El sacrificado oficio de los guardaislas de Agro Rural permite salvaguardar la vida de las aves guaneras y cuidar el valioso fertilizante orgánico que se extrae de islas y puntas guaneras en beneficio de los pequeños agricultores de todo el país.
De marzo a agosto del año pasado, cuando se dio la primera cuarentena por el
coronavirus, fue el período más largo en el que García no tuvo contacto con otro ser humano. Pero sí le acompañaron la lectura y los buenos zambullones en el mar de Grau.
No había movilidad para su relevo, tampoco ómnibus para transportarlo de Bujama a
Lima y otro a Caraz, la ciudad donde nació y donde cada mes pasa sus ocho días de descanso (su régimen laboral es de 22 días laborales por ocho de descanso).
“Estamos bien. Es tranquilo y continuamos laborando con la institución”, dice este caracino de calma zen. En 1997, empezó sus funciones como guardaisla. Pero ya estaba familiarizado con estas labores porque había trabajado en las campañas de recolección de guano (muchos ancashinos se dedican a estas labores estacionales).
La importancia de las islas guaneras para el desarrollo de la agricultura (vital para las grandes culturas de la humanidad) se remonta a tiempos incaicos. Su labor es citada por el Inca Garcilaso de la Vega en Los Comentarios Reales de los Incas (1609). Escribe el primer mestizo de América:
“En tiempo de los Reyes Incas había tanta vigilancia en guardas aquellas aves, que al tiempo de la cría a nadie era lícito entrar en las islas, so pena de la vida, porque no las asombrasen y echasen de sus nidos. Tampoco era lícito matarlas en ningún tiempo, dentro ni fuera de las islas, son la misma pena”.
En estas cerca de tres décadas de guardaisla, García Vargas ha trabajado en distintas islas guaneras y es el más respetado de su oficio.
Madrugador inicio
A la 5:30 de la mañana, cada día, inicia sus labores tomando las temperaturas superficiales del mar (TSM) y ambientales. Tras un magro desayuno, empieza a recorrer sectores de las 58 hectáreas de la isla para verificar si alguna embarcación está perturbando a los animales (aves y mamíferos) o si alguien ha subido a un islote, si están robando guano, etcétera. Explica que la labor de vigilancia de la isla debe hacerse las 24 horas.
El monitoreo de las aves “en la pampa” y en los acantilados lo hace el guardaislas con el mapa oficial de la isla. Sobre una mica transparente dibuja y luego, en la oficina, transporta la información a un cuadro milimetrado para hacer el cálculo de la cantidad y la densidad de las aves guaneras. También ha aprendido a utilizar los drones para su oficio.
“El conteo de las aves es muy importante. La isla Asia, lamentablemente, no es de reproducción, pero sí de descanso y aposamiento, entonces se acumula el guano. Y cuanto más aves hay, se acumulará más fertilizante natural y servirá para la extracción y venta a los agricultores”, cuenta el guardaislas García.
La medida para calcular la población de piqueros en un radio es de cada cuatro metros cuadrados y de guanayes, cada nueve. Resume lo que arrojó el monitoreo de ayer: en la isla Asia hay 75,411 guanayes, 70,374 piqueros; el conteo directo y disperso de la isla, islotes y acantilados arroja 220 pelícanos y 350 piqueros camanay que han llegado desde el norte, con las aguas calientes.
Este informe se llena en un cuaderno y cada 1° del mes siguiente se remite a
Agro Rural para el censo mensual de las aves guaneras del país.
La directora ejecutiva de Agro Rural, Roxana Orrego Moya, recuerda que además de monitorear las poblaciones de aves guaneras y cuidar las reservas de guano que se acumulan en las islas y puntas, la labor de los guardaislas permite contar con información necesaria para hacer cálculos de cantidades de guano presentes en cada lugar, para evaluar y decidir dónde se extraerá guano al año siguiente.
Vivimos el Antropoceno y lo que más perturban a las aves guaneras es la presencia de los turistas con sus tablas de surf, con sus kayaks, sus motos acuáticas. De ello se informa al S
ervicio de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (Sernanp) y a
Agro Rural. Las más perjudicadas con la presencia humana son el pingüino, el alcatraz y el piquero, comenta.
“Hay que tomar un poco más de control para que la gente no perjudique a los animales y su reproducción. Lo importante acá es cuidar la biodiversidad, proteger a las aves, hacer el monitoreo”, reflexiona.
El año pasado, desde que se inició la emergencia sanitaria por el nuevo
coronavirus, no hubo mucha variación en el número de aves en las islas guaneras, a pesar de que al ver más gaviotas y otras especies en las playas debido a la ausencia del hombre se crea que aumentaron en número, comenta Mario García.
Meta bicentenaria
Para este 2021 se prevé extraer más de 25,000 toneladas de guano, informó la directora ejecutiva de
Agro Rural, Roxana Orrego Moya. (El año pasado, en medio de la pandemia, se comercializaron 14,144 toneladas de guano por un valor de 17 millones 936,476 soles). Las islas donde se trabaja en la extracción son Pescadores, Ballestas Sur y Ballestas Centro. En Ballestas Norte se trabajó en el 2020. En la isla Pachacámac se iniciarán labores extractivas en julio. Orrego recordó que Sernanp exige esperar cinco años como mínimo para volver a extraer guano de una misma isla. Un tiempo que puede prolongarse más según las condiciones que se presenten en la isla.
Cifra
69 guardaislas hay en el Perú. Trabajan en 22 islas y 8 puntas guaneras.