Por sus manos ha pasado la documentación -producida desde 1821- de la Marina de Guerra del Perú. Trabaja en el archivo histórico de la institución, donde ha revisado partes de combate, expedientes y legajos del personal que revelan la organización administrativa y operativa de la entidad en tiempos de paz y de guerra.
La tarde que leyó la carta de Miguel Grau Seminario a su esposa comprendió que el amor no era un asunto de palabras, sino de hechos concretos. Elia Chávez Mejía había sabido de esa misiva desde cuando estaba la escuela, pero desconocía su contenido.
No imaginó que por cuestiones de trabajo aquella carta llegaría a su vida como una luz del pasado para iluminar su futuro, pues ese día afirmó su compromiso de cuidar la
historia naval del Perú.
Elia es la encargada del Archivo Histórico de la Marina de Guerra del Perú, un área de la institución que resguarda 800 metros lineales de patrimonio documentario que data de 1821 hasta 1985, de los cuales ya están digitalizados el 30% para felicidad de ella. Lo que más desea es que la población conozca esta valiosa información.
Como técnica en archivo, clasifica, ordena y describe expedientes, legajos personales de marineros, de buques, partes de combate, informe de capitanías de puertos que la comandancia general produjo en tiempos de paz y de guerra, para ayudas humanitarias o cumplimiento de tareas administrativas. Elia acaba de cumplir 31 años de servicio.
“He aprendido mucho, como descifrar abreviaturas gracias a la formación que recibí como paleógrafa. Cuando leí la carta de don
Miguel Grau, yo tenía más de tres meses trabajando en el archivo histórico. Y ese día me comprometí a estudiar más para cuidar la historia naval”.
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Sensatez y sentimientos
Para Elia ha sido un privilegio ser hija de una policía y sobrina de un marino, pues las historias sobre sus hazañas alimentaban sus fantasías no de heroína, sino de protectora de la memoria.
Leer la historia del Perú y mirar las fotos de Lima antigua la emocionan hasta el día de hoy. No imagina qué será de su vida cuando se jubile. Confiesa que no lo piensa mucho, pero esa inquietud la tiene como nubecita gris sobre su cabeza.
Por el momento ya prepara a una joven compañera del área para que continúe con la herencia guardiana. Un legado que Elia valora porque le permitió conocer la trascendencia de la Marina.
Es lo que le ocurrió cuando encontró el expediente de captura de la flota ballenera de Aristóteles Onassis en la década del 50. La flota del magnate griego más famoso de la industria naviera del siglo XX había dispuesto ingresar al
mar peruano, a la altura de Paita, sin permiso.
“La empresa de Onassis tuvo que pagar una multa millonaria. Ese documento le sirvió al Perú al siglo siguiente. Con él demostró que ejercía soberanía sobre su mar y se incluyó en el legajo de planos y tratados que se usaron como fuente durante el juicio en la Corte de La Haya para la delimitación marítima entre nuestro país y Chile”.
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Historias para contar
Las entidades públicas generan documentos que, al paso del tiempo, tendrán valor histórico, afirma, como el libro de víveres que cargaban los buques entre 1821-1830, la historia de combatientes anónimos o datos de los buques chinos o italianos que llegaron al puerto del Callao.
“Tenemos información valiosa que felizmente está digitalizándose y estará al alcance de la población de forma gratuita. Es un trabajo que realizamos con mucha dedicación. Es la contribución que hago a la historia del Perú”.
Hoja de vida
*Se formó como archivera en el Centro de Capacitación para Archiveros del Archivo General de la Nación. AGN –1990.
*Se especializó en Desarrollo Archivístico.
*Paleografía Hispano Américana II es su segunda especialización. Inst. Riva Agüero (PUCP–1993).
*Estudió Conservación y Preservación del Patrimonio Cultural y Bibliográfico (PUCP–1993).
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(FIN) DOP/SMS/RRC
Publicado: 14/8/2019