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Familiares de víctimas del terremoto visitan Cementerio General de Pisco (crónica)

Familiares visitan  hoy en el cementerio de Pisco a sus seres queridos fallecidos en el terremoto del 15 de Agosto del año pasado. Foto.ANDINA/Jack Ramón

Familiares visitan hoy en el cementerio de Pisco a sus seres queridos fallecidos en el terremoto del 15 de Agosto del año pasado. Foto.ANDINA/Jack Ramón

22:24 | Pisco, ago. 14 (ANDINA).

Por José Vadillo, enviado especial

Bastaron sólo tres de los 1440 minutos de ese miércoles 15 de agosto del año pasado para que las historias de más de 600 hombres y mujeres, niños, jóvenes y ancianos quedara truncas.

Hoy, jueves 14, a un día del primer aniversario del terremoto, hubo visita masiva en el Cementerio General de Pisco.

En el lugar donde se ubicó la fosa común a la que llegaron los cuerpos de las víctimas del sismo, una madre joven limpia esmeradamente y en silencio una tumba de losetas rosadas. Le sonríe desde la tumba la foto una niña de nueve años, su hija que el terremoto le arrebató.

Cuando la madre termina, tiene los ojos rojos, perdidos en sus pensamientos, mirando únicamente a la niña que no deja de sonreírle, como diciéndole “no tengas pena, estoy bien, deja de llorar”.

No es la única madre joven que perdió a una hija, esa pérdida para la cual aún no se ha inventado un nombre. Y en esta parte del Cementerio General pisqueño hay demasiados epitafios y fotos, que hablan de historias similares, que aún no entiende por qué ese día Dios se olvidó de ellos.

Las tumbas están pegadas en hileras dentro del cuadrado de la antigua fosa común. Algunas son tumbas familiares, de abuelos y padres; hijos y nietos: esposos y solteros; hermanos y vecinos.

Hay familias que han contratado mujeres que las ayudan a orar el rosario al difunto; hay guitarristas, trompetistas, saxofonistas, cajoneros, que ofrecen sus servicios y cantan con voz grave aquella melodía que al difunto tanto le gustaba.

Las tumbas hay todos los motivos, juguetes, poemas, imágenes del Chavo del Ocho, sobrenombres de las víctimas, flores y mucha congoja.

Mientras, los obreros avanzan a pasos rápidos los muros y las obras nuevas del Cementerio.

Algunos deudos, vestidos de riguroso luto, intentan reír y se toman una cerveza diciendo salud a la foto de la tumba, pero al final la tristeza se materializa en lágrimas que brotan desde la esquina de sus ojos tristísimos. 

Otros miran con desconfianza a los periodistas. "Mañana habrá muchas filmadoras, cámaras, no se puede jugar con el dolor ajeno, señor", dice. Tal vez tengan razón: el dolor es algo muy personal.

Toda la semana se han trasladado desde los pabellones vecinos 10 ó 15 cuerpos por día, que estaban ocupando nichos prestados. Los deudos han hecho esfuerzos económicos para que el ser querido que se les fue en el sismo de 2007 esté el primer año de partida ya enterrado en el lugar donde descansará eternamente.

Unos los enterrarán acá, en el mismo cementerio, otros se los llevan a los campos santos del distrito de San Clemente o al de Villa, en Tupac Amaru Inca, donde también están enterradas las demás víctimas del sismo.

No sólo han venido hoy a visitar a sus muertos los familiares para evitar el tumulto que habrá mañana viernes 15. Sino que muchos tienen que visitar familiares en los tres cementerios. Y a todos hay que orar, llevar flores y recordar en paz. 

(FIN) JVV/CCR

 

 


Publicado: 14/8/2008