16:41 | Diriamba, Nicaragua, jul. 9.
Centenares de seguidores del presidente Daniel Ortega y paramilitares asediaron y agredieron este lunes a jerarcas católicos en la ciudad de Diriamba, al suroeste de Nicaragua, en un recrudecimiento de la violencia que deja unos 250 muertos en casi tres meses de protestas contra el gobierno.
Los seguidores del gobierno irrumpieron violentamente en la Basílica de San Sebastián, en Diriamba, donde los eclasiásticos habían llegado a apoyar a un grupo de manifestantes que se atrincheraron el domingo ante el asedio de las fuerzas oficialistas.
"No queremos más tranques (bloqueos) de vías", "asesinos", "mentirosos", "hijos de puta", gritaron los partidarios del gobierno a la comitiva de religiosos, encabezada por el cardenal Leopoldo Brenes y el nuncio Stanislaw Waldemar Sommertag cuando llegaron a Diriamba, constató un equipo de AFP.
El nuncio, el cardenal y los obispos llegaron en caravana desde Managua para ayudar a liberar a las personas retenidas en la Basílica, entre ellos médicos voluntarios que habían quedado atrapados desde el domingo en la iglesia tras la violenta incursión.
Los religiosos fueron rodeados por partidarios del gobierno al llegar al templo, en cuyos alrededores había decenas de paramilitares.
"No tenemos ningún arma, el arma aquí es la oración, ellos estaban atacando desde afuera", dijo a la AFP un miembro de cuerpo médico que estaba dentro de la basílica, vestido con una gabacha y con el rostro cubierto con una camisa.
Cuando los sacerdotes lograron abrirse paso entre la multitud para entrar a la iglesia fueron agredidos físicamente por los paramilitares y turbas sandinistas.
Báez dijo que "lo que está sufriendo nuestro pueblo" es mucho "más grave" de lo que a él le pasó y reiteró que el llamado de la Iglesia es de "un alto a la violencia".
"Tenían preparada una turba para que nos agrediera", protestó el padre Edwin Román, quien resultó lesionado en un brazo.
- "No respetan ni a los obispos" -
"Es doloroso cómo no se respetan los derechos humanos de los nicaragüenses por parte" de los grupos armados, "es una falta de respeto para nuestros obispos", dijo a la AFP Alvaro Leiva, secretario de la Asociación Nicaragüense Pro Derechos Humanos (ANPDH).
Los obispos realizaron la visita luego de que al menos 14 personas murieron el domingo en un violento ataque de antimotines y paramilitares en las ciudades de Diriamba y Jinotepe, en el suroccidental departamento de Carazo.
Los enfrentamientos de antimotines y paramilitares contra manifestantes opositores ocurrieron después de que Ortega descartara el sábado adelantar las elecciones.
La Iglesia católica, que media entre el gobierno y la Alianza Cívica, planteó adelantar los comicios de 2021 a marzo de 2019 a fin de salir de la turbulencia que envuelve al país desde que estallaron las protestas el 18 de abril.
En Washington, la OEA anunció que debatirá la situación en Nicaragua el miércoles, en una sesión del Consejo Permanente en la que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) informará sobre las labores del MESENI, el mecanismo creado para dar seguimiento a las recomendaciones de ese organismo para terminar con el clima de violencia desde el estallido de las protestas antigubernamentales en abril.
El secretario de la CIDH, Paulo Abrao, quien participará en la sesión, llamó el domingo a la comunidad internacional a atender la "crítica" situación en el país centroamericano ante la violenta represión de los manifestantes.
Los hombres armados entraron con la policía el domingo en Jinotepe y Diriamba derribando barricadas que habían levantado los opositores, produciéndose un fuerte tiroteo, según testigos y grupos de derechos humanos.
Entre las víctimas había dos policías y dos paramilitares progobernistas, según las autoridades.
Palas mecánicas desmontaron las barricadas y despejaron las vías para que circularan más de 350 furgones de carga centroamericanos que estaban varados desde hacía más de un mes en la carretera bloqueada de Jinotepe.
- Heridos y detenidos -
Las incursiones en Diriamba, a 45 km de Managua, y Jinotepe, a 40 km, dejan también decenas de heridos y una veintena de detenidos.
El detonante de las protestas fue una reforma a la seguridad social, pero se propagaron tras la represión gubernamental y ahora los opositores exigen la salida de Ortega, a quien acusan de instaurar con su esposa Rosario Murillo una dictadura marcada por la corrupción y el nepotismo.
Ante miles de seguidores en Managua, Ortega, exguerrillero de 72 años que gobierna desde 2007 por tercer periodo consecutivo, descartó el sábado adelantar los comicios.
Para aumentar la presión, la Alianza Cívica llamó a una marcha el próximo jueves y a un paro nacional el 13 de julio, el segundo convocado en la crisis, luego de uno el 14 de junio con gran acogida de empresarios y trabajadores.
Pero el gobierno prepara una contraofensiva con la celebración masiva -en fecha aún no revelada- de una efeméride previa al 39 aniversario de la revolución que se festeja el 19 de julio.
(FIN) AFP/MAE
JRA
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Publicado: 9/7/2018