Andina

Emprendimiento biotecnológico convirtió hongos "de maleza" en productos de exportación

La startup peruana diseñó y construyó una máquina para conservar las propiedades del hongo.

Mujeres recolectando setas

07:19 | Lima, jul. 16.

Por: Gladis Juan de Dios

Gracias al Programa Nacional de Innovación y Desarrollo Tecnológico - ProInnóvate, a través del Reto Bio 2019, el emprendimiento andino en biotecnología Simbiosis ha logrado cultivar en suelo peruano de las zonas altoandinas tres variedades de hongos gourmet, altamente valorados por el mercado gastronómico europeo. Para ello, el rol de las mujeres andinas en la etapa de cosecha es irremplazable.

Los bosques de pino y los hongos

Los bosques de pino son el hábitat natural de los hongos silvestres comestibles, también llamados “setas“. Estos hongos se acoplan a la raíz del pino, forman una micorriza (producto de la asociación simbiótica de ambas especies: el micelio del hongo y la raíz del pino) y, finalmente, empiezan a fructificar.


Por desconocimiento, estas setas habían sido despreciadas o consideradas maleza por los pobladores de las zonas donde se encuentran estos bosques, por lo general, entre los 3 mil a 4 mil m.s.n.m. Así también, algunos investigadores sostenían que su cultivo no generaba beneficios, muy por el contrario, consumía mucha agua.

El equipo de Simbiosis encontró no solo la manera de aprovechar los bosques de pino a través de los hongos comestibles, sino también de crear un modelo de negocio sostenible que empodere económicamente a la mujer andina.

Simbiosis

En biología, el término simbiosis se emplea para definir una asociación íntima entre dos organismos de especies distintas, por la cual ambas se benefician mutuamente en su desarrollo vital. Esto sucede en la relación del hongo y la raíz del pino, y se replica de una manera metafórica en la relación entre la comunidad y la naturaleza.


Simbiosis es un emprendimiento andino que nace de un trabajo de investigación universitaria del Ing. César Huamán, fundador del proyecto, quien descubre que aquellos hongos considerados maleza por la comunidad eran comestibles y comercializables. 

Aquel tiempo, gracias al apoyo de un programa del Estado, logró construir una máquina para el secado de estos hongos. Como esta máquina funcionaba a leña, se alteraban el olor y color propios del hongo, lo cual disminuía su valor de comercialización. Años después y gracias al fondo proporcionado por el Reto Bio, construiría una máquina de secado de mejor rendimiento.


El ingeniero se ausentó por unos años, dejando el proyecto encaminado. Desde un inicio se  había involucrado a las comunidades en la recolección y el secado de las setas, de manera que los habitantes pudieran beneficiarse con su comercialización. Como el precio inicial que se pagaba por las cosechas de estos hongos era relativamente bajo debido a su poca calidad, muchas personas dejaron de recolectar. 

Mujeres recolectoras

En el 2014, retornó a la comunidad y encontró que todavía había mujeres madres de familias que seguían recolectando los hongos en sus tiempos libres, aunque con un procedimiento muy rústico, por lo tanto el pago que recibían por cada kilo seguía siendo bajo. 

La recolección de estos hongos requiere de mucha dedicación y delicadeza, y a pesar de que las madres de las comunidades habían demostrado poseer estas cualidades, aún les hacía falta cierto conocimiento especializado y herramientas adecuadas, lo que les permitiría cobrar un precio justo por cada kilo recolectado.


Dada la predisposición de ellas a aprender cómo mejorar sus procesos y su disposición en ayudarlas, Huamán logró construir una máquina de secado que lograba conservar las propiedades del hongo. Así también, conformó un equipo de trabajo con el cual se pudo potenciar el proyecto y ampliar el alcance de las comunidades involucradas. 

Investigación, desarrollo e innovación

Desde 2009, el equipo de Simbiosis ha venido trabajando con una variedad de hongo comestible, llamada Boletus Luteos, que se encuentra en las plantaciones de pino y representa el 70% de todas las variedades de hongos existentes a nivel nacional. El 30% restante corresponde a variedades no comestibles.


Margaret Manayay, ingeniera agrícola y cofundadora de Simbiosis, cuenta a la agencia Andina que el proyecto ha evolucionado en los últimos años.

“En el 2018, antes de postular al Reto Bio, ganamos una beca de pasantía del Programa Nacional de Innovación Agraria - PNIA, para especialización en micología forestal. Entonces nos fuimos a España, visitamos la empresa de biotecnología forestal IDForest y la Universidad Valladolid, esto nos permitió ampliar nuestros conocimientos, realizar investigaciones y descubrir una amplia variedad de setas que son muy apreciadas allá y que no existían en el Perú”, cuenta la ingeniera.

Durante la pasantía, agrega, también aprendieron a realizar la inoculación tanto en bosques como en viveros. Esto es, la implantación del cultivo directamente a la raíz del pino. “Sin inoculación, estos hongos aparecerían dentro de cuatro años. Con la inoculación se logra acelerar el desarrollo y que estos hongos lleguen a crecer dentro de dos años”.


Equipamiento en biotecnología 
 
A fines del 2019, Simbiosis presentó al Reto Bio un proyecto para producir en suelo peruano tres nuevas variedades de hongos comestibles gourmet: el Lactarius Deliciosus, el Tuber Borchi y la Morchella Esculenta. Estas variedades, por su peculiaridad y alto valor nutricional, pueden costar de 12 a 200 euros el kilo en el mercado internacional. La propuesta resultó ganadora y desde entonces ha venido siendo implementada.

“El financiamiento del Reto Bio nos permitió realizar el estudio de suelo con una muestra que fue enviada a España, con lo cual se determinó que esas tres variedades sí podían crecer en suelo peruano. También logramos traer de allá a un especialista de IDForest que nos enseñó y nos acompañó en cada paso del proyecto, pudimos además obtener el micelio en placa del Lactarius Deliciosus, el Morchela y el Borchi, para su posterior inoculación, y, por supuesto, adquirir equipos de biotecnología para poder observar la micorriza”, revela Manayay.


En febrero del 2022 se cumplen los dos años desde que inocularon las tres nuevas variedades de setas en bosques y viveros, lo que significa que el equipo se viene alistando para la cosecha de estas especies foráneas, por primera vez en suelo peruano.

“Gracias al apoyo de ProInnóvate hemos podido también implementar algunas acciones de marketing y publicidad. Ahora tenemos página web, un fanpage en Facebook, tenemos nuestro logo, brochure, catálogo y demás piezas publicitarias y de imagen corporativa. La presentación y el envase de nuestros productos ha mejorado”, declara la especialista.


La incorporación de las nuevas setas asegurará una producción diversificada y permanente durante los meses en los que no hay Boletus Luteus, ya que este solo crece en temporada de lluvia, que va de diciembre a abril. Esto permitirá, además, que las mujeres que realizan la cosecha tengan trabajo todo el año, y por lo tanto, ingresos económicos más frecuentes.

Margaret Manayay, así como el resto del equipo de Simbiosis, es del caserío de Piedra Parada, en Incahuasi, que es donde nace y se desarrolla el proyecto. “Me emociona mucho ver el cambio en las mujeres, el empoderamiento que se ha logrado gracias a esta locura de la investigación. El modelo de negocio que planteamos no sólo es sostenible, sino que tiene un enfoque social, económico y ambiental, y queremos seguir llevando este proyecto teniendo siempre en cuenta la investigación, el desarrollo y la innovación". 

El emprendimiento Simbiosis ha obtenido diversos reconocimientos a nivel nacional y está en constante búsqueda de oportunidades para escalar a un siguiente nivel. La ambición más cercana es lograr la exportación directa, alcanzar la certificación y tener una planta de producción propia.

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Publicado: 15/7/2021