Fatiga, migraña y palpitaciones: así se manifiesta el estrés crónico en el cuerpo

Ignorar estos síntomas puede derivar en enfermedades graves, advierte experto

Estrés no reconocido puede afectar sueño, digestión y sistema hormonal. Foto: ANDINA/Difusión

Estrés no reconocido puede afectar sueño, digestión y sistema hormonal. Foto: ANDINA/Difusión

09:06 | Lima, ago. 1.

Te despiertas con el cuerpo tenso, duermes mal y los malestares físicos se repiten, pero los exámenes no muestran ninguna causa aparente. Dolor de cabeza, palpitaciones, fatiga o presión en el pecho podrían no tener origen orgánico, sino ser señales de un estrés crónico que el cuerpo traduce en síntomas físicos sin que necesariamente lo relaciones con tu estado emocional.

El cuerpo y la mente están profundamente conectados. Cuando vivimos bajo presión constante, por trabajo, familia, deudas o incluso por exigencias internas, nuestro organismo entra en un estado de alerta permanente que altera funciones básicas como el sueño, la digestión o la regulación del dolor”, explica el Dr. Antonio Lozano Vargas, médico psiquiatra de la Clínica Anglo Americana.


Esa hiperactivación del sistema nervioso autónomo y del eje hormonal del estrés puede expresarse a través de múltiples malestares físicos: desde gastritis, migrañas y tensión muscular hasta palpitaciones, fatiga inexplicable o trastornos del ciclo menstrual. “La mente tiende a silenciar el malestar emocional convirtiéndolo en síntomas corporales. Esto se conoce como somatización, y es una forma que tiene el cuerpo de pedir ayuda cuando la carga psíquica se vuelve insoportable”, señala el Dr. Lozano.

En muchos casos, la persona no identifica una causa emocional detrás de sus malestares y, al no encontrar hallazgos en análisis médicos, siente frustración, incredulidad o miedo. “El problema es que en contextos donde hablar de salud mental sigue siendo un tabú, se prefiere consultar por el cuerpo que por la mente. Y eso retrasa el abordaje adecuado del problema”, comenta el especialista.

Ignorar el estrés sostenido tiene consecuencias reales. A largo plazo, puede favorecer la aparición de enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2, trastornos autoinmunes e incluso cuadros de ansiedad severa, depresión o agotamiento extremo. Además, deteriora las relaciones personales, impacta el rendimiento laboral y debilita la calidad de vida en todos los niveles.

La clave para diferenciar si un síntoma físico tiene base orgánica o emocional está en la evaluación clínica completa. “No se trata de restarle valor al malestar, sino de entender que si los exámenes salen normales, pero el dolor o la fatiga persisten, debemos mirar más allá del cuerpo. Ahí es donde un psiquiatra o psicólogo puede intervenir y orientar un tratamiento adecuado”, afirma el Dr. Lozano.


El manejo del estrés debe ser individualizado, con un enfoque integral. Entre las herramientas terapéuticas más efectivas están la psicoterapia, especialmente la terapia cognitivo-conductual, técnicas de relajación, actividad física regular, meditación, hábitos saludables de sueño y, en algunos casos, medicación supervisada. “La educación emocional también es clave. Aprender a reconocer lo que sentimos, y saber cuándo pedir ayuda, es parte del cuidado de nuestra salud”, sostiene el médico psiquiatra.

Hay señales que indican que no basta con tomar un analgésico o mejorar la alimentación: si el insomnio, la irritabilidad, la tristeza o el dolor físico son persistentes, si hay aislamiento social, pensamientos de inutilidad o cambios importantes en el apetito y la energía, es momento de acudir a un especialista en salud mental.

Buscar ayuda profesional no es un signo de debilidad. Es un acto de responsabilidad. No hay salud sin salud mental”, concluye el Dr. Lozano.



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(FIN) NDP/ICI

Publicado: 1/8/2025