El Gobierno de México anunció este lunes la retirada del mercado de casi 130.000 sopas instantáneas de nueve marcas diferentes, incluyendo la conocida marca Maruchan, por incumplir normas sanitarias y de etiquetado.
"En el operativo que realizamos se retiraron 129.937 unidades de sopas instantáneas que corresponden a 12 productos de 9 marcas diferentes", detalló el titular de la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco), Ricardo Sheffield, durante la rueda de prensa matutina del presidente Andrés Manuel López Obrador.
El pasado fin de semana circuló el rumor en redes sociales de que el Gobierno había prohibido las populares sopas de la marca Maruchan y circularon imágenes de supuestas compras de pánico de este producto.
Sheffield criticó este lunes las "'fake news' que deforman noticias" sobre este caso e invitó a los consumidores a leer la Revista del Consumidor, editada por la Profeco, en la que se detallan los productos retirados.
El procurador explicó que una de las sopas es la Buldak Cheese porque la etiqueta está en chino e inglés, en lugar de español, y "dice tener queso y pollo pero no tiene nada de queso y nada de pollo".
Poca cantidad de alimento
"Besando un pollo se tiene más pollo que con esa sopa", expuso. También se retiró el producto Maruchan Ramen porque dice tener verduras, pero las verduras que contiene "caben en la punta de la uña".
La única sopa mexicana retirada es un producto de la marca Knorr "donde se expresan mal las calorías y quieren esconder el valor calórico que es bastante alto". "Estas sopas son tan atractivas porque tienen mucha sal, tienen mucho azúcar, saben bueno, pero no es tan bueno para uno", dijo Sheffield.
Sobre el resto de sopas de la marca Maruchan, que no han sido retiradas, advirtió al público que en el vaso de plástico pone "en letras microscópicas que no se meta al microondas", puesto que de hacerse "se transfieren químicos a la sopa que son dañinos para la salud".
Con 126 millones de habitantes, hay más de 62 millones de adultos que viven con sobrepeso u obesidad, junto con los más de 12 millones de niños y adolescentes.
El Gobierno instauró el año pasado el etiquetado frontal de alimentos con exceso de grasas o calorías para prevenir su consumo excesivo.