Por Karina GaraySi una maestra tiene entre 25 a 30 alumnos a su cargo, Luz García Peñaloza tiene 600 arañas bajo su cuidado. Ella es la única profesional peruana dedicada a la extracción de su veneno. En 25 años de trabajo nunca ha sido mordida por ninguna. Sus conocimientos en el manejo de estos delicados artrópodos son vitales no sólo para producir antídoto sino para evitar accidentes caseros.
“Les tengo mucho respeto. Ellas se defienden si uno las ataca. Debo tener delicadeza y mucha tranquilidad para concentrarme en lo que hago, pero lo más importante es el respeto, nunca jugar con ellas ni manipularlas por gusto. Todo el trabajo está programado para no estresarlas”, comenta a la agencia Andina la experta del Instituto Nacional de Salud (INS).
Por sus manos pasan desde
arañas caseras, como las que encontramos en casa y buscamos matar raudamente, hasta tarántulas que asustan a cualquiera, menos a ella.
Las arañas caseras solo atacan si se sienten amenazadas
En su laboratorio tiene actualmente 600 arañas que cuida con esmero porque de ellas depende la posibilidad de salvar vidas cuando se sufre una mordedura.
A sus 54 años, Luz considera fascinante el comportamiento y morfología de sus engreídas. “Son solitarias y buscan estar escondidas en los rincones de la casa. Mientras no se les moleste, no harán nada más que existir. Al menor atisbo de ataque, saltarán y buscarán morder con sus quilíferos, una especie de 'uñitas' que tienen en la frente”.
En cuarentena y sin comer
“A las arañas caseras juveniles las alimento dos veces por semana, a las adultas las pongo de cuarentena por 40 a 60 días sin alimento para que carguen sus glándulas y tenga un buen volumen de veneno. Eso ocurre cuando no comen. Luego procedo a extraerles el veneno”.
Si sobrevive a los depredadores, una araña casera puede llegar a vivir hasta dos años, detalla la experta, que heredó de su padre, ayacuchano, la entrega y pasión por esta inusual profesión.
“De tal palo, tal astilla”, sugiere entre sonrisas. A lo largo de 30 años, él se dedicó al manejo de
serpientes con el mismo fin: atraparlas para sacarles el veneno y así fabricar antídotos ante una posible mordedura, y curiosamente en la misma institución: el Instituto Nacional de Salud.
“En el mundo de las arañas, que es tan interesante, prima el canibalismo. La araña de mayor tamaño devora a la más chica, pero solo succiona sus líquidos. En el laboratorio, las alimento con gusanos de harina y algunos grillos. A las tarántulas, les doy ratones lactantes o recién nacidos porque son más carnívoras”.
En el laboratorio del INS algunas se alimentan con gusanos
Las arañas de su laboratorio proceden de Chosica, Santa Eulalia, Lurín, Pachacámac y Santa Rosa de Quives, hasta donde los expertos del INS se movilizan cada cierto tiempo para colectar más “donantes” de veneno.
“En un viaje podemos recolectar entre 100 a 200 arañas. Las buscamos debajo de las rocas, la hojarasca, los troncos. La vigencia del suero es de dos años, eso lo marcan en laboratorio. Se mantiene en refrigeración entre 2 a 8 grados centígrados. Siempre hay necesidad de tener veneno disponible”.
Cuidado con la araña casera
La materia prima para los antídotos se extrae de diversas arañas, por ejemplo las caseras o llamadas violín, o la viuda negra, la araña de los plátanos, que es venenosa, con efecto neurotóxico. También se trabaja con arañas semivenenosas, como las lycosas que siempre están en el jardín, así como las sicarius o arañas de arena.
“Cada 40 o 60 días voy entregando el veneno. Es transparente y del tamaño de un grano de azúcar, felizmente tengo buena vista. Antes de sacarlo, las adormezco unos minutos en la refrigeradora para poder manipularlas con mayor facilidad. El veneno se les extrae una sola vez porque requerimos las glándulas enteras y luego las desechamos. Las arañas caseras miden aproximadamente 2 centímetros y hasta 4 ó 5 centímetros con patas incluidas”.
El veneno es entregado al Ministerio de Salud (Minsa) para la fabricación de antídotos, que luego son distribuidos a diversas regiones del país, como Ica, Ayacucho, Arequipa, entre otras.
“Mi mayor satisfacción es contribuir con la salud y salvar vidas. Sé de muchas personas que han sufrido alguna mordedura, se han atendido las primeras horas y han tenido buena respuesta”, comenta la experta, quien hace muchos años fue tentada a emigrar a Chile para realizar la misma tarea que hace en el INS.
“Me propusieron irme porque allí no producían su suero, pero yo soy 100% peruana, aquí está mi familia, mis padres y me quedé en el instituto y no me arrepiento”, asegura.
Sólo limpieza
García Peñaloza manifiesta enfática que en todas las casas hay al menos una araña y que solo la limpieza esmerada puede reducir la posibilidad de tener una legión y que esto se convierta en un peligro para la familia.
Pueden llegar a vivir 2 años y tener hasta 200 crías
“A ellas les favorece la oscuridad, pero también la poca limpieza. A veces la gente deja arrumadas muchas cosas por largos periodos y es así como aprovechan para hacer su ooteca (depósito de huevos). Si uno no limpia un lugar por más de 50 días pueden eclosionar entre 100 a 150 arañitas aproximadamente, las cuales buscarán ranuras donde esconderse”.
Sugiere usar guantes de ropa al momento de limpiar lugares que no se han abierto o ventilado en mucho tiempo porque, advierte, podría tener arañas en su interior. De igual manera se debe proceder con los juguetes infantiles porque debido a sus variadas texturas y cavidades pueden convertirse en guaridas ideales.
“Por lo general, las mordeduras de araña se dan en los pies o las piernas, pero también en otros lugares del cuerpo. Cuando tenía 15 años fuimos de viaje y por la noche empezó a llover. Sentí que algo caminaba por mi rostro, era una araña. No me mordió porque no intenté matarla, la orienté para que se vaya”.
Otra recomendación, aconseja García Peñaloza, es no pegar las camas a las paredes porque las arañas salen a buscar su alimento por la noche y pueden buscar abrigo en la cama. “Siempre hay que dejar unos centímetros de distancia”.
¡Me mordió! ¿Qué hago?
Si se trata de una araña casera, el área presentará prurito, dolor, tipo quemazón, hinchazón, enrojecimiento, dolor que se hace fuerte con el paso de los minutos. Hay que buscar atención medica lo más pronto posible.
Transcurridas las 8 horas ser formará un moretón o marcas de sangre. En algunos casos puede ocurrir la necrosis de los tejidos. Es preferible no mover el cuerpo a menos que sea para buscar ayuda profesional, porque el veneno se va difundiendo por vía linfática y esto se acelera cuando nos movemos.
“Hay que tener mucho cuidado con las mordeduras de
araña. Deben recibir tratamiento lo más pronto posible. Se trata de una emergencia porque el veneno tiene efecto hemolítico, que puede generar una insuficiencia renal, destruye los glóbulos rojos. Sin atención médica en dos a tres días la persona puede morir. Muchos adolescentes han fallecido debido a esto”.
El veneno de las tarántulas no es tóxico, agregó, pero sí produce dolor, edema, reacción alérgica y es muy urticante. Igual necesita tratamiento.
Las tarántulas no son venenosas pero su mordedura igual requiere atención médica
Ante el cambio de estación y la posibilidad de que salgan de su guarida, la experta del INS recomienda redoblar los cuidados en casa para evitar las mordeduras de araña y, si ocurriera, aconseja acudir de inmediato a emergencia a fin de recibir el antídoto necesario, el cual es posible gracias a su trabajo silencioso y paciente en el INS.
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(FIN) KGR/RRC
Video: "Mujer araña peruana" extrae veneno para fabricar antídoto
Publicado: 12/11/2020