Andina

La colorida fiesta "soft punk" de Avril Lavigne en Lima

Cantante canadiense brindó un correcto espectáculo en nuestra capital

ANDINA/Carla Patiño Ramírez

ANDINA/Carla Patiño Ramírez

00:04 | Lima, set. 5.

Por Víctor Lozano Alfaro

La década del 2000, en lo que a música se refiere, comenzó a sacudirse de lo que fue la arremetida grunge y el rock alternativo. Grupos como Nirvana, Soundgarden, Pearl Jam, Soup Dragons, Jesus Jones, Gim Blosoms, Collective Soul, Soul Asylum, Blind Melon, entre otros, daban paso a propuestas “más frescas”, aunque eso es un decir, pues estas nuevas expresiones musicales apostaron por una especie de punk, pero más pulido y sofisticado, algo como un "soft punk", si cabe el término.

Entre estas propuestas (Green Day, The Offspring, Blink 182, por mencionar a algunos), aparece una jovencita de apenas 17 años, con un estilo peculiar, especialmente en su vestir, y una temática musical centrada fundamentalmente en los problemas cotidianos de los adolescentes de aquellos años. Nos referimos a Avril Lavigne.

La cantante canadiense surge casi instantáneamente en las listas musicales de aquellos años con su álbum debut Let Go (2002) y se convierte en una especie de efímero estandarte de la moda y la voz de muchas adolescentes en todo el mundo, incluido el Perú, por supuesto.

Esa jovencita, hoy con 37 años y muchas vivencias en su haber, visitó nuestro país por primera vez con su tour Love Sux, con el cual recorrerá otras tierras sudamericanas.

A diferencia de presentaciones anteriores en otros países, en el Perú la canadiense ofreció un repertorio mucho más amplio, pues interpretó 14 temas frente a los ocho que normalmente conforma su setlist.

El inicio fue con “Cannonball”, ante un público que, de alguna manera, estaba encendido luego de la presentación de los teloneros Alther. “Bite Me” y “Here's to Never Growing Up” siguieron en la lista y las voces del público, en su gran mayoría féminas treintañeras que crecieron con Lavigne, coreaban en diversos tonos y falsetes.

Hasta que llegó el primer golpe de la noche. “Complicated”, aquella balada pop-rock que corona el Let Go, se deja escuchar y comienza el trance, la transportación hacia aquellos años en donde películas estilo “American Pie” y sus soundtracks eran las preferidas por la juventud del nuevo siglo.

Lavigne no es la misma, obviamente. Ya no luce los atuendos que la hicieron famosa. Ya no exhibe esa rabia juvenil con la que interpretaba sus temas. Es más aplomada. Su look se asemeja más al de una jovencita otaku y su andar por el escenario es más pausado. 


Salta con cierta delicadeza, su voz es más suave y encandila con mayor facilidad. Esas diferencias se pudieron percibir fácilmente al observar los videos originales de sus canciones más conocidas que fueron proyectados en la pantalla central del escenario. 

Patea los globos de colores, especialmente naranjas y negros, que caen a sus pies y anima al público a saltar y cantar. Sus seguidores están allí, celebrando cada ocurrencia, cada movimiento, cada ademán.

Pero Lavigne siguió con su performance. Era el turno de “My Happy Ending”, “Smile” y “Losing Grip”, para luego dar pase a dos nuevos temas de su último álbum, el cual lleva el nombre del tour: “Love It When You Hate Me” y, precisamente, “Love Sux”.

“Girlfriend”, de su tercer disco The Best Damn Thing y “Bois Lie”, canción que originalmente interpreta con Machine Gun Kelly, mantienen el interés de la gente, que vuelve a despegar cuando la cantante interpreta “Sk8er boi”.


Es el momento de encore de rigor. Minutos después, la canadiense reaparece en el escenario para interpretar las baladas “Head Above Water” y “I'm With You”. La cantante, emocionada, se retira con la mano en alto y besos volados. 

La fiesta terminó. Es hora de guardar la serpentina y el pica-pica hasta una próxima oportunidad. Los “chiquipunks” están servidos.

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(FIN) VLA

Publicado: 5/9/2022