Medio siglo después de ser arrebatada al Perú en la infausta Guerra del Pacífico, el departamento de Tacna fue devuelto al seno nacional por Chile, el 28 de agosto de 1929, tal como estipulaba el Tratado de Lima. Sin embargo, 28 años antes de su reincorporación oficial ocurrió la Solemne Procesión de la Bandera nacional por las calles de la Ciudad Heroica, un suceso emblemático e imperecedero de profundo amor a la patria.
Tras la suscripción del Tratado de Ancón, en octubre de 1883, las entonces provincias de Tacna y Arica pasaron a la administración chilena por el término de diez años contados a partir de la ratificación, en 1884, de dicho documento por los Congresos de ambos países.
Según el mencionado Tratado, después de ese plazo un plebiscito decidiría cuál de los dos países obtendría el dominio de ambas provincias, proceso que se llamó entonces la Cuestión de Tacna y Arica.
Sin embargo, a partir de 1910, las autoridades de ocupación iniciaron en Tacna y Arica una "campaña de chilenización" que buscó que las poblaciones residentes eligieran quedarse bajo jurisdicción de ese país. Ello agravó las relaciones diplomáticas con el Perú y tuvo una gran oposición civil, sobre todo en Tacna.
Solemne Procesión de la Bandera
El 28 de julio de 1901, día del aniversario de la independencia, la
Ciudad Heroica fue testigo de un hecho emblemático: la
Solemne Procesión de la Bandera nacional por las calles de Tacna, desde la iglesia San Ramón hasta el local de la
Sociedad de Auxilios Mutuos “El Porvenir”, donde se había confeccionado un hermoso ejemplar de la enseña bicolor.
Una comisión de integrantes de dicha institución social tacneña había obtenido, tras mucha insistencia y esfuerzo de persuasión, el permiso del intendente chileno que gobernaba la provincia, quien había prohibido toda exhibición pública de la bandera peruana.
La autorización del oficial chileno fue concedida con la condición de que durante el traslado de la bandera no se produzca ninguna manifestación política y tampoco que se expresen vivas ni exclamaciones que signifiquen una provocación a las fuerzas de ocupación chilenas, según dijo.
La bandera peruana fue llevada a la iglesia San Ramón por más de 800 integrantes de la Sociedad de Auxilios Mutuos “El Porvenir”, para que sea bendecida durante la misa de celebración del aniversario patrio. En su homilía, el vicario bendijo el estandarte patrio y pronunció una célebre homilía titulada “La cruz y la bandera”, que conmovió a la multitud de tacneños que colmó las instalaciones del templo, su atrio y que se concentró en las calles aledañas.
El sacerdote instó a los tacneños a “mantener siempre latente en el alma el amor a Dios y a la patria, así como soportar con entereza las amarguras del cautiverio y confiar sin desmayo en las reparaciones justicieras del porvenir”.
Al término de la ceremonia religiosa, la concurrencia salió del templo y se integró al gentío que aumentaba cada vez más en los exteriores de la iglesia. Cuando salieron todos del templo, la comisión de la Sociedad de Auxilios Mutuos que solicitó el permiso, se dispuso a enarbolar la bandera mostrándola en alto con sus resplandecientes colores rojo y blanco frente a la multitud que la reverenció arrodillándose y extendiendo los brazos hacia adelante.
A continuación se inició la solemne procesión de la bandera nacional por las calles de la Ciudad Heroica, en medio de miles de tacneños que la seguían con veneración y cumplieron con el compromiso ante la autoridad chilena de ocupación de mantenerse en silencio durante todo el trayecto.
En un momento del desplazamiento apareció un excombatiente tacneño de la batalla del Alto de la Alianza, lisiado en una de las piernas por heridas de metralla, quien se abrió paso entre la multitud para acercarse y besar con fervor el símbolo patrio. El gesto impactó a los participantes y muchos imitaron el gesto de amor al Perú.
Aquella vez,
Tacna escribió un de las páginas más gloriosas de la historia del Perú. Toda la población acudió a la convocatoria y participó con reverencia en el paseo del estandarte bicolor. Con este acto ciudadano empezó una hermosa tradición cívico patriótica que con el tiempo logró un reconocimiento nacional y mundial como ejemplo de tenacidad en la defensa de la heredad nacional.
En este histórico y patriótico acontecimiento jugaron un papel fundamental muchas mujeres tacneñas que se enfrentaron con valor y profunda convicción en su amor al Perú a las fuerzas de ocupación.
Más de un siglo después de aquel histórico suceso, el 26 de agosto de 2009, el entonces Instituto Nacional de Cultura (Hoy Ministerio de Cultura) declaró Patrimonio Cultural de la Nación a la Procesión de la Bandera celebrada en la ciudad de Tacna, en mérito a su profundo contenido histórico y expresión cultural que afirma la nacionalidad peruana.
(FIN) LZD/MAO