Mirar televisión en el dormitorio puede ser divertido y muy cómodo, sobre todo si estamos rodeados de los hijos o la pareja, pero qué sucede cuando los pequeños de casa también tienen ese aparato u otro medio tecnológico en su cuarto, sin la supervisión ni horarios adecuados para su edad. ¿Qué consecuencias pueden acarrear para su salud psicológica e intelectual?
La pandemia, el trabajo remoto y las clases virtuales han traído diversos cambios en el hogar, entre ellos el uso y abuso de las nuevas tecnologías tanto en niños como adultos, quienes ahora pasan largas horas frente a la pantalla de la televisión, tablet, laptop o del celular.
¿Cuáles son las consecuencias de tener la TV en el dormitorio y pasar muchas horas frente a este aparato o cualquier otro artefacto electrónico? El psicólogo Iván Lizárraga, jefe del departamento de Psicología del hospital Víctor Larco Herrera, manifestó que este problema aumentó en los últimos dos años producto del encierro por el covid-19. En algunos casos, esto ha originado la dependencia a estas herramientas tecnológicas.
El especialista señaló a la Agencia Andina que no es recomendable que un niño menor de 7 años tenga la televisión en su cuarto o cualquier otro dispositivo electrónico porque le ocasionará problemas de atención, concentración y de memoria que se verán reflejados cuando comience su etapa escolar.
“Los niños de 2, 3 o 4 años que pasan mucho tiempo conectados a la televisión u otras nuevas tecnologías podrían tener problemas de concentración, atención y memoria cuando empiecen su vida académica. Por eso, se recomienda que antes de los 7 años, los padres de familia no instalen la televisión en el cuarto del niño ni que se les regale dispositivos electrónicos”, anotó.
A partir de los 7 años -dijo- podría considerarse colocar una TV en su dormitorio, pero con la salvedad de que los padres decidan los horarios y contenidos de programas que el niño estará autorizado a ver, de preferencia cuando haya culminado sus deberes escolares o las tareas del hogar.
Lo más recomendable para el niño es que el tiempo de exposición frente al televisor sea de un máximo de 2 a 3 horas al día; los padres, además, deben ser muy escrupulosos con las horas de sueño del menor, expresó.
Cuando los padres no ponen límites a sus hijos por el uso de las herramientas tecnológicas, el niño se encontrará predispuesto a pasar mucho más tiempo en el dormitorio viendo la televisión o el celular, lo que a la larga podría incrementar su aislamiento y reducir el contacto con sus amigos al "tener todo lo que necesita" en su cuarto.
Otras consecuencias del uso excesivo de televisión y aparatos tecnológicos son las alteraciones en el sueño, una baja en el rendimiento escolar, obesidad por la falta de actividad física, problemas oftalmológicos como miopía, así como ansiedad y estrés al ver programas o series que no están acorde con su edad.
Por eso, Lizárraga dijo que es importante estar atentos a la conducta no solo de los menores que pasan mucho tiempo frente a la pantalla de TV sino también de los jóvenes y adultos porque, a cualquier edad, el abuso excesivo de los medios tecnológicos afectará sus actividades diarias.
Tres tipos de comportamiento
Indicó que en la actualidad se está observando tres tipos de comportamientos que serían señales de que estamos ante una posible dependencia.
El primero consiste en el uso problemático de estos aparatos, es decir, cuando el joven o adulto dedica más de 3 a 4 horas diarias frente al televisor, celular o computadora descuidando sus labores académicas o de trabajo.
El segundo sería el abuso de las nuevas tecnologías y se refiere cuando la persona considera importante estar conectado la mayor parte del día a los aparatos electrónicos o estar viendo por largas horas series o películas a través de los canales de streaming, afectando las relaciones familiares y académicas.
“En el tercer nivel la persona tiene muchos problemas en todas las áreas de su vida y se amanece incluso viendo TV, conectado a su celular o jugando videojuegos. En estos casos, es necesario una atención profesional inmediata”, precisó.
Problemas de pareja
Los problemas de pareja, agregó, también pueden surgir al tener la televisión en el dormitorio porque a veces uno de ellos prefiere descansar o dormir y la otra persona desea seguir viendo sus programas favoritos hasta altas horas de la noche, perjudicando así el sueño de su pareja.
Para evitar mayores dificultades entre los cónyuges, es importante la buena comunicación y poner ciertos límites en el uso de los medios tecnológicos dentro del cuarto, subrayó.
“Cuando uno vive en pareja tiene que haber un acuerdo en conjunto para determinar qué programas ven en el dormitorio y hasta qué hora. Si no existe una buena comunicación, empezarán los problemas y perjudicará la relación”, puntualizó.
Recientes estudios de la Sociedad Española del Sueño demuestran que ver la televisión antes de dormir perjudica la concentración de la persona durante el día por haber tenido un sueño superficial. La misma investigación agrega que si la persona se duerme con la TV encendida, los ruidos de fondo actúan como agente perturbador del sueño generando inestabilidad en el descanso.
Detrás de la pantalla
Por otro lado, el jefe del departamento de Psicología del hospital Víctor Larco Herrera detalló que el mal uso de la televisión y los aparatos tecnológicos en el dormitorio no solo traen como consecuencia dificultades para dormir, sino que pueden conllevar a la aparición de trastornos de ansiedad, depresión, sentimientos de soledad o problemas para relacionarse con las demás personas por lo que es importante solucionarlas oportunamente.
Lizárraga subrayó también que no hay que satanizar la televisión, tablet, celular, laptop o videojuegos en el dormitorio del niño o el adulto porque todo depende del buen o mal uso, por lo que siempre es necesario establecer horarios de entretenimientos después de haber realizado las tareas escolares.
“No es que no debería haber TV o celular en el dormitorio, sino que exista el uso adecuado de estas nuevas herramientas tecnológicas. Es importante recordar que hay un horario para dormir y los padres son responsables de establecer las reglas a sus hijos. De igual forma, los adultos y profesionales tienen que respetar sus horas de dormir y si tienen pareja es necesario que prime una buena comunicación”, aseveró.