El confinamiento durante la pandemia del covid-19 puede haber multiplicado las horas que los chicos dedican a los videojuegos y, en muchos casos, puede haberse cruzado la línea que divide el pasatiempo con algo más serio: la adicción.
Es común escuchar a los padres de los amigos pequeños quejarse de que "sus hijos pasan muchas horas frente a la pantalla" y que en su lenguaje se repiten nombres que ellos no entienden, como el Minecraft, Among Us, Dota, League of Legends, entre otros.
Pero ¿cuándo es correcto decir que los juegos en línea se convirtieron en un problema para el niño o el adolescente? ¿Cuáles son las señales de alarma que los padres de familia deben identificar?
El médico psiquiatra José Pablo Arias, especialista en niños y adolescentes del Instituto Nacional de Salud Mental (INSM), dijo que, debido a la pandemia, muchos adolescentes ya no se muestran interesados en interactuar físicamente con los chicos de su edad.
"Prefieren utilizar las redes sociales para comunicarse, dejando de lado los deportes u otras actividades. Es necesario alejarlos de los videojuegos; allí los padres tienen una labor muy grande, sobre todo en estos tiempos”, comentó a la agencia Andina.
Recordó que los adolescentes se encuentran en un periodo de cambios físicos y emocionales y tratan de adquirir cierta independencia distanciándose de sus padres o buscando entretenimientos que ocupen gran parte de su tiempo.
¿Cuándo se convierte en un problema?
Faltar al colegio, obtener malas calificaciones, utilizar la tarjeta de crédito de los padres para realizar, sin su permiso, compras de juegos en línea son señales de alarma que, indiscutiblemente, indican que existe un desorden, advirtió.
"Cualquier consumo excesivo que empieza a generar problemas en los diversos ámbitos de la vida social y familiar del individuo se considera una adicción y eso se tiene que tratar oportunamente".
Dependencia o adicción
Existen dos características cuando se habla de dependencia: la tolerancia y la abstinencia. La primera consiste en que la persona necesita cada vez más de una sustancia o juego para satisfacerse y la segunda ocurre cuando se suspende abruptamente, ocasionando síntomas físicos o emocionales en el individuo como ansiedad o irritabilidad.
“Cuando hablamos de tolerancia, nos referimos a que antes te satisfacías jugando 30 minutos, que es lo adecuado, pero ahora pasas 5 o 6 horas. Y la abstinencia es cuando dejas de utilizar una sustancia o juego, pero tienes esa necesidad imperiosa de volver a hacerlo. La persona se pone nerviosa, le sudan las manos, tiene palpitaciones, está irritable. Cuando existen la tolerancia y abstinencia nos encontramos en un nivel de dependencia o adicción”, subrayó.
La adicción, comentó el experto, es un escalón más alto que la dependencia y puede llevar a conductas inapropiadas o transgredir normas establecidas por la sociedad, incluso poner en riesgo la vida.
¿Es difícil dejar los videojuegos?
Esto dependerá del estilo de crianzas de los padres y de cuán permisivos o manipulables sean frente a las conductas de sus hijos porque, de alguna manera, los menores van a querer establecer sus propias reglas de juego. Incluso, postergarán los horarios de comidas y olvidarán sus obligaciones en casa.
Lo ideal, señaló, es que durante la semana se evite que el niño o adolescente tenga acceso a los videojuegos, porque se tiene que dar prioridad a las actividades académicas y a los deberes de la casa dejando para el fin de semana el uso de estos juegos virtuales pero no mas de dos horas al día.
Advirtió que un estilo autoritario de los padres no conducirá a ningún lado y que, por el contrario, podría generar una mayor irritabilidad o que los hijos pierdan la confianza en los adultos.
¿Cómo lograr que pasen menos horas en línea?
Lo mejor es que los adultos establezcan pautas y negocien con el niño o adolescente sobre la cantidad de horas en los videojuegos a fin de llegar a consensos mutuos, refirió. Además, dijo, si los niño se encuentra
“Los cambios tienen que ser paulatinos para que el niño o adolescente los tolere y acepte con tranquilidad. Pero si ven que no respeta los acuerdos, que rompe la chapa donde estaba guardado el videojuego, entonces el menor tiene un problema de autocontrol y estaríamos hablando de una ciberadicción o dependencia a los videojuegos que requiere de terapia”.
De ocurrir que el adolescente tenga un problema de adicción a los juegos en línea, lo más recomendable es retirarle totalmente el acceso a los videojuegos por tiempo indefinido hasta observar que el muchacho cumpla con las tareas dispuestas por los adultos y se observe un cambio de conducta real. El especialista precisó también que si los padres consideran oportuno permitirle nuevamente el acceso a sus juegos virtuales, ésto se tendría que dar en forma gradual, es decir, primero solo por 20 minutos, luego por 40 minutos pero no más de 2 horas al día de no haber clases escolares porque de lo contrario solo será los fines de semana.
OMS lo califica como enfermedad mental
Cabe indicar que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha incluido oficialmente la adicción a los videojuegos en su apartado de desórdenes mentales, dentro de la categoría de “Uso de sustancias o comportamientos adictivos”.
En la nueva edición de la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-11), la OMS indica que el “trastorno por uso de videojuegos” se caracteriza por un patrón de juego recurrente, tanto online como offline, que tendría como resultado una angustia marcada y deterioro en el área personal, familiar y social.