El distrito de Sapallanga, ubicado al sur de Huancayo, fue escenario de la II Feria Tradicional del Trueque, en la que el gran ausente fue el dinero y los pobladores llegaron con sus llamas cargadas de productos para intercambiar. El gobierno local organizó la actividad con el propósito de apoyar económicamente al agricultor y revalorar las costumbres ancestrales de esta parte de la región Junín.
Participaron decenas de pobladores de la zona alta del distrito, quienes recorrieron varios kilómetros desde la madrugada con sus llamas, en las cuales transportaron los productos orgánicos que cosecharon y que pudieron intercambiar en la feria de los días jueves de Sapallanga.

“Traemos papa, olluco, mashua y chuño; estamos trayendo 30 llamas, y somos cinco arrieros. Hemos recorrido varios kilómetros desde La Unión, es un camino de cuatro horas en promedio”, comentó el poblador David Carlos Paitán del barrio La Unión.
La actividad fue organizada por la municipalidad de Sapallanga por segundo año consecutivo y tuvo epicentro la plaza principal del distrito, donde los campesinos intercambiaron papa, mashua, oca y chuño y otros productos con arroz, azúcar y aceite, con ausencia total de dinero.
Tal como sucedía décadas atrás, en los meses de junio y julio llegaban a Sapallanga los campesinos de las comunidades altoandinas del distrito, como Callacancha, La Unión y Paccha, para revivir la práctica ancestral.
El alcalde de Sapallanga, Rubén Remuzgo Paitán, fue el primero en intercambiar productos, y después participaron varios comerciantes que ejecutaron el ancestral trueque con los tubérculos e incluso tejidos.
“Para mí es un gusto hacerlo nuevamente en este año de gestión, espero que los próximos que asumirán el cargo continúen con esta práctica. Vamos a dejar con una ordenanza para que año a año se realice y empiece a masificarse entre toda la población esta práctica, porque cuando llevamos los productos al mercado los baratean, y eso queremos evitar”, argumentó el burgomaestre.
Recordó además que el trueque ha permitido suplir las necesidades alimenticias de las comunidades, pues en este espacio se intercambian productos cultivados en clima frío, con alimentos de clima cálido, donde más que el valor comercial de compra y venta, en esta actividad ancestral intervienen las relaciones propias de los pueblos andinos: reciprocidad y racionalidad.
En las zonas altoandinas siembran productos naturales, como la papa nativa, oca, mashua, chuño, principalmente; gracias a la crianza de ganado ovino y vacuno preparan el famoso charqui, producen productos de la lana de oveja, como chalinas, mantas y frazadas de lana de oveja, así como las ondas, trabajos de artesanía textil elaborados con la fibra de los auquénidos y ovinos.
Más en Andina:
(FIN) PTM/JOT