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Gladys Tejeda: ¿cómo se alistó para ganar el oro en los Panamericanos?

Conoce detalles de los momentos previos a la competencia que la catapultó al olimpo

Foto: ANDINA/Prensa Presidencia.

Foto: ANDINA/Prensa Presidencia.

00:45 | Lima, jul. 28.

A las 05:30 horas sonó el despertador y se levantó de la cama, algo más nerviosa de lo habitual, pero centrada, como acostumbra, en su rutina precarrera. La peruana Gladys Tejeda preparó con máximo detalle el "día D", el día de su revancha.

Había pedido una habitación individual para asegurarse la soledad del corredor de fondo. Desayunó plátanos, pan, agua tibia y después se dirigió a calentar.

A las 08:25, Tejeda estaba en la línea de partida del óvalo de Miraflores, el barrio insignia de Lima, colocándose junto a 17 rivales en la salida de la maratón de los Juegos Panamericanos en su retorno a una gran cita internacional después de cuatro años. 

La mirada fija en el horizonte, sus automatismos –trote estático, estiramientos, frote de brazos– delataban la trascendencia del momento. Solo el cercano aliento de la fanaticada peruana, a poco del inicio, logró arrancarle una emocionada sonrisa y contenido saludo.

"Ella siempre es así: una chica muy tranquila, que cuida sus rutinas. No tienes que estar encima para que haga algo, lo hace solita. No se cree una campeona", explicaba antes de la carrera Mónica Roller, jefa de la delegación de atletismo de Perú.

Aunque ella opina diferente que la protagonista de la jornada. "Por supuesto que creo que es una campeona. Lo tiene todo, no necesita nada", afirmó Roller.

Ella fue testigo de excepción de los buenos y malos momentos vividos por la juninense, que tras imponerse en los Juegos Panamericanos Toronto 2015 perdió la medalla de oro al dar positivo en un control antidopaje por un diurético no autorizado. 

"Se tomó la sanción con mucho fastidio, pero ahora va con más cuidado y vigila todo lo que consume. Aprendió la lección". 


O es oro o no es medalla

A las 08:30 horas sonó la pistola y Tejeda salió con paso sereno, pero firme, por el carril exterior derecho, acompañada por la mexicana Margarita Hernández en el lado interior. 

Enfrente, 42 kilómetros y 195 metros de asfalto urbano bajo 14 grados de temperatura; algo frío para los apretados espectadores matutinos, pero condiciones ideales para una maratonista con sed de gloria.

A las 10:00 Hugo del Castillo lograba para Perú la primera medalla de los juegos en taekwondo poomsae; mientras Tejeda pisaba a fondo en su segunda vuelta por el óvalo, por delante de las brasileñas Valdilene Dos Santos y Andreia Hessel. 

Había emplazado cuidadosamente sus avituallamientos de agua en los kilómetros 5, 12 y 25, y las piernas no solo aguantaban, sino que aumentaban el ritmo conforme crecía la excitación desde la barrera. La fondista no se conformaría con el bronce o la plata, quería el oro. "Su" oro.

"La competencia fue bastante dura. He tenido que mantener un ritmo fuerte para ir delante de las americanas y las brasileñas, que estaban muy bien preparadas. Tuve que salir al frente y hacer mi propia carrera", relató después.

No corrió sola

A las 11:00, con un tiempo de 2 horas 30 minutos 55 segundos, según el cronómetro oficial, Tejeda cruzó la línea de meta por delante de todas sus rivales, consiguiendo para Perú la primera medalla de oro de los juegos que organiza. 

Y para delirio de una hinchada que, la víspera de las Fiestas Patrias, celebró por todo lo alto el triunfo de su única representante en la prueba, después de que desistiera a última hora por lesión otra de sus grandes esperanzas: Inés Melchor.

"La estrategia era mantener una ventaja desde el inicio y así lo hice. La baja de Melchor afectó porque estuve muy sola…, pero acompañada por toda mi gente", dijo con alegría.

A las 12:30 poco importaban ya las penas pasadas. Tejeda sonreía al fin, ya con la medalla colgada del cuello tras efusivo abrazo con su madre y su hermano, y más felicitaciones del presidente Martín Vizcarra.

Estaba en el mismo escenario donde antes solo apretaba los dientes y ahora posaba frente a los fotógrafos junto a su compatriota Christian Pacheco, vencedor también en la prueba de maratón masculina. 

Además del cansancio, Tejeda sintió que el dolor de las piernas subía hasta los brazos. Pero la emoción y los gritos de ánimo de los aficionados impidieron que desfalleciera. 

"Aunque no lo tomo así es una revancha, porque en Toronto 2015 fue injusto: estaba muy preparada y la medalla se perdió por una negligencia. Obviamente esta vez me tocó en casa", relató la juninense.

A las 13:30, Tejeda se fue, Miraflores abajo, a festejar con los suyos. Lejos quedaban ya la soledad de la previa, el desayuno escueto y el despertador. No se trataba de un sueño: cuatro años después ha cambiado la pesadilla canadiense por un triunfo de oro.




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(FIN) AFP/JSO
GRM

Publicado: 28/7/2019