Iniciado el año escolar, uno de los temas en el que los padres deben poner atención es a cualquier cambio de conducta que pudiera indicar que su hijo o hija está siendo victima de bullying.
Al respecto, la psicóloga Ariana García, docente de la Escuela de Posgrado de la Universidad Continental comenta cómo se puede detectar si esto está sucediendo.
- No quiere ir al colegio. Luego de estar asistiendo a clases, llega el día en que el niño da una serie de razones para no asistir. Dolor de cabeza o alguna otra indisposición son algunas de las razones que suelen dar para no ir a clases.
- Terror del domingo por la tarde. Un niño o niña
víctima de bullying suele aterrarse u odiar los días domingos, sobre todo por la tarde cuando se empiezan a preparar las cosas para el inicio de la semana escolar. Si observa que se vuelve constante esta aversión, indague.
- Se pone más nervioso. A diferencia de antes, reacciona muy a la defensiva cuando las personas se acercan a él o ella. El maltrato en el colegio provoca este tipo de reacciones, precisamente por tratar de defenderse frente a la constante agresión, a la que teme.
- Pérdida de objetos. Tal vez llevó una nutrida lonchera, pero regresa con hambre. O aquellos colores o cuadernos nuevos bonitos ya no los tienen consigo. Pueden estar “perdiendo” las cosas porque se las están arrebatando producto del bullying.
. Cambio de conducta. Usted conoce a sus hijos y sabe cómo son en su vida cotidiana. Si durante el periodo escolar observa algún cambio, así sea ligero, converse con él o ella y detecte la razón. Debe estar alerta ante estas situaciones.
- Golpes o heridas. Estando en verano, quiere ir con chompa o chalina al colegio. O, de pronto, usa manga larga en blusas o camisas. Esto puede ser una señal de que quiere ocultar lesiones que le han causado en el colegio. Y, más aún, si las lesiones se hacen frecuentes o si al detectarte una lesión, sus argumentos de cómo se originaron son sorprendentes, algo está pasando.
- No sale de casa. Si sus amigos vienen a buscarlo y no quiere salir con ellos ni tampoco jugar, algo está pasando. Evitar salir de casa es una señal de que están pasando por un momento que los padres deben conocer y atender.
- Cambio de carácter. Era un chico o chica tranquila o, incluso, risueña, pero de pronto su carácter ha cambiado. Incluso, se le nota usualmente triste. “Ya no es el mismo de antes”, puede decirse. Si detecta esto, hable con su hijo o hija.
- Pérdida o aumento de apetito. La angustia emocional producto del maltrato, el acoso e intimidación puede provocar que el niño o niña pierda el apetito o, por el contrario, lo exacerbe.
- Cuidado con Internet. En el caso de los adolescentes muchas veces la intimidación se da a través de las redes sociales; por esa razón es importante que le presten atención a su reacción cuando recibe un mensaje o cuando termina de navegar por Internet.
Según la psicóloga Ariana García, la clave es tener comunicación permanente con sus hijos. “Los padres deben aprovechar los momentos que tienen con sus hijos, incluso si son pocos, para conversar con ellos, saber cómo les fue en el colegio, cómo van con sus amigos”.
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(FIN) NDP/ART
Publicado: 17/3/2019