Las personas que estén con medicación durante las fiestas de fin de año deben evitar el consumo de bebidas alcohólicas, pues su combinación podría potenciar los efectos adversos o anular su efectividad terapéutica, poniendo en riesgo su salud y su vida, informó la Dirección General de Medicamentos, Insumos y Drogas (Digemid) del Ministerio de Salud (Minsa).
“Las reacciones adversas más frecuentes pueden ser náuseas, vómitos, mareos y problemas respiratorios; estas interacciones no solo podrían generar complicaciones en la salud, sino también poner en riesgo la integridad física e incluso la vida de las personas”, informó Cristy Arango, la coordinadora de las farmacias institucionales de la Digemid.
Detalló que el alcohol incrementa los efectos secundarios de los antidepresivos en el sistema nervioso, como mareo o vértigos; incluso algunos de ellos interaccionan con la cerveza y el vino, pudiendo provocar una descontrolada alza de la presión arterial.
“El alcohol también incrementa el efecto sedante de las benzodiacepinas y opioides, aumentando el riesgo de lesiones, alteraciones del equilibrio y coordinación motora, disminuye el tiempo de reacción, y aumenta las probabilidades de sobredosis y muerte por paro respiratorio. Además, en algunos casos, puede causar alteraciones de la memoria y amnesia temporal”, advirtió.
El consumo de alcohol junto con antiinflamatorios incrementa el riesgo de sangrado gastrointestinal, mientras que, con paracetamol, puede generar daño hepático.
En el caso de la interacción de bebidas alcohólicas con antihistamínicos se intensifican los efectos sedantes. La mezcla con anticoagulantes orales aumenta la posibilidad de sangrado masivo. Por último, el alcohol puede comprometer la eficacia terapéutica de los antibióticos o exacerbar su toxicidad.
“Recomiendo que para disfrutar de estas fiestas sin complicaciones, evitemos el consumo de alcohol si estamos utilizando medicamentos, porque el riesgo al que exponemos nuestra salud es real y podría conducirnos a la muerte”, concluyó.