Más del 50 % de los hábitats de las abejas sin aguijón "Melipona eburneay" y "Tetragonisca angustula" se encuentran hoy en zonas de alto riesgo de deforestación en la Amazonía, según un reciente estudio publicado en la revista científica "Ecología Aplicada" y en el que participó el Instituto de Investigaciones de la Amazonía Peruana (IIAP), entidad del Ministerio del Ambiente.
La tala de árboles que sirven de hábitat de anidación para las abejas, la extracción ilegal de madera y la expansión de la frontera agrícola son las principales amenazas para estas especies, que mantienen la biodiversidad, conservan los bosques y sostienen la seguridad alimentaria de comunidades.
La investigación se desarrolló en la reserva de biosfera Avireri-Vraem, en Junín, con la colaboración de comunidades asháninkas, donde se identificaron 51 colmenas silvestres y se comprobó que las abejas aprovechan 21 especies de árboles para instalarse, entre ellas Guarea guidonia (requia), Ficus insipida (renaco), Aniba gigantiflora (mohena) y Cedrelinga cateniformis (tornillo).
Varios de esos árboles figuran entre los más talados ilegalmente en la región, lo que multiplica el riesgo de perder colonias enteras, advierten.

Los estudios también revelaron que cada especie ocupa un espacio distinto en el bosque. La M. eburnea se encuentra sobre todo en las zonas bajas de la selva, mientras que la T. angustula prospera en áreas de mayor altitud. Esta diferencia refleja la capacidad de adaptación al clima y ayuda a entender cómo la fragmentación del bosque impacta de forma desigual en sus poblaciones.
Afectación a la biodiversidad
Según los especialistas, cuando se destruyen los árboles que sirven de nido, las abejas quedan sin la posibilidad de reproducirse y de mantener vivas sus colonias. Se rompen las redes de polinización, se reduce el intercambio genético y, en consecuencia, se pone en riesgo la estabilidad de los ecosistemas amazónicos.
Este problema afecta tanto a la biodiversidad, la conservación del bosque, como a las comunidades indígenas, que dependen de la meliponicultura para obtener miel, medicinas naturales y una fuente de ingresos.
En el estudio, además del IIAP, que aportó su experiencia en taxonomía, ecología y conservación de polinizadores, también participaron Amazon Research Internacional, el Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado, mediante la reserva comunal Asháninka, el ejecutor de contrato de administración-Eco Asháninka, el Instituto Nacional de Innovación Agraria y el Boiling River Project de la Southern Methodist University de Estados Unidos.
Recomendaciones
Gracias a este trabajo en conjunto se logró reunir por primera vez información clave sobre la situación de estas abejas, un punto de partida fundamental para planear acciones de conservación a futuro.
Entre las recomendaciones propuestas destacan proteger los árboles más usados como nido, establecer corredores biológicos que conecten bosques fragmentados y promover prácticas forestales sostenibles y sistemas agroecológicos que incluyan a los polinizadores como aliados.
Otra recomendación es reconocer legalmente los hábitats de estas abejas bajo el enfoque de Derechos de la Naturaleza, con el fin de darles un mayor resguardo frente a la explotación indiscriminada.
Los investigadores subrayaron que cuidar a las abejas sin aguijón significa garantizar la biodiversidad amazónica y el bienestar de las comunidades que dependen de ellas. Igualmente, dijeron que la información obtenida servirá como punto de partida para nuevas investigaciones y para fortalecer la acción conjunta entre el Estado, la ciencia y los pueblos indígenas.