Para Milagros ser parte de emergencias, la mantiene en modo constante en esta terrible pandemia que ha azotado a todos los peruanos. Su trabajo la lleva a tomar decisiones muy difíciles, el atender
hospitales colapsados y ver a personas en buscas de camas, la agobia pero a la vez, la motiva a no descansar y seguir en la brega hasta que sus fuerzas la abandonen.
“Somos tan importante los emergenciólogos, porque tenemos que discernir que casos de paciente son muchos más agudos que otros y tenemos que tener toda la voluntad para poder ayudar a todos, a dar soporte a todo ser humano y poder ayudar”, cuenta a la Agencia Andina en su centro de trabajo.
La médico formó parte del primer grupo en ser vacunado, en los primeros días de febrero. Ella al igual que sus colegas, pensaron que las
vacunas tomarían más tiempo. Agradece a Dios que se tenga una protección ante este mal, que ya se ha llevado más de 40 mil vidas en el Perú, según datos oficiales del
Ministerio de Salud.
“Mucho de los profesionales veíamos lejano la vacuna, pero gracias a Dios ya llegaron. Es un factor protector que podemos tener. Recordar a la población, que esta vacuna no significa que no nos pueda dar la enfermedad, nos protege pero igual nos puede dar la covid-19.”
La médico Milagros Tovar nos dice con profunda tristeza, que recuerda mucho a colegas suyos, quienes perdieron la vida en esta
pandemia. Son más de 250 médicos caídos en cumplimiento de su deber. Varios de ellos, amigos cercanos, con los cuales pensó celebrar una vez se haya vencido al virus. Pero ahora solo quedan sus memorias los días dentro del hospital y las fotografías, de aquellos momentos felices.
Reconocimiento al trabajo humano
Milagros sabe que la lucha continua y está dispuesta a seguir en ella. Su más grande deseo es que el trabajo humano en grupo sea reconocido, la labor ardua del equipo médico por mantener a las personas con un minuto más de vida.
Su vida dio un giro inesperado de la noche a la mañana, la llegada del
coronavirus la llevó de pasar días felices con sus familiares a semanas enteras en el hospital. Una enfermedad nueva de la cual se tenía poca información, lo cambió todo.
Entre sus pacientes y su trabajo, se dio un espacio para la investigación de la
covid 19. Dedicó horas a los libros, búsqueda de páginas y todo aquello, que la ayudará a capacitarse para brindar un tratamiento adecuado a cada paciente.
Milagros añora a su familia, el maldito virus la alejó todo aquello que quería. Tuvo un cumpleaños sin papá y mamá que la abrazaran como era costumbre, pero sabe muy bien que la distancia es necesaria para cuidarse y cuidarlos. Incluso no pudo verlos en la Navidad.
En aislamiento
“En lo personal, tuve que distanciarme de mi familia, de aquellas personas que yo quiero mucho, papá, mamá, hermana, tuve que dejar de lado las reuniones en familia, un cumpleaños alejado de ellos, hasta ahora sigo aislada.”
Al igual que muchas personas, Milagros también sufrió la pérdida de un familiar querido. Su tío no pudo ganarle la batalla al
coronavirus. “Lamentablemente no se pudo hacer más, me tocó estar al frente de la familia, ya la enfermedad nos estaba ganando y al final, nos ganó”, narró con una tristeza infinita.
Esta pandemia marcó de recuerdos a Milagros, pero sabe que debe seguir hacia adelante. “El recuerdo más grande que me llevo es todo mi grupo de trabajo capacitando a los médicos generales que recién han salido y todos juntos batallando para salvar más vidas.”