El reciente hallazgo de una galería subterránea y dos vasijas ceremoniales de 3,000 años de antigüedad en Chavín de Huántar, que pertenecen al período temprano de su desarrollo, incrementan el conocimiento de esta cultura andina matriz del Perú, pero aún hay mucho por descubrir dado que hasta ahora solo se ha podido explorar e investigar aproximadamente el 5 % del sitio arqueológico, declarado Patrimonio de la Humanidad.
Así lo sostuvo el arqueólogo John Rick, director desde hace casi 30 años del equipo científico del Programa de Investigación Arqueológica y Conservación de Chavín de Huántar, de la Universidad de Stanford de los Estados Unidos.
En entrevista con la
Agencia de Noticias Andina, el arqueólogo subrayó que este descubrimiento inédito es sumamente importante para conocer el pasado más remoto de la
civilización Chavín, dado que hasta ahora lo conocido sobre esta milenaria cultura preinca surgida en la sierra del departamento de Áncash y contemporánea con otras civilizaciones del mundo antiguo como Egipto, está vinculada a su fase de mayor desarrollo y también a su época tardía, tal como lo evidencian los hallazgos de
Julio C. Tello, Luis Lumbreras y otros prestigiosos investigadores.
Hallazgo de nueva galería y cerámica lítica
La recién descubierta
galería subterránea, ubicada en lo más profundo de uno de los principales edificios del sitio arqueológico Chavín, conocido como “Edificio D”, había sido detectada en 2018 gracias al empleo de una
cámara robótica que ingresó a través de un pequeño conducto de aire.
La pandemia por el covid-19 a inicios del 2020 obligó a suspender las investigaciones y estas pudieron retomarse recién este año. Y tras volver a la galería detectada por la cámara robótica el arqueólogo
John Rick pudo ingresar la semana pasada, a través de un estrecho ducto vertical, de unos 40 centímetros de diámetro, que conducía hasta la galería oculta.
“Se trata de una galería que, por su posición y detalles arquitectónicos, revela que fue construida en un periodo netamente más temprano que otras galerías que fueron modificadas a través de una existencia muy larga”, manifestó.
Refirió que la galería fue parcialmente cubierta al momento de su clausura. “Entonces, hay muchas posibilidades de descubrimientos adicionales. El problema es que la entrada que tenemos hasta la galería es a través de un ducto que es de un tamaño estrecho que apenas permite ingresar a una persona relativamente delgada, aunque no cómodamente”, dijo.
Al ingresar, Rick encontró dos vasijas ceremoniales hechas de piedra, una de las cuales presenta en su parte superior la cabeza de un cóndor tallada de forma realista, en cuyos lados tiene grabadas sus alas y en el lado opuesto de la cabeza tiene grabada la cola del ave. Su peso asciende a 17 kilos. La otra vasija tiene un diseño más sencillo, de forma cilíndrica, con el borde refinado y sin figura alguna. Ambas registran un diámetro aproximado de 30 centímetros por 25 centímetros de alto.
Rick aseveró que ambos ejemplares de cerámica lítica representan un hallazgo muy importante porque hasta ahora no se conocían estos tipos de cuencos en los sitios ya explorados del complejo arqueológico Chavín, declarado
Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1985.
Tecnología arqueológica
Rick destacó que gracias a las cámaras robóticas y a otros instrumentos tecnológicos de los que se dispone en la actualidad se puede explorar las galerías de difícil acceso sin perturbar la evidencia arqueológica a su alrededor ni poner en riesgo la salud humana en zonas con riesgo de derrumbe.
”Las cámaras robóticas son el instrumento tecnológico principal en la exploración de las galerías y son importantes en materia de seguridad porque nos permite determinar si las galerías a las que queremos ingresar son estables. A veces hay vigas rotas, muros en peligro de colapso. Estos robots corren el peligro inicial y nos permiten explorar con eficiencia y seguridad”, anotó.
Rick refirió que existen actualmente en el mercado otros avanzados instrumentos tecnológicos utilizados en arqueología, como el georadar que permite ver debajo de la superficie sin excavar, así como detectar estructuras y diferencias de contenidos de suelo antes de romper la superficie. Aclaró que para acceder a este tipo de tecnología se requiere mayores recursos económicos de los que no dispone ahora el programa Chavín de Huántar.
“También podemos utilizar tecnologías para interpretar lo que hemos recogido en las excavaciones, analizar trazos, restos de alimentos, la presencia de líquidos en la cerámica, como bebidas alcohólicas y alucinógenas utilizadas por la
cultura Chavín. El uso de drones para tomar fotos aéreas. Tengo que leer constantemente y consultar con mis colegas para mantenerme al tanto en tecnología”, comentó.
Consideró que gracias al apoyo tecnológico el futuro de la arqueología se avizora muy bueno para poder hacer trabajos cada vez más completos y detectar evidencias materiales que antes eran inimaginables de poder ver. “Es realmente un campo de avance permanente si se compara como era en mi juventud”, añadió.
Construcciones Chavín y manejo ambiental
Rick recordó que si bien la piedra, y sobre todo la labrada, le confiere fama universal a las construcciones Chavín, es el mortero de arcilla, muy bien formulado y muy fuerte, el que permitió que estas edificaciones perduraran durante mucho tiempo. “Realmente, los Chavín aprendieron mucho, fueron muy eficaces en su manejo del medioambiente”, puntualizó.
“Chavín tenía en su época una respuesta para el control de la humedad en el interior de los templos, regulado por canales que drenaron el agua de manera muy eficaz y también ductos de aire que ayudaban a ventilar los espacios internos, las galerías y canales”, explicó.
Sin embargo, con el paso del tiempo, la obstrucción y colapso de los ductos de aire desencadenaron un aumento de la humedad, por lo que los morteros o argamasa empezaron a perder su fuerza y las estructuras se debilitaron.
“El problema surgió a través del tiempo con el bloqueo de muchos ductos y algunos de ellos han colapsado. Lo mismo sucede con los canales de drenaje que en muchos casos ya no funcionan. Esto ha llevado a problemas de conservación de las estructuras, algo que tratamos de remediar”, enfatizó.
Objetivos para este año
John Rick sostuvo que este año se está retomando lo avanzado hasta 2019 y se están abordando varios frentes. Además de la investigación en la galería descubierta se está tratando de esclarecer cómo colapsó la civilización Chavín.
Sobre ello, se esboza la hipótesis de que un terremoto contribuyó al colapso de
Chavín de Huántar debido a lo que evidencian los escombros de los muros de los grandes templos que se desplomaron.
El arqueólogo adelantó que en vista que el permiso para la investigación arqueológica en Chavín de Huántar culminará en 2023, el Programa de Investigación gestionará la renovación del mismo ante el Ministerio de Cultura. “Vamos a tramitar la renovación para seguir adelante con la investigación. Siempre tenemos que pedir permiso para varios años, porque es parte de las normas del Ministerio de Cultura para quienes trabajamos en sitios que son Patrimonio de la Humanidad como es el caso de Chavín de Huántar”, mencionó.
Importancia de Chavín
Para Rick, la importancia del sitio arqueológico Chavín de Huántar radica en que muestra transiciones muy importantes con las culturas tempranas andinas, en el origen de la autoridad y el desarrollo de las religiones originales de los Andes, en la capacidad humana para desarrollar una estructura social muy compleja, adaptado a la región altoandina y caminar hacia el futuro en una forma muy eficaz.
“Se puede decir que Chavín fue exitoso. Duró 800 años, mientras que los incas duraron poco más de 100 años. Chavín desarrollo tecnologías, conocimientos, estructura social, política y religiosa. Chavín es un lugar ideal para aprender estas cosas y también para mostrarlas al público local, nacional y mundial”, enfatizó.
Equipo del proyecto
El equipo liderado por John Rick, arqueólogo de la Universidad de Stanford y con más de 50 años de experiencia, está integrado por su esposa la arqueóloga Rosa Rick, coordinadora del programa, así como arqueólogos jóvenes, en su gran mayoría peruanos, y colaboradores locales. Este proyecto se realiza en coordinación con la Dirección de Cultura de Áncash y recibe el apoyo financiero de la compañía minera Antamina.
“En el campo trabajan un poco más de 30 personas, incluyendo trabajadores locales de Chavín algunos de los cuales tienen hasta 20 años de experiencia participando en este proyecto. También estamos trabajando con estudiantes de 6 u 8 universidades peruanas, que en su mayoría tienen bastante experiencia. Es nuestro propósito tratar de entrenarlos en varias de las tecnologías que estamos usando y que no son tan comunes o fáciles de aprender”, manifestó.
Rick destacó que hay varios jóvenes arqueólogos peruanos que también se están especializando en distintas zonas de exploración del sitio arqueológico
Chavín de Huántar y en interpretación de cerámica, evidencia lítica, etc.
“Queremos incluir el concepto de universidad en lo que hacemos. No somos una universidad formal, pero en términos de entrenamiento podemos ofrecer no solo una enseñanza general de cómo excavar, sino también cómo especializarse y cómo compartir los talentos que tenemos en el equipo, no solo para lograr los conocimientos del pasado sino para avanzar en las carreras de estas personas que van a liderar el programa dentro de poco. Es súper importante este tema y me da un gusto inmenso, por ejemplo, de entrenar arqueólogos de la población local. Tenemos dos arqueólogos que han trabajado con nosotros durante 10 años y ya terminaron su carrera de arqueología en la Universidad Nacional Santiago Antúnez de Mayolo (Unasam), en Huaraz, y ya están preparados para participar plenamente y liderar la arqueología de Chavín de Huántar. Me da mucho orgullo promover la arqueología autóctona identificada con Chavín”, aseveró finalmente.
(FIN) LZD/MAO