Para el médico psiquiatra Jeanrro Aguirre Dedios, del Centro de Salud Mental Comunitario de La Victoria, el amor más que un hecho fortuito o buena suerte es una construcción que se alimenta de afecto, compromiso y sobre todo de decisiones.
“Mucha gente dice que ama a alguien cuando en verdad solo está enamorado” comentó en entrevista con el programa Saludable Mente de Andina Canal on line.
El experto explicó que el enamoramiento tiene varias fases: primero llega la atracción, luego el momento donde se aman las coincidencias, para luego dar paso al verdadero amor, que es donde uno se enamora de la persona, pese a las diferencias que tiene con ella.
“Durante la atracción uno quiere estar todo el tiempo con la otra persona. Nuestro cerebro se llena de dopamina, el neurotransmisor de la felicidad que a veces nos enceguece y nos lleva a hacer o decir cosas increíbles”.
El enamoramiento no es un proceso lineal. Tiene puntos intermedios en los que hay una idealización de la pareja, alimentada por una serie de discursos que vienen del amor romántico.
“¿Cuándo llegamos al verdadero amor? Cuando a pesar de los defectos y situaciones adversas con la pareja decidimos apostar por la relación”, destaca el experto.
El éxito dependerá de una serie de variables, entre ellas la concepción que se tienen de sí mismos, su escala de valores y lo que cada uno crea o suponga que es el amor.
“Mucha gente dice los dos juntos hasta la muerte, pero el amor no siempre termina en matrimonio o en el cuento principesco que nos han contado. Existen teorías que indican que el amor puede durar entre dos a tres años, lo cual no significa que vaya a terminar en ese tiempo, mucho dependerá de cada pareja”.
Las personas emocionalmente maduras tratarán de conversar, dialogar para intentar salvar la relación
Señales de alerta
Toda relación empieza desgastarse con el tiempo, pero eso no significa que deba terminarse. Sin embargo, hay señales que advierten un riesgo en su continuidad.
Una de ellas es la falta de ilusión, un menor tiempo compartido, desarrollar una sensación de pérdida o soledad pese a estar en pareja, discusiones por temas menores, malentendidos que no se terminan de cerrar y que, en muchos casos, esto es solo la punta del iceberg, donde uno de los dos se queja más porque no se siente apoyado.
La frecuencia de encuentros íntimos es también un indicador de salud dentro de la pareja.
“No tanto por el número, sino por lo fructíferas que pueden ser en cercanía, conexión. Cuando hay una disminución de la frecuencia o intimidad en una pareja hay una falta de vinculación afectiva, generada por resentimientos, cosas no resueltas o como forma de venganza”.
Los conflictos pueden ocurrir por diversos motivos, incluso porque uno de ellos no muestra al otro en redes sociales o porque no le gusta que su vida esté publicada on line.
Seres individuales
El psiquiatra recordó a las parejas no olvidar que sus integrantes son seres individuales, con derecho a la privacidad, cuidando que esto no sea visto como algo punitivo para uno y abierto para otro.
El amor no siempre termina en matrimonio o en el cuento principesco que nos han contado
Una señal de alarma dijo, es, por ejemplo, la colocación de clave al celular cuando antes esto no lo hacía.
“Si uno empieza a escarbar en las redes sociales o el teléfono de la pareja es que ya estamos empezando a sospechar que algo no va bien. Además, hay un dicho muy claro que dice que ‘el que busca, encuentra’ y no siempre porque haya un desliz de la otra parte, sino por la interpretación que le damos a las cosas, desencadenando una pelea en la pareja”.
Para Aguirre cada persona llega a una relación con una mochila de ropa sucia y cuando uno quiere lavarla con su contraparte debe aprender a separar la ropa de color de la blanca, “porque nuestra pareja de hoy no debe pagar por lo que ocurrió en una relación anterior”.
¿Cómo terminar?
Las personas emocionalmente maduras tratarán de conversar, dialogar para intentar salvar la relación, las otras sacarán los pies del plato, tendrán relaciones paralelas o buscarán una excusa para salir de la relación.
“Si ambos se dan cuenta que la relación no da para más hay que buscar igualmente que las cosas se aclaren. La parte emocional siempre tendrá expectativas, deseos y metas y cuando no se cumple hay una sensación de dolor que puede ser equiparable a la pérdida de un familiar o un ser querido”.
La ruptura también tiene su proceso y etapas: la negación (no aceptamos la pérdida, surge una idealización del pasado), ira, depresión y finalmente aceptación.
“Lo ideal es aceptar con dignidad el fin de la relación. Hay personas que insisten en estar con parejas que no las quieren, allí hay que hacer una restructuración cognitiva, trabajar para traer las expectativas que se tienen a un plano más real, así como deconstruir las idealizaciones del amor que no sirven, colocando los pies en la tierra, en el aquí y en el ahora, que es lo único real”, indicó.
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