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Cusco: conoce sus deslumbrantes escenarios para practicar deportes de aventura

Lugares de impactante belleza natural como el Valle Sagrado, Racchi, Poroy, Maras y Moray

El Valle Sagrado, en la provincia de Urubamba, reúne magníficos escenarios para deportes de aventura como el ciclismo de ruta. ANDINA/Difusión

El Valle Sagrado, en la provincia de Urubamba, reúne magníficos escenarios para deportes de aventura como el ciclismo de ruta. ANDINA/Difusión

14:17 | Cusco, jun. 14.

Cusco es, sin duda, el estandarte de los destinos turísticos del Perú y si bien destaca como lugar ideal para el turismo cultural, arqueológico, ecológico y vivencial, ofrece también escenarios deslumbrantes para practicar deportes de aventura y vivir experiencias extremas con adrenalina al máximo.

A continuación, conoce lugares ideales para disfrutar de experiencias únicas y pletóricas de aventura en el departamento de Cusco.

Valle Sagrado


El Valle Sagrado, en la provincia de Urubamba, reúne magníficos escenarios para deportes de aventura como el excursionismo, ciclismo de ruta, parapente, paseo en cuatrimoto y en globo aerostático, canotaje, escalada en roca, zipline,  skybike, bungee jamping, entre otros.


Raqchi


Considerado uno de los paraísos del zipline o tirolesa, en esta localidad del distrito de San Pedro de Cachas, en la provincia de Canchis, los amantes de este deporte de aventura podrán deslizarse suspendidos en el aire a una altura de 100 metros, colocándose un arnés de seguridad sujetado por poleas a un largo cable de acero cuyos extremos están sujetados a dos plataformas ubicadas en montañas situadas frente a frente.


Desafiar a la gravedad con el zipline, recorriendo alrededor de 800 metros y apreciar en el trayecto el fabuloso paisaje altoandino del Valle Sagrado, es una experiencia sin parangón que marca la existencia para siempre. 


También se puede practicar el canotaje sobre el río Vilcanota, con varios niveles de dificultad según la época de lluvias. De diciembre a marzo es la temporada de precipitaciones por lo que el río aumenta su caudal y es ideal para expertos, mientras que de abril a noviembre es la época de escasas lluvias y el nivel del río permite una navegación tranquila para los nóveles en este deporte de aventura. 


Cachimayo


Este distrito de la provincia de Anta ofrece un impresionante paisaje campestre y zonas ideales para la práctica del Skybike, una versión del zipline en la que se monta una bicicleta sujetada a largos cables de acero que unen dos cerros o montañas y que permiten movilizarse a una altura superior a los 50 metros.


Deslizarse más de 100 metros pedaleando solo en lo alto, ataviado con sistema de arneses de seguridad y sentir como si se flotara en el aire con una vista espectacular del entorno natural y el magnífico cielo azul cusqueño, es una experiencia llena de adrenalina y aventura incomparable.


Chacan


En esta localidad cercana a la formidable fortaleza inca de Sacsayhuamán, a pocos minutos del centro de Cusco, se puede practicar escalada en roca.


Para ascender y descender por los cerros escarpados habilitados para este deporte de aventura no es necesario tener experiencia previa debido a que existen tramos para todos los niveles. Los tramos para principiantes son de 25 y 30 metros y quienes se atreven a subir y bajar asistidos por una resistente cuerda cuentan con equipos de seguridad.

Poroy 


Ubicada a 25 minutos del centro histórico del Cusco, el distrito cusqueño de Poroy se ha convertido en el epicentro ideal del “bungee jamping” o salto al vacío. Allí se ha levantado una plataforma de unos 125 metros de altura desde donde se lanzan, ataviados con un sistema de seguridad y sujetados a una gruesa cuerda elástica, quienes no tienen problemas con el vértigo y aman la adrenalina al máximo.


A la cuenta de tres, los y las valientes que se animan a saltar, se arrojan al vacío con los brazos y las piernas abiertas viviendo una sensación indescriptible en caída libre durante aproximadamente treinta segundos.


Maras y Moray


Estas dos localidades cusqueñas emblemáticas del Valle Sagrado, que albergan las célebres minas de sal de Maras y los impresionantes andenes circulares del centro arqueológico de Moray, forman parte también de circuitos para el ciclismo de ruta, el paseo en cuatrimoto, en parapente y en globo aerostático.


Para practicar ambos deportes de aventura no se requiere experiencia, salvo saber montar bicicleta y los cuatrimotos son semi automáticas, permitiendo incluso trasladar a dos personas si se desea ir con un guía. El recorrido en ambos vehículos se completa con una visita al mercado artesanal del distrito de Chinchero, donde se puede apreciar y adquirir las hermosas prendas textiles que confeccionan sus expertas pobladoras, así como otras diversas artesanías.


También es posible realizar un paseo inolvidable en parapente y en globo aerostático, aunque para ello se requiere que existe un buen clima sin mucho viento para poder elevarse y viajar a más de 100 metros de altura para apreciar la cautivante belleza del Valle Sagrado, con sus montañas nevadas, sus campos de cultivo multicolor y el formidable río Vilcanota. 

Huasao


En esta localidad del distrito de Saylla, provincia de Cusco, se puede practicar el Columpio extremo, conocido también como Vuelo del halcón. Se trata de un gigantesco columpio con cuerdas de acero de 20 metros de largo que permiten balancearse en un movimiento parabólico de ida y vuelta, partiendo desde una plataforma ubicada en un cerro, hasta alcanzar alturas de más de 50 metros sobre el paisaje campestre que hacen sentir un gran vacío en el estómago. 


Para los amantes de las sensaciones más extremas, pueden realizar el balanceo de cabeza, un auténtico desafío que muy pocos logran cumplir por lo vertiginoso del trayecto parabólico de ida y vuelta.

Camino inca hacia Machu Picchu y a Vinicunca


Considerada como la mejor ruta de excursionismo en Sudamérica, esta parte del Gran Camino Inca o Qhapaq Ñan conduce, a través de varios tramos, a Machu Picchu, Patrimonio Mundial y una de las siete nuevas maravillas del mundo.

El tramo más largo se inicia en Piscacucho, a la altura del kilómetro 82 de la línea férrea hacia la formidable ciudadela inca. Atraviesa diferentes ecosistemas, colosales sitios arqueológicos y parajes ricos en flora y fauna, hasta llegar al complejo arqueológico y estandarte turístico del Perú.


Asimismo, existe otra ruta en el camino a Choquequirao, también en Cusco, distrito de Santa Teresa, provincia de La Convención. La ruta se inicia en el poblado de Cachora, en la región Apurímac, ubicada a 2,900 metros sobre el nivel del mar. A través del recorrido es posible apreciar los impresionantes paisajes del río Apurímac hasta llegar al complejo arqueológico de Choquequirao.

Otras dos rutas fabulosas son continuar la caminata desde Choquequirao hacia Machu Picchu y recorrer el sendero que une el nevado Ausangate y la montaña de siete colores o Vinicunca.

Trayecto Choquequirao-Machu Picchu


El recorrido a pie por esta ruta de 115 kilómetros demanda ocho días y tiene un nivel de dificultad calificado como “desafiante” debido a los diversos pisos altitudinales, que van desde 2,000 a 5,085 metros sobre el nivel del mar, los que pueden provocar “soroche” o mal de altura si no se realiza una adecuada aclimatación ni se posee la preparación física necesaria.


Las agencias de viaje ofrecen programas que comienzan habitualmente en un viaje en bus (3 horas) desde la ciudad del Cusco hacia el pueblo de Cachora en el departamento de Abancay. A partir de allí empieza el primer día de caminata, de 4 ó 5 horas, hasta la denominada Playa Rosalina donde se acampa y cena.

El segundo día se parte muy temprano rumbo al caserío de Marampata (4 ó 5 horas) donde se almuerza. Después se prosigue con una corta ruta (1 hora y 30 minutos) para llegar por la tarde al recinto arqueológico de Choquequirao. Este sitio arqueológico inca, considerado “hermano menor” de Machu Picchu por su diseño y características constructivas y cuyo nombre en quechua significa “Cuna de oro”, se ubica a 3,050 metros sobre el nivel del mar en la cordillera de Vilcanota.


Esta ciudadela, a la que se puede acceder por dos rutas desde las regiones de Cusco y Apurímac, se extiende a lo largo de tres cerros y hasta el momento se han identificado 12 sectores. Las investigaciones arqueológicas estiman que aún falta descubrir más edificaciones, dado que solo se ha excavado el 30% de toda su área. En la urbe destaca el centro ceremonial, que es una gran plataforma a la que se accede atravesando una puerta de doble marco. Asimismo, existen dos plazas principales, templos, fuentes de agua, canales, talleres, almacenes, residencias de élite y otros predios que parecen haber tenido un uso administrativo. 


Otra de las estructuras impresionantes de Choquequirao es una enorme escalera que al amanecer del solsticio de verano es iluminada completamente por los rayos del sol. Si bien todas las edificaciones son de piedra, algunas de ellas estuvieron cubiertas de arcilla tanto al interior como por fuera, por lo que exhiben un color anaranjado claro. 


El tercer día de la excursión comienza con una exigente subida al sector de Río Blanco (3 horas aproximadamente) donde se realiza una pausa para almorzar. Luego se prosigue la caminata hasta el sector de Maizal, donde se acampa y cena. El cuarto día se asciende por espacio de 3 horas al abra de Yanama, conocido también como el abra Victoria. Después se desciende hasta las minas Victoria, lugar donde se extraía plata y el cual está actualmente abandonado. Luego del almuerzo se desciende hasta el campamento de Yanama donde se pasa la noche.

El quinto día se desciende por unas vertientes donde se aprecia la abundante flora y fauna característica del lugar hasta llegar a la zona denominada Totora, donde se hace una pausa para almorzar. A continuación, se avanza hasta el campamento de Collpa, sitio donde existen productos ofrecidos por la población.


El sexto día continúa el descenso por la vertiente oriental de los Andes hasta llegar al campamento La Playa, llamado así por la hermosa catarata que refresca a los visitantes. Luego se realiza un recorrido por cafetales y platanales.

La séptima jornada de la travesía comienza muy temprano con una caminata de alrededor de cinco horas hasta llegar a la estación ferroviaria Hidroeléctrica, muy cerca del distrito de Machu Picchu pueblo. Luego de un almuerzo se recorre por dos horas paralelamente al río Vilcanota hasta arribar y pernoctar en el distrito de Machu Picchu pueblo, ubicado al pie de la montaña en cuya cima se encuentra la ciudadela inca, Patrimonio de la Humanidad y una de las siete nuevas maravillas del mundo.


El octavo y último día está destinado a conocer el sitio arqueológico de Machu Picchu. Luego del recorrido por la edificación inca, el visitante inicia el retorno a la ciudad del Cusco en tren hasta la estación de Ollantaytambo y luego en bus.


Caminata desde Ausangate hasta Vinicunca


La duración de esta travesía de aproximadamente 15 kilómetros dura cuatro días y presenta un nivel de dificultad entre moderado a desafiante para el caminante turístico, por lo que se aconseja también tener un buen estado físico y realizar la debida aclimatación. 


Ubicada al sudeste de la ciudad del Cusco, en el distrito de Ocongate de la provincia de Quispicanchis y con una altitud de 6,380 metros sobre el nivel del mar, la montaña Ausangate, considerada un apu o divinidad tutelar y sagrada desde tiempos ancestrales, es el comienzo de lo que muchos viajeros extranjeros y nacionales consideran la excursión más impactante en los Andes peruanos.


El primer día de la caminata se parte muy temprano desde la ciudad de Cusco en un vehículo para llegar a la villa Tinki, en el distrito de Ocongate, donde comienza el recorrido hacia la montaña a Ausangate. Durante el trayecto se conocen varias aldeas de comunidades campesinas dedicadas al pastoreo de llamas y alpacas. Luego se llega al pequeño asentamiento de Upis, sitio conocido por sus fuentes de baños termales donde el viajero puede bañarse para recargar energías y en Upis se pernocta. En este bello paraje andino se puede disfrutar del pintoresco fondo de la montaña Ausangate cuando se produce la puesta del sol. Y por la noche se puede apreciar el magnífico cielo oscuro decorado con miles de estrellas.


El segundo día comienza el ascenso al abra Arapa, ubicado a 4,950 metros de altitud, desde donde se puede contemplar la magnífica cordillera Vilcanota, cuyo punto más alto es el nevado Ausangate. La caminata continúa hacia el lago Pucacocha, un bello lago de aguas color turquesa rodeado de glaciares. En el trayecto se apreciará a numerosas llamas y alpacas guiadas por pastores. Al llegar a las faldas del imponente Ausangate se pernocta y se vive una extraordinaria experiencia de aventura al aire libre, rodeado de montañas nevadas y un precioso cielo que de noche es un concierto de estrellas y al amanecer se tiñe de celeste adornado con nubes que parecen copos de algodón.


El tercer día demanda mayor esfuerzo físico dado que contempla el ascenso al abra Pucacocha, el punto más alto del trayecto a 5,100 metros de altura. Este paso tiene vistas increíbles y recompensa con una vista de 360 grados a uno de los paisajes más increíbles del planeta. Después de superar el difícil ascenso a Pucacocha comienza el descenso hacia el valle verde poblado de alpacas y llamas, donde se almuerza para reparar energías. A continuación, se realiza una caminata al campamento en la comunidad de Ananta, donde, si hay suerte, se puede apreciar el vuelo del majestuoso un cóndor andino.

El cuarto y último día se parte muy temprano hacia el destino de la montaña arcoíris o Vinicunca, ubicada en el distrito de Pitumarca y su cumbre alcanza los 5,200 metros sobre el nivel del mar. La variada gama de colores que cubre la superficie del Vinicunca se debe, según la Sociedad Geológica del Perú, a una compleja historia geológica de sedimentos marinos, lacustres y fluviales. Estos sedimentos, transportados por el agua que antes cubría la zona, datan de los periodos terciario y cuaternario, es decir, de hace 65 a dos millones de años.


El movimiento de las placas tectónicas del área elevó estos sedimentos hasta que se convirtieron en montañas. Con el paso del tiempo, los sedimentos fueron formando capas que en la actualidad se ven como franjas y los colores llamativos se deben a la oxidación de los minerales, ejercida por la humedad de la zona, y a la erosión.

Los colores que se aprecian en estos cerros y su relación con los minerales son los siguientes: fucsia y rosado (mezcla de arcilla roja, fango y arena); morado o lavanda ( una mezcla de arcilla y carbonato de calcio y silicatos); rojo (argilitas y arcillas); verde (mezcla de hierro, magnesio y óxido de cobre), mostaza o dorado (limonitas, areniscas calcáreas ricas en minerales sulfurados o combinados con azufre); blanco y crema (arenisca o arena de cuarzo y piedra caliza). 


Luego de contemplar la maravillosa montaña de siete colores se desciende hacia un sobrecogedor espectáculo geológico, el famoso valle rojo, conformado por un conjunto de pequeñas colinas tapizadas con arcilla de colores rojo y ocre, que brindan la sensación de encontrarse en el planeta Marte. Luego se avanza hacia la comunidad de Qesuno, desde donde empieza el retorno a la ciudad de Cusco.


Recomendación

Por encontrarse encima de los 3,000 metros de altitud, el destino Cusco requiere aclimatación para no padecer mal de altura o “soroche”, además de buena hidratación y alimentación por el desgaste físico que implica la práctica de deportes de aventura.


Es muy importante acudir a prestadores de servicio turístico de aventura formales y que cuenten con las certificaciones y autorizaciones respectivas vigentes. Si desea conocer más sobre sus derechos como consumidores y la oferta turística en el país, puede ingresar al siguiente enlace.    

(FIN) LZD/MAO
JRA

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Publicado: 14/6/2022