Científicos peruanos, en colaboración con sus pares de Alemania, han descubierto en el mar del Perú un fuerte potencial de biomoléculas antibióticas que podrían enfrentar a bacterias que, pese a las medicinas actuales, se resisten a morir en el cuerpo humano.
La investigación está a cargo de científicos de la Universidad Nacional de Trujillo (UNT) y ha sido
reconocida por el Concytec, que ha subvencionado el proyecto. Entre las metas está encontrar un antibiótico que elimine una de las bacterias resistente a la penicilina.
En diálogo con la Agencia Andina, Mayer Ganoza Yupanqui, investigador principal del estudio, afirmó que a nivel mundial existe un problema grande de resistencia bacteriana y que en el Perú hay muchos pacientes que están siendo tratados con antibióticos, pero no se consiguen resultados óptimos.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada vez es mayor la cantidad de infecciones -como la neumonía,
tuberculosis, gonorrea y salmonelosis-
cuyo tratamiento se ha vuelto más difícil, debido a la pérdida de eficacia de los antibióticos. Este problema ha sido clasificado como una de las mayores amenazas para la salud humana.
¿En qué consiste la investigación?
La investigación se denomina “Biodiversidad mixobacterial marina del Perú: potencial fuente de biomoléculas antibióticas contra patógenos multidrogorresistentes”. En ella trabajan cuatro peruanos y dos alemanes. No hay otro grupo de investigación que esté desarrollando un trabajo similar en nuestro país.
Los investigadores buscan los antibióticos en microorganismos marinos que se adhieren a cualquier superficie, ya sea algas, fango, conchas, tierra, entre otros, asegura Mayer Ganoza. Esta biodiversidad bacterial marina se debe a que tenemos la corriente de El Niño, de aguas calientes, y la de Humboldt, de aguas frías.
Ya en el laboratorio, los investigadores buscan qué parte del gen de una bacteria genera la actividad antibiótica. Normalmente las bacterias -cuando están siendo agredidas en su medio- producen estos antibióticos, pero cuando están cómodas ya no lo hacen o disminuyen su producción de biomoléculas.
"Ya nos ha pasado durante la investigación que le damos condiciones muy favorables a la bacteria y ya no produce antibióticos. Tuvimos que 'enfrentarlas' para que 'peleen' por alimento como en una situación real. Las biomoléculas con las que destruyen a su oponente son las que nos interesan. Son separadas y luego se hacen ensayos biológicos y se dilucida su estructura química".
Cómo empezó todo
El grupo de
investigación de la UNT está conformado por el profesor Julio Campos Florián, especialista en farmacología; Mayer Ganoza Yupanqui, investigador principal y especialista en productos naturales terapéuticos; la microbióloga Lizbeth Armas Mantilla, especialista en cultivo de bacterias; y la ingeniera zootecnista Virginia Linares, especialista en genética. Los dos investigadores alemanes, entre los que se encuentra el doctor Till Schäberle, se especializan en biología farmacéutica y en identificación de bacterias marinas.
La idea de investigar el mar peruano para encontrar antibióticos la trajo en febrero del 2015 el egresado de la UNT, Luis Linares, quien viajó a Alemania
becado por Fincyt para realizar un doctorado en la Universidad de Bonn, institución en en la que se han realizado investigaciones similares desde hace varios años.
Investigación en desarrollo
El dinero y la falta de equipamiento fueron los principales obstáculos que enfrentaron al inicio los investigadores. Sin embargo, indicó Mayer Ganoza, se logró mantener la línea del proyecto gracias a la inversión de la UNT.
Además, el dinero otorgado por Concytec (S/ 392 mil 722) permitió la compra de instrumentos que fueron complicados de conseguir por falta de presupuesto de la universidad.
La investigación debe pasar por varias etapas: será necesario saber si las biomoléculas podrían producir efectos secundarios y qué presentación (cápsulas, intravenosa, etc) sería la adecuada para que actúe el medicamento. "Falta mucho para hacer pruebas en seres vivos. Tomando en cuenta que se quiere sacar un nuevo producto al mercado, este megaproyecto requiere de 7 a 15 años de estudios".
La investigación afrontó una complicación a consecuencia del fenómeno El Niño Costero. “Debimos terminar en febrero, pero cuando ocurrió el Niño Costero ya no encontramos las bacterias que queríamos y luego hubo un deslizamiento de quebradas que obligó a cerrar los laboratorios temporalmente y tuvimos un retraso de entre 6 y 7 meses. Ahora estimamos que cerraremos el proyecto en diciembre, pero continuaremos con otra etapa”.
Resultados alentadores
No obstante, hoy el factor climático ahora parece estar a su favor. “Estamos encontrando bacterias que no había hace 3 años. Algunas se ven prometedoras. De las cerca de 400 bacterias aisladas, se identificaron alrededor de 180 y de esas, solo 5 o 6 tienen buena actividad”.
Para el investigador de la UNT, combatir la resistencia a los antibióticos de bacterias que causan enfermedades es parte de un proceso de adaptación. “Posiblemente dentro de 40 o 50 años vuelvan a ser inmunes y se encontrarán nuevas formas de tratarlas. Así es el ciclo”.
A pesar de sus avances, Mayer Ganoza afirma que son necesarios más equipos para expandir la investigación a bacterias como las que producen tuberculosis. “Ojalá que el siguiente proyecto que postulemos podamos ganar y tener dinero para comprar lo que hace falta".
La meta es clara para el doctor Ganoza. “A futuro queremos tener registrado y patentado un medicamento que pueda ser utilizado como antibiótico para uso humano. El objetivo más cercano es encontrar biomoléculas que tengan potencial antibiótico y lo estamos logrando”.
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(FIN) RSJ/RRC