Con un puntaje de 1,679, Ronald Vivanco Alor se convirtió en el primer puesto de la carrera de Medicina Humana en el reciente examen de admisión 2026-I de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM), la casa de estudios más antigua de América.
Aún no terminaba su almuerzo cuando recibió los resultados. Se encontraba solo en casa y no esperaba que los puntajes fueran publicados tan temprano. Al ver su nombre y su ubicación en el cuadro de méritos no lo podía creer. Ronald Vivanco se había preparado durante un año y medio en la academia Athenas y finalmente la espera acababa.
El cómputo general corresponde al puntaje más alto alcanzado entre los miles de postulantes que rindieron la prueba. Para Vivanco, obtener este logro fue el resultado de una preparación constante y disciplinada que se extendió por más de un año.
Durante los días previos al examen, el estrés se había vuelto casi una sombra permanente para él. Ronald se preparó con una disciplina férrea, puliendo sus conocimientos paso a paso, consciente de que Medicina Humana es una de las carreras más exigentes del país.
"Me sentía como todos los compañeros", comparte. "Me sentía realmente con duda. No sabía si estaba listo. No sabía si era suficiente, pero medité para calmarme, respiré profundo antes de entrar al examen. Traté de estar lo más relajado posible y enfrentarlo como si fuera un simulacro de la academia, o como si estuviera practicando en mi casa [...]. Esa calma me permitió resolver los problemas con claridad hasta alcanzar las respuestas", comentó en entrevista para la citada academia.
Detrás de esa serenidad, hubo una preparación metódica. Repasó desde lo más básico, fortaleció su dominio en las áreas donde requería reforzamiento y asistió a cada seminario —tanto presencial como virtual—, simulacro y examen que la academia le ofrecía. Juntó la parte teórica con la práctica y logró avanzar en sus conocimientos.
Todo ello lo fusionó con una buena preparación psicológica que ayudó a que los nervios no lo devoren, reconoce.
Ronald expresó su gratitud hacia sus profesores, en especial hacia uno de sus mentores, Marco Espinoza, cuya vocación lo inspiró a seguir el camino de la medicina. . "Fue una inspiración para mí al momento de escucharle hablar con tanto cariño, con tanto amor y pasión por la carrera. Para mí fue un ejemplo a seguir".
Este logro se lo dedica a su familia. "En especial a mis padres. A mi mamá, mi papá. Realmente han tenido bastante paciencia conmigo y me han apoyado en las decisiones que he tomado, tanto sean decisiones correctas o equivocadas". Destacó las sonrisas que le sacaba su ahijado, mencionando que una sonrisa siempre es agradable en el momento en el que uno está estresado.
En su voz no hay grandilocuencia ni presunción. Habla con la calma de quien ha aprendido a respirar antes de los desafíos. "Sean constantes, conózcanse a ustedes mismos", comparte para otros postulantes. "Compartan con sus compañeros: es siempre mejor aprender en grupo que aprender individualmente. Y jamás dejen un curso aparte. [...] Siempre manejen sus emociones. Yo sé que es muy difícil, pero la calma ayuda mucho en el momento de ver un examen. Verlo de forma estoica es siempre una ayuda".
El joven que un día meditó frente a la puerta de un aula para tranquilizarse antes del examen ahora representa lo que muchos anhelan: la confirmación de que el esfuerzo, incluso el silencioso, tiene recompensa. El nuevo cómputo general de San Marcos sonríe con modestia cuando se le recuerda el título, como si aún no terminara de creérselo.
Pero hay algo que sí tiene muy claro. En la medicina —como en la vida— la serenidad es una forma de inteligencia. Y él, que aprendió a mantenerla hasta en el momento más tenso, parece tener ese don que distingue a los futuros grandes médicos: la paciencia.
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(FIN) JMP/RRC
Publicado: 14/10/2025