A partir de ese episodio, Karin comenzó a conocer e investigar más sobre la Química y las mujeres que habían destacado en esa área a través de los años, por ejemplo, Mari Curie. Entonces decidió postular a la UNI, era su primer objetivo y lo logró a los 17 años con mucho estudio y dedicación.
"Las vacantes para Ingeniería y Química eran pocas, más aún, las vacantes para la carrera de Química como ciencia pura. Desde el momento del examen, me di cuenta de la desigual cantidad de hombres y mujeres que estaban postulando. Y eso fue un poco chocante para mi, ya que los últimos años de secundaria había estudiado en un salón solo de mujeres. El cambio de pasar de un ambiente predominantemente femenino, a otro en el que eran tan solo dos mujeres en medio de todo un salón de hombres, me impactó", recuerda.
Ella ingresó a la UNI durante la década de los 90, cuando todavía quedaban algunos rezagos del terrorismo. Recuerda que en una ocasión llegaron a su facultad y los alumnos notaron que habían puesto una bandera de Sendero Luminoso en el techo. Al enterarse de esto, el representante estudiantil tomó la situación entre sus manos, subió y sacó la bandera del techo para luego declarar que “nuestra facultad se respeta”.
“Creo que todos teníamos temores naturales en ese momento, pero eso nos enseñó a querer a nuestra facultad y, sobre todo, a querer cambiar el país y empezar a trabajar en ello”, declara.
Ese episodio marcó su vida universitaria, así como dos profesoras que la motivaron a continuar sus estudios en el extranjero. Para lograrlo empezó a postular a diferentes becas para realizar su maestría en España. Sin embargo, se dio con la sorpresa de que estas organizaciones pedían más requisitos que solo ser egresado. Algunos de estos eran: contar con publicaciones científicas, un grupo de investigación, entre otros.
Seguir adelante
Al darse cuenta de que no podría continuar con su maestría automáticamente, la doctora Paucar decidió dedicarse a trabajar para poder ahorrar y estudiar por su cuenta. Cuando ya estaba por terminar su tesis, a través de un proyecto de investigación, le surgió la oportunidad de quedarse en la UNI como docente y aceptó. A la mitad de ese mismo año, se lanzó una convocatoria para estudios de maestría en una universidad que no fuera la misma en la que se estudió el pregrado y el único requisito era ser docente. Así fue como logró una maestría en la PUCP.
Realizó su maestría en Química con mención en Corrosión y fue durante un congreso en esta universidad que Karin conoció a un grupo de investigación español que veía el mismo tema. Afortunadamente, tiempo después se le presentó una gran oportunidad, salió la convocatoria de la Fundación Carolina para estudios de doctorado.
El requisito era ser docente universitario y tener un grupo de investigación fuera del país. La doctora Karin no dudo en contactarse con el grupo español y reuniendo todos los requisitos logró ganar la beca para el doctorado en Química Avanzada de la Universidad Complutense de Madrid.
A pesar de haber logrado su objetivo, las inseguridades llenaron a Karin cuando cayó en cuenta de la diferencia de edad que había entre sus compañeros de doctorado y ella. La mayoría estaba en sus 26 o 28 años, e incluso su asesor tenía apenas 32 y ya contaba con un post doctorado. Ella, con sus 36 años, se sintió un poco fuera de lugar pero siguió adelante y culminó con éxito sus estudios.
Apuesta por proyectos sostenibles
Regresó al Perú, y junto al doctor
Arturo Tallero, actual vicerrector de investigación de la UNI, presentaron un proyecto sobre corrosión de películas al programa Pro Innóvate del Ministerio de Producción y ganaron el financiamiento.
Su carrera iba en ascenso. El segundo proyecto que desarrolló junto a su equipo de investigación fue sobre inhibidores de corrosión naturales, un problema que no se había tratado en el Perú. Y es que, a nivel industrial, señala Paucar que es preocupante la cantidad de dinero que se gasta por el tema del deterioro del metal en el medio ambiente. Un problema que, tranquilamente, podría ser reducido con un plan organizado.
Con respecto a esto, Karin nos explica que se planea hacer el estudio sobre el uso de el extracto etanólico acuoso de las hojas, semillas y cáscaras de nona muricata (guanábana) como inhibidores de la corrosión del acero en medio ácido. Pero no solo se estudia su reacción en un medio ácido, sino que, ahora, se encuentran estudiando también en medio salino, en donde el mecanismo puede ser diferente.
Karin señala que en cada tipo de medio se necesita hacer un estudio mucho más amplio, por eso es que se continúa en esa línea y ahora se encuentran en camino a estudiar el tema en uno de los ámbitos en donde más se pueden aplicar los inhibidores: el tema de la energía y las baterías.
La doctora Paucar señala que ya se ha logrado
construir el prototipo de la batería de litio en el tamaño más pequeño para empezar ya con los estudios mayores, lo que comprendería el
escalamiento a tener una batería cilíndrica o cualquier batería para vehículos eléctricos. Gracias a estos progresos, el proyecto ahora cuenta con un
financiamiento de 500,000 soles.
Finalmente, Karin busca motivar a las mujeres a que se incorporen al grupo de las apasionadas por la ciencia. Señala que es necesario que ganen la experiencia de resolver problemas y conocimientos, y además, podrán darse cuenta que traen a la mesa habilidades que tal vez investigadores hombres no podrían aportar.
“En el caso de las chicas, tratemos de esforzarnos por la igualdad de género, que es lo que más nos debería preocupar alcanzar. Y que siempre perseveren y traten de buscar los caminos para alcanzar sus sueños, porque los sueños sí se hacen realidad”, concluye.
Según las estadísticas, el 16% de la población estudiantil de la UNI son mujeres y las cifras se han elevado en la última década en un 5%.
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