virus que ha destrozado la vida de miles de peruanos.
Tras varios meses en una batalla que nunca imagino, Lourdes sabe que la pandemia la llevó a retarse a sí misma en la vida. Aprender y trabajar conjuntamente para lograr un solo objetivo, y ser fuerte para contener las lágrimas, ante más de 47 mil vidas perdidas en el país, según datos del
Ministerio de Salud.
Y sabe que la dura lucha sigue adelante. Ayer, por ejemplo, se reportó la muerte de 217 personas en las últimas 24 horas.
Cambio de planes
Lourdes también tuvo que cambiar sus metas y proyectos. Su rutina diaria dio un giro inesperado. La enfermera tuvo que tomar decisiones difíciles para continuar en la batalla dentro de las
Unidades de Cuidados Intensivos, sacrificando su tiempo en familia, pareja y amigos.
"Ha habido cambios en los proyectos tanto profesionales, porque a uno lo lleva a la mejora, tanto actualizarnos en conocimientos. En lo personal, aplazar objetivos o metas ya sea como pareja, porque nos hemos centrado completamente en (nuestra labor) en la UCI”, dijo a la Agencia Andina al referirse a la Unidad de Cuidados Intensivos.
La vacuna
Con la llegada de las vacunas, el 7 de febrero, tanto Lourdes y el personal que atiende en los nosocomios se llenaron de emoción. Las
vacunas significaban una luz inicial para salir de esta pandemia.
“Con la primera dosis fueron una serie de sentimientos encontrados, felicidad y seguridad, porque se reducía el riesgo de nosotros de poder contraer la enfermedad. Pero sin bajar la guardia, porque sabemos que con la primera dosis no estamos inmunizados de manera total”.
A unos días de su última dosis, la licenciada se llena de alegría porque después de tantos meses, sentirá su cuerpo protegido ante el virus. Al igual que ella muchos trabajadores de salud, ya han concluido su fase de vacunación.
En sus días dentro del hospital, muchas personas partieron enfrente de ella, el llanto de los familiares aflige su corazón y la motiva a dar más de su esfuerzo. Ha derramado lágrimas por amigos y personal médico que se fueron en la lucha contra esta
pandemia, pero debe seguir, por ellos y por sí misma.
“He sufrido pérdidas de amigos, familiares de las enfermeras, médicos y personal técnico. Tuve un familiar cercano en Arequipa, quien tuvo complicaciones pulmonares, pero gracias a Dios ha salido de eso.”
Algunos de los 250 médicos muertos en la lucha contra el covid-19, trabajaron con ella, fueron sus amigos. A levantarse y seguir, los pacientes no pueden esperar, ello lo sabe muy bien.
No es ajena al dolor ni a la realidad, tiene claro que todo lo vivido ayudará a que se mejore la calidad dentro de los hospitales. “Las condiciones a lo largo del camino no han sido adecuados o no se ha pensado en el personal médico de primera línea.”
Trabajo en equipo
Lourdes comprende que volver a la normalidad tomará su tiempo, pero la enseñanza que le dejará esta crisis, es el trabajo en equipo. Dejar de lados todas las diferencias para enfocarse en un solo objetivo, recuperar al
paciente. Esa es la meta.
Agradece todas las muestras de cariño que han tenido las personas con ella y el personal médico, porque evidencia que sus horas de lucha hacen felices a las personas. “Una carita de esperanza que nos ayudaba y alentaba para seguir haciendo lo que hacemos. Salvar vidas.”