Jessica Nora Guerrero Huachio (45) y Emely Mendoza Pacheco (29) tienen una historia de vida en común: ambas recibieron un corazón nuevo que les permitió cambiar el rumbo de sus vidas, continuar sus proyectos y tener la oportunidad de celebrar el primer año de este acontecimiento que coincidió justo con el nacimiento del Niño Jesús y la Bajada de los Reyes Magos.
En el 2019 se conocieron en el Instituto Nacional Cardiovascular (Incor) Carlos Alberto Peschiera Carrillo, del Seguro Social, sin imaginar que un año después se encontrarían una frente a la otra para conmemorar, con el equipo médico multidisciplinario de EsSalud, el logro de haber reemplazado sus corazones debilitados por otros sanos de dos donantes.
El director del Incor, Julio Morón Castro, y el presidente del Comité de Trasplante Cardiaco, David Gálvez, recibieron a las pacientes con un ramo de rosas y un oso de peluche, como expresión de la felicidad que les causa al equipo médico verlas gozando de buena salud a un año de los trasplantes.
Gálvez resaltó que este hecho llena de júbilo a cirujanos cardiovasculares, cardiólogos (especialistas en falla cardiaca, intensivistas, clínicos), anestesiólogos cardiovasculares, infectólogos, patólogos, enfermeras, fisioterapeutas, tecnólogos médicos, psicólogos, nutricionistas, asistentes sociales, personal de logística, entre otros profesionales, que, desde su especialidad, contribuyeron a que Jessica y Emily continúen gozando de la vida.
Aprovechó la ocasión para invocar a la población a tomar conciencia de lo importante que es la donación de órganos. “Es cinco veces más probable que necesitemos en algún momento un órgano para trasplante, que convertirnos en un donante. Expresemos el deseo de donar en nuestro DNI y conversemos sobre nuestra voluntad con nuestros familiares cercanos”, señaló.
Voluntad de donación
Actualmente, solo el 30 % de ciudadanos coloca en su DNI que sí acepta donar sus órganos, pero es la familia la que decide, finalmente. Así como Jessica y Emily padecían de insuficiencia cardiaca avanzada y se salvaron, muchas personas, entre niños y adultos, podrán hacerlo si encuentran a un donante.
“Una persona con muerte encefálica irreversible es potencial candidato a donante y es criterio de la familia dar la autorización”, señaló.
Por su parte, Jessica y Emely expresaron su gratitud y reconocimiento a los médicos y al personal asistencial del Seguro Social por devolverles la esperanza de seguir cumpliendo sus sueños al lado de las personas que más quieren. Asimismo, valoraron infinitamente el incomparable gesto de amor y desprendimiento de sus donantes y familiares.
Jessica y Emely
En el caso de Jessica, contadora de profesión, se determinó luego de varios análisis que padecía una miocardiopatía dilatada, enfermedad que debilita el músculo cardiaco e impide que el corazón lleve la suficiente sangre al resto del cuerpo. De un momento a otro comenzó a sentirse mal, cansada, por lo que acudió a una clínica particular para seguir tratamiento.
En el 2019 empezó a descompensarse y a presentar problemas con el hígado e hinchazón de piernas. En noviembre de ese mismo año fue trasladada al Hospital Alberto Sabogal y, posteriormente, al Incor, donde ocurrió el milagro de Navidad, según lo recordó.
El 25 de diciembre de 2019 recibió un nuevo corazón gracias a un donante que por coincidencia era una persona del sexo femenino que en vida también fue contadora de profesión. Luego de varios días de recuperación le pusieron la máquina ECMO, un equipo de última tecnología que reemplaza la función del corazón mientras su cuerpo asimila el nuevo órgano.
A Emely, en cambio, se le detectó desde pequeña problemas respiratorios y a medida que crecía presentaba episodios de tos muy fuertes. A los 11 años, los médicos le comunicaron a su mamá que tenía el corazón muy grande, que ocasionaba problemas a los pulmones.
Dos años más tarde, su estado de salud se agravó: tenía fatiga que no la dejaba caminar e ir al colegio y, además, le diagnosticaron bradicardia y miocardiopatía hipertrófica. Sus pulsaciones eran muy bajas y le prescribieron con urgencia la colocación de un marcapaso.
Emely fue atendida cuando el Incor se encontraba en el hospital Almenara, y allí le colocaron un marcapaso pediátrico; se recuperó y retornó al colegio de manera normal. Pero en noviembre del año pasado comenzó a sentir cansancio nuevamente e hizo una taquicardia muy prolongada. Su estado comenzó a agravarse y fue internada en Incor, donde el 6 de enero del 2020 recibió el trasplante.
Tasas de sobrevida
La mayoría de pacientes trasplantados superan los 10 años de vida. Según las curvas de sobrevida a escala internacional establecidas por la Sociedad Internacional de Trasplante de Corazón y Pulmón ( ISHLT, según sus siglas en inglés), las tasas de sobrevida de Incor se encuentran por encima del promedio mundial a corto, mediano y largo plazo.
Incluso, si luego de una década el corazón empieza a fallar, el paciente puede ser retrasplantado previo al desarrollo de estudios, que aseguren que no presentará infecciones, tumores o anticuerpos que rechacen un nuevo órgano externo.
A consecuencia de la pandemia por covid-19, este año se produjo una caída significativa en la disponibilidad de donantes cadavéricos. En el 2019 se realizaron 15 trasplantes al corazón y este año solo se registraron dos.
La mayoría de potenciales donantes eran personas que perdieron la vida por covid-19, es por dicha razón que no se pudieron concretar los trasplantes para evitar infección a los receptores; no obstante, se espera que esta situación cambie el próximo año.
Más en Andina:
(FIN) NDP/SMS/JOT
Publicado: 29/12/2020