El reciente hallazgo de dos ductos en el sitio arqueológico Ollape, ubicado en el distrito de La Jalca Grande, provincia de Chachapoyas, en Amazonas, revelan nuevas evidencias que podrían transformar la comprensión del conocimiento hidráulico y ritual de los Chachapoya, cultura prehispánica que se desarrolló en esta región.
El descubrimiento de estos ductos estuvo a cargo de un equipo de arqueólogos del Instituto de Investigación de Arqueología y Antropología Kuélap (INAAK) de la Universidad Nacional Toribio Rodríguez de Mendoza (UNTRM), encabezados por Pablo Solís, quien precisó que los ductos prehispánicos estaban ocultos bajo los pisos de estructuras circulares de Ollape, lo que sugiere un avanzado manejo del recurso hídrico y una posible vinculación con prácticas ceremoniales.

En diálogo con la Agencia Andina, Pablo Solís precisó que la ubicación de los ductos, debajo de la superficie, indica que fueron construidos de manera intencionalmente subterránea y cubierta. eso revela el avanzado conocimiento de ingeniería y arquitectura que poseían los Chachapoya. “Estos ductos estaban dentro de los recintos circulares, no afuera. Servían para trasladar líquidos desde el interior hacia el exterior, con una pendiente que facilitaba su desagüe”, aseveró.
Sostuvo que el hallazgo resulta especialmente relevante porque rompe con la idea tradicional de que los Chachapoya no poseían conocimientos de ingeniería hidráulica. “Hasta ahora se pensaba que no tenían ductos ni canales. Este descubrimiento demuestra que sí comprendían cómo controlar y desalojar líquidos”, agregó.

El director del Instituto de Investigación de Arqueología y Antropología Kuélap explicó que los
ductos se hallaron en un área que también contenía tres cabezas clavas (descubiertas en agosto de este año), que
presentan una inclinación diseñada para facilitar el desalojo de líquidos desde el interior del recinto circular hacia el exterior.
Posible función ritual
El arqueólogo peruano manifestó que más allá de su función técnica, en la investigación realizada se han identificado posibles usos ceremoniales asociados a rituales del agua. "En uno de los ductos se hallaron pequeñas figuras líticas de camélidos, de unos cinco centímetros de tamaño, conocidas como conopas, tradicionalmente utilizadas en el mundo andino como ofrendas al agua o a la fertilidad de la tierra", subrayó.

“Estas conopas estaban asociadas directamente a los ductos. Todo indica que el agua pudo tener una connotación sagrada y que los Chachapoyas realizaban rituales vinculados a este elemento”, detalló Pablo Solís a la Agencia Andina. "Si bien no se encontraron restos orgánicos por las condiciones climáticas de la zona, el contexto sugiere la práctica de rituales del agua dentro de los recintos", acotó.
Cronología y análisis en curso
Pablo Solís afirmpo que por el momento no se ha determinado la fecha exacta de los ductos. Sin embargo, los investigadores ya han recolectado muestras de carbón que serán enviadas a laboratorios especializados para realizar los fechados de carbono 14.
“Por la ubicación y las características arquitectónicas, todo indica que pertenecen al periodo de la cultura Chachapoya, que se desarrolló entre los años 900 y 1470 d.C.”, explicó el arqueólogo. El equipo espera que los análisis permitan precisar con mayor exactitud la antigüedad de las estructuras.

Expresó que, tras concluir la fase de excavación hace dos semanas, el equipo se encuentra ahora en la etapa de conservación y análisis de laboratorio, procesando materiales cerámicos, líticos y orgánicos recuperados. Solís precisó que este proceso incluye el análisis de elementos cerámicos, líticos y ofrendas halladas en el sitio para entender mejor la vida y costumbres de los Chachapoya.
El investigador adelantó que una nueva campaña de campo está prevista para mayo o junio del 2026, una vez finalizada la temporada de lluvias.
"Los hallazgos en La Jalca no solo son un testimonio de la ingeniería antigua, sino que también reflejan la importancia de preservar y estudiar el patrimonio arqueológico para fortalecer la identidad cultural y generar oportunidades turísticas en la región", aseveró.
Trabajo interdisciplinario y apoyo institucional
En otro momento, el investigador indicó que el proyecto arqueológico cuenta con la participación de la UNTRM, a través del Instituto de Investigación de Arqueología y Antropología Cuella (INAC), la Municipalidad Distrital de La Jalca Grande, y el apoyo financiero de la Cooperación Española (AECID). Además, colaboran estudiantes y profesionales de las universidades Pedro Ruiz Gallo (Lambayeque), Nacional de Trujillo y San Marcos (Lima).
Valor patrimonial y proyección local
Pablo Solís resaltó que para los investigadores la importancia de estos hallazgos va más allá del ámbito académico. “Cada evidencia nos permite entender mejor el desarrollo técnico, ritual y simbólico de los Chachapoyas. Pero también fortalece el sentido de pertenencia y el amor por el patrimonio cultural de la población local”, afirmó.

El trabajo en Ollape refuerza, además, la proyección de La Jalca Grande como un espacio clave para el turismo cultural y científico en Amazonas, región que sigue revelando aspectos desconocidos de una de las civilizaciones más enigmáticas de los Andes prehispánicos.
En ese sentido, Solís subrayó que la conservación del patrimonio arqueológico en Amazonas, y especialmente en La Jalca Grande, es crucial. "Los trabajos arqueológicos revelan registros de actividades tecnológicas y rituales que hasta ahora eran desconocidos. Esto no solo ayuda a comprender mejor el desarrollo de las civilizaciones andinas, sino que también fomenta el amor por el patrimonio cultural entre las comunidades locales, posibilitando su explotación turística como un recurso valioso", concluyó.
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