El fin de semana se cumplió un mes de la crisis migratoria que se registra en la frontera entre Perú y Chile, donde cerca de 300 ciudadanos extranjeros permanecen varados tras ser impedidos de ingresar a territorio nacional, al no cumplir con los documentos correspondientes
El
13 de abril un grupo de alrededor de 60 extranjeros, entre venezolanos, colombianos y haitianos, proveniente de Chile
llegó hasta la frontera con Perú con la intención de pasar a Tacna y continuar su recorrido en el Perú, pero al no contar con los requisitos migratorios no se les permitió su ingreso a territorio nacional, quedando varados en la Línea de Concordia con el país sureño.
Desde esa fecha, al no poder cruzar la frontera empezó el armado de carpas improvisadas, donde hasta la fecha pernoctan niños, gestantes, adultos mayores, mujeres y varones, principalmente de nacionalidad venezolana.
Los
foráneos al no poder ingresar a Tacna, bloquearon las vías que unen a ambos países, imposibilitando el tránsito en la frontera lo que generó gran malestar en la población de Tacna, principalmente de los sectores de turismo, servicios y comercios, ya que disminuyó el flujo de turistas chilenos. La liberación de las vías se dio entre enfrentamientos entre la policía peruana y los migrantes.
Este problema llamó la atención de autoridades de la región, lo que motivó que el gobernador regional de Tacna, Luis Torres Robledo, envié un oficio dirigido a la presidenta de la República, Dina Boluarte Zegarra, para que tome acciones ante la crisis migratoria.
Tras el pedido, el
28 de abril arribó a Tacna, el ministro del Interior Vicente Romero Fernández, quien
encabezó el despliegue de más personal policial en la frontera, siendo 390 efectivos de Lima, Arequipa, Moquegua y Tacna que se sumaron a la vigilancia para evitar que extranjeros ingresen por pasos no habilitados a territorio peruano.
Al día siguiente, el ministro de Defensa, Jorge Chávez Cresta dispuso el apoyo a las fuerzas policiales con 196 miembros del Ejército del Perú y Fuerzas Aérea del Perú, quienes se distribuyeron a los largo de 12.5 kilómetros de la línea de frontera con 12 puestos de vigilancia.
A pesar del refuerzo en la vigilancia, los migrantes en reiteradas ocasiones continuaron con el bloqueo de la carretera, así como persistir en ingresar a Perú siendo reducidos y conminados a retornar al “campamento” instalado en la frontera. Precisamente durante las labores para liberar la pista y permitir el tránsito de vehículos, un ciudadano venezolano, un periodista y tres policías resultaron heridos producto de las trifulcas.
El impacto negativo en la economía de Tacna por la presencia de los migrantes varados es creciente. Desde el inicio de la crisis comenzó a disminuir el número de turistas chilenos que visitan Tacna; así como de los viajeros nacionales.