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"La prisión me cambió": historia de un exrecluso que ahora es emprendedor [video]

Jorge Pérez Flores brinda trabajo a más de 110 internos a través de la iniciativa "Cárceles Productivas" del INPE

Jorge y Lucinda lideran la empresa textil Heyluc, que ahora brinda trabajo a más de cien reclusos. Foto: ANDINA/Juan Carlos Guzmán

Jorge y Lucinda lideran la empresa textil Heyluc, que ahora brinda trabajo a más de cien reclusos. Foto: ANDINA/Juan Carlos Guzmán

09:04 | Lima, may. 16.

Por Silvana Quiñónez

Jorge Pérez Flores, exinterno y ahora empresario, cree en las segundas oportunidades y en el poder de la resocialización; su historia en el penal de Lurigancho es prueba de ello. Actualmente, gracias a su exitosa empresa textil, más de 110 internos pueden trabajar y reparar su falta frente a la sociedad.


Jorge era un hombre mil oficios que, debido a su inestabilidad económica, tomó una mala decisión que lo llevó a estar encerrado por casi cuatro años en el establecimiento penitenciario más grande y hacinado del Perú.

En el 2017 estaba pasando por un momento económico difícil que me llevó a estar privado de mi libertad por el delito de tráfico de drogas. Nunca he sido traficante, pero vi la mala opción de conseguir dinero fácil. Fue la primera y última vez que cometí un error así”, narró a la agencia Andina.

Le afectó bastante llegar al pabellón 9 del penal de Lurigancho, de donde prácticamente no salía. Confiesa que a veces no sabía si era de día o de noche. En lo único que pensaba era en su futuro lejos de su familia. “Me puse a pensar si esto era lo que quería para mí en los próximos años. Me negué a vivir así y empecé a buscar oportunidades, las cuales encontré en los productos que mi esposa vendía afuera”.

Lucinda fue determinante en la construcción de la empresa

Es así que, después de un mes de ingresar al penal, Jorge empezó a elaborar moños, pompones y lazos para el pelo en su propia celda, gracias a los materiales que le llevaba su esposa Lucinda Pinguis Huamán, quien, durante esos años, se dedicaba a la venta de manualidades en distintos centros comerciales. 


Los primeros días fueron complicados porque nunca había cosido algo, incluso tenía los dedos hinchados por las grandes agujas que utilizaba. “La siguiente semana vino mi esposa y ya tenía una docena de productos elaborados, ella contenta me felicitó. Así, relativamente, fui aumentando mi mercancía”, señaló.

En poco tiempo, Jorge logró establecer un taller en el penal y brindó trabajo a varios de sus compañeros del pabellón 9, quienes, al igual que él, buscaban una nueva vida en medio del encierro.



El nacimiento de Heyluc


La empresa de confecciones Heyluc S.A.C nace formalmente en el 2019 e inició vendiendo todo tipo de manualidades como lazos, moños, pompones, escarapelas, entre otros. Hasta que, en el 2020, todo el mundo se paralizó, incluyendo sus actividades.

Cuando empezó la pandemia no se pudo ejecutar nada de manualidades, pero encontramos otra oportunidad en confecciones de prendas. Fabricamos los primeros 300 buzos y fue un éxito, así que poco a poco se empezó a fabricar en mayor cantidad”, contó el actual empresario y padre de dos hijos.

A la fecha, Heyluc elabora casi 36,000 prendas a la semana en tres centros penitenciarios, siendo el penal de Lurigancho, donde estuvo recluido, el principal centro de producción con 17 talleres. 



Incluso resalta que sus trajes de baño para mujeres, que se confeccionan en el penal de Virgen de Fátima, ya están siendo exportadas a Brasil y Colombia. Mientras que sus buzos y casacas llegan hasta Ecuador y Bolivia.

Jorge no niega su pasado, por el contrario, lo recuerda cada día y lo comparte con sus excompañeros como una muestra del poder del trabajo honrado. Asegura que todo lo que ha logrado hasta ahora nunca hubiera sido posible si no hubiera estado en la cárcel. 

Reinserción laboral


Para la mayoría de los exreclusos, lidiar con la libertad es más difícil que vivir en la misma cárcel, comentó Pérez. Recuperar sus vidas, sin dinero, trabajo y, en algunos casos, sin familia, es un gran reto para quienes ya pagaron su condena. 


Cuando hablo con los jóvenes les digo que la verdadera realidad de nuestra vida está afuera, aquí (en prisión) uno está en el paraíso. Tienes luz, agua, comida, un lugar para dormir. Afuera no tienes ni 50 céntimos para pagar el servicio higiénico”.


Considera que, muchas veces, la sociedad y las empresas estigmatizan a los exinternos, dificultando su reinserción en el campo laboral. Es por eso que existe Heyluc, para brindarles una nueva oportunidad, incluso desde antes de salir de prisión, destacó.

Como se sabe, uno de los principales requisitos para cualquier empleo es no tener antecedentes penales, dejando fuera de la competencia a cualquier expresidiario. De ahí la importancia de los programas educativos y laborales del Instituto Nacional Penitenciario del Perú (INPE) que forman parte del proceso de resocialización.

En el caso de los internos que laboran en el programa de “Cárceles Productivas” del INPE, como Heyluc, se les brinda un certificado que acredita su experiencia y especialización para seguir trabajando en el exterior. 

Para que una persona aprenda a usar una máquina de coser, el curso cuesta entre 300 y 350 soles, pero aquí (en el penal) no les cuesta nada, solo voluntad y perseverancia porque no es fácil. Gracias a eso ya tienen una herramienta con la que defenderse”, añadió.



Heyluc cuenta actualmente con 114 trabajadores en los penales de Lurigancho, Virgen de Fátima y Chorrillos, así como la mano de obra de 9 exinternos que laboran en sus tiendas y depósitos en el emporio comercial de Gamarra y Mesa Redonda.

Al salir de prisión, Jorge Luis prometió volver, pero ya no como un recluso, sino como un exitoso empresario que brindará todo su apoyo a quienes, en el momento más difícil de su vida, le tendieron una mano. Para él, sí existe la resocialización, pero afirma que el primer paso para lograrlo debe nacer de uno mismo.

Cárceles Productivas


A través del programa “Cárceles Productivas", el INPE logra potenciar las habilidades y capacidades de los internos, contribuyendo a su resocialización mediante el empleo, generando oportunidades para él o ella, así como para su familia, además de reparar su falta frente a la sociedad.

De acuerdo con el director del penal de Lurigancho, Alex Samame Peña, a los internos no solo se les ofrece la oportunidad de recibir una remuneración por su trabajo, sino también un certificado que acredita su experiencia en dicho establecimiento.


En el caso del penal de Lurigancho, que tiene una población de 9,053 internos, logran su reinserción laboral entre un 20 y 30  %,  gracias a los diferentes talleres productivos que ofrece la cárcel.

A la fecha, la iniciativa “Cárceles Productivas” permite que 2,132 internos a nivel nacional puedan trabajar y participar en "INPE Repara", una política que busca que los internos paguen su reparación civil frente a la víctima, a través del pago que reciben por el trabajo que realizan con las empresas privadas.

El INPE proyecta que unos 500 internos inicien y/o se mantengan en el pago de la reparación civil durante el 2023, lo que representaría el 20% de los internos que forman parte de este programa.

Puedes encontrar a la empresa Heyluc en el jirón Cusco 762, en Cercado de Lima, en la galería Mina de Oro 2 (tiendas 105 - 106), o en el jirón Sebastián Barranca 1670, La Victoria, en la galería Aviación (tienda 320 A).



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(FIN) SQH/RRC

Publicado: 16/5/2023