Por: Ítalo VergaraLa burbuja neonatal con presurizador es un equipo médico diseñado por el Grupo de Investigación de Equipos Médicos y Sistemas (GIDEMS) de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) en 2004, el cual obtuvo la medalla de plata en la 14.° edición de la Korea International Women’s Invention Exposition – KIWIE 2021. Anteriormente, el equipo fue patentado en Estados Unidos, Japón y Europa.
Ya en 2006, la invención
obtuvo el primer puesto en el “IX Concurso Nacional de Invenciones", organizado por el Indecopi y la Organización Mundial de Patentes (OMPI). En setiembre de este año, el prototipo obtuvo el premio en la reconocida
exposición en Corea del Sur.
"Para nosotros era muy importante que sea reconocido el trabajo de tantos años. Premios como este nos vuelve a recordar que sí es factible crear equipos de alta tecnología en el Perú. No nos falta nada", afirma a la Agencia Andina la ingeniera Romy Quispe Salcedo, científica que fue reconocida con el premio, junto con la ingeniera Cecilia Yamamoto, ambas miembros del grupo de investigación GIDEMS.
Burbuja neonatal, tecnología para mejorar las condiciones de neonatos
Este equipo, financiado por la
PUCP, tenía como finalidad
resolver tres grandes problemáticas: en primer lugar, evitar que los neonatos contraigan infecciones por usar incubadoras que habían sido mal esterilizadas, nivelar la temperatura y humedad dentro de la misma, y evitar altos niveles de ruido que afecten la tranquilidad del recién nacido.
Así, el equipo optó por diseñar una semi-burbuja con una cápsula desechable que sería usada por un solo niño, evitando que las infecciones puedan transmitirse entre ellos. También, al ser un ambiente más pequeño, el control de la temperatura y la humedad era más fácil y mejor, haciendo uso incluso de una menor cantidad de
energía.
Con respecto al ruido, su disminución se explica por la burbuja de aire que hay entre las dos capas del módulo. Además, el equipo cuenta con parlantes que permitirían reproducir música relajante para el infante o el sonido de los latidos del corazón de la madre.
Todos estos niveles son controlados mediante una pantalla táctil que el módulo posee. Sin embargo, el mayor reto que debía solucionar el equipo de investigación eran los niveles de presión de oxígeno. "El flujo de aire tiene que ser muy controlado mediante sistemas de regulación y presurización", comenta la ingeniera Quispe. Además, al ser hecho de fibra de vidrio, carbono y acero, el módulo era relativamente liviano.
Para ello, el control de automatización es fundamental. Este sistema permite mantener el correcto nivel de oxígeno estable. Es decir, si el niño se mueve, los chips programados permitirán activar entradas o salidas para que no haya una mayor o menor presión, diferente a la que debería haber.
Sin embargo, según Quispe, como no existía un protocolo claro para saber cómo hacer pruebas en humanos recién nacidos, la patente en Perú tardó algunos años (2012). También cuenta con patente en Estados Unidos, Japón y en territorios de la Unión Europea.
Actualmente, un nuevo modelo semi-industrial está siendo probado en hospitales de La Oroya y Lima. Esta actualización, a diferencia del primer prototipo, pretende reducir los ya competitivos costos de producción, lo que ayudaría a masificarlo.
"La generación que empezó con este proyecto, no tenía muchas las mujeres dentro de las áreas de electrónica y sistemas, pero eso ha cambiado muchísimo. Ahora hay mujeres competentes y demandadas por el mercado", sostiene Quispe.
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Publicado: 7/10/2021