Andina

Aguajales en Loreto: estudio destaca su rol clave para captar gases de efecto invernadero

Investigación del IIAP estudia a estas turberas amazónicas que son sumideros de dióxido de carbono y metano

Científicos del Instituto de Investigaciones de la Amazonía Peruana (IIAP) desarrollan en Loreto un estudio que busca conocer el comportamiento de gases de efecto invernadero contaminantes, como el dióxido de carbono y el metano, en uno de los ecosistemas emblemáticos de la selva baja: el aguajal.

Científicos del Instituto de Investigaciones de la Amazonía Peruana (IIAP) desarrollan en Loreto un estudio que busca conocer el comportamiento de gases de efecto invernadero contaminantes, como el dióxido de carbono y el metano, en uno de los ecosistemas emblemáticos de la selva baja: el aguajal.

15:41 | Loreto, mar. 4.

Por Luis Zuta Dávila

Loreto, el departamento más extenso del Perú, cuenta con más de 5 millones hectáreas de aguajales que captan y almacenan unos 3,000 millones de toneladas de carbono. Ello hace que este ecosistema, conocido como turbera amazónica, cumpla un rol fundamental en el control y reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, lo que ayuda a mitigar el impacto del cambio climático en el Perú y en el planeta.

Científicos del Instituto de Investigaciones de la Amazonía Peruana (IIAP) desarrollan en Loreto un estudio que busca conocer el comportamiento de esos gases contaminantes en uno de los ecosistemas emblemáticos de la selva baja: el aguajal.


El aguajal es un área pantanosa, permanentemente inundada, donde crece la palmera aguaje (Mauritia flexuosa), de unos 27 metros de alto, en formaciones puras y también mezcladas con otras palmeras y árboles diversos. 


El aguaje es una palmera dioica; es decir, que tiene árboles masculinos y femeninos, siendo estos últimos los que producen el fruto llamado aguaje, muy consumido por la población y debido a ello tiene un aprovechamiento comercial muy significativo en la economía local. Además de sus atributos nutricionales, el aguaje tiene un gran potencial en el ámbito de la cosmética y en el ámbito forestal.


Investigación


La investigación del IIAP surgió gracias a un convenio suscrito por el IIAP con el Servicio Forestal de los Estados Unidos (EE.UU.) para estudiar los ecosistemas de “turberas”, que son espacios ecológicos donde hay bastante materia orgánica en descomposición, pero sobre la cual hay vegetación particular como el aguajal.


El proyecto, iniciado en 2016 y cuya primera etapa culminó en 2019, se ejecuta en el Complejo Turístico Quistococha, ubicado a unos 10 kilómetros de la ciudad de Iquitos, capital de Loreto. 

El aguajal del Complejo Turístico Quistococha es representativo de los más de 5 millones de hectáreas de aguajal que existen solamente en el departamento de Loreto, y es uno de los 36 ecosistemas forestales que existen en la Amazonía peruana. Este lugar fue elegido por el IIAP debido a su proximidad a la ciudad de Iquitos, la seguridad que brinda dado que es un espacio cercado y las facilidades que ofrece para el cuidado y monitoreo de los equipos.


Gracias al financiamiento del Servicio Forestal de los Estados Unidos se instaló, en medio del aguajal ubicado en ese lugar, una plataforma vertical llamada Torre de Flujo de Gases de Efecto Invernadero, de 42 metros de alto, extensión que supera a la copa de las palmeras más altas del aguajal, que en promedio alcanzan los 27 metros.

“Este proyecto trata de tener información acerca del comportamiento de los gases de efecto invernadero en el ecosistema del aguajal. Para ello medimos, con unos sensores instalados en la parte alta de la torre, el flujo de gases que salen desde el subsuelo y desde la superficie de estos aguajales y son emanados hacia la atmósfera, así como los gases que ingresan al ecosistema”, explicó el ingeniero forestal Lizardo Fachín Malaverri, investigador principal del proyecto.


Los gases de efecto invernadero estudiados son, principalmente, el dióxido de carbono (CO2) y el metano (CH4) y sus efectos en el medio ambiente, además de otras variables como humedad, temperatura y velocidad del viento. “Todo esto ayuda a comprender el comportamiento de estos gases que van desde el ecosistema hacia la atmósfera y viceversa”, subrayó en diálogo con la Agencia de Noticias Andina.

Fachín Malaverri detalló que mediante una metodología llamada Eddy Covariance, de medición atmosférica que calcula el flujo de aire, se estudia el comportamiento de los gases de efecto invernadero cuando interactúan con el entorno natural amazónico. 

“A través de esta metodología medimos simultáneamente las variaciones de la concentración de gases y la dirección del viento arremolinado en alta frecuencia. Los datos se registran miles de veces por minuto, y mediante una serie de ecuaciones obtenemos las estimaciones del movimiento de los gases que salen e ingresan al aguajal”, detalló.


Estas mediciones se realizan no solo en Perú sino también en otros países por parte de diferentes organizaciones que contribuyen en conjunto a la gran base de datos llamada Fluxnet, lo cual sirve para generar modelos climáticos a múltiples escalas temporales, así como modelos de distribución de dióxido de carbono y metano a nivel global. El IIAP forma parte de esta red de información mundial a través de la base de datos Ameriflux que acopia información de diversos puntos del continente americano. 

La instalación de la Torre de Flujo de Gases de Efecto Invernadero se ejecutó en el 2016 y al año siguiente comenzó el acopio de información mediante los sensores. En el 2018, el IIAP se asoció a las Universidades de Minnesota y de Míchigan (EE.UU.) y ganaron un concurso para obtener financiamiento auspiciado por el Departamento de Energía de dicho país, a fin de continuar con la investigación. De esta manera consiguieron ampliar su vigencia hasta este año.


El investigador del IIAP indicó que el proyecto se encuentra, actualmente, en una segunda etapa denominada “Procesos biofísicos y mecanismos de retroalimentación que controlan las contribuciones de metano en una turbera amazónica”.  

“Desde el 2021 venimos registrando información no solo del ecosistema del aguajal desde la torre, sino también a través de sensores instalados en las palmeras y en el terreno donde estas crecen, a fin de medir también los flujos de los gases de efecto invernadero en ese subecosistema”, afirmó.


Primeros resultados


Fachín Malaverri adelantó que entre los primeros resultados de esta investigación destacan el hecho que los aguajales se comportan como sumidero o captador de dióxido de carbono y una fuente o emisor de metano, generados por la materia en descomposición que se acumula en el suelo del aguajal.


“Por ello es importante conservar los aguajales, evitando la tala y la quema de sus árboles para que no se libere a la atmósfera la enorme cantidad de esos gases de efecto invernadero que se almacenan en esta turbera tropical”, subrayó.

Otro resultado relevante tiene que ver con el aumento de la “respiración” del ecosistema del aguajal en condiciones secas o en temporada de vaciante por el menor caudal de los ríos amazónicos; es decir, cuando está por debajo de la media anual, aseveró.


“También se ha determinado un aumento en las emisiones de metano durante la temporada de lluvias, aunque no existe un patrón diario significativo como la temperatura en la emisión de este gas de efecto invernadero, como planteaba inicialmente nuestra hipótesis de investigación”, remarcó el científico del IIAP.

Estos primeros resultados han sido publicados en una revista científica y se proyecta publicar los sucesivos hallazgos en otras publicaciones indexadas, anotó.


Ampliación del convenio con la región Loreto


Fachín Malaverri saludó la reciente ampliación del convenio suscrito por el IIAP con el Gobierno Regional de Loreto para continuar investigando el comportamiento de los gases de efecto invernadero en el aguajal del Complejo Turístico Quistococha, administrado por la autoridad regional.

La firma del convenio se realizó, el pasado 1 de marzo, en las instalaciones del Gobierno Regional de Loreto, entre el gobernador regional, Elisbán Ochoa Sosa, y la presidenta ejecutiva del IIAP, Carmen Rosa García Dávila.


“De esta manera se evidenció la gran disposición del Gobierno Regional de Loreto para seguir contribuyendo con esta clase de investigación que desarrolla el IIAP, toda vez que proporciona muy buena información para la toma de decisiones, sobre la base de evidencia científica, respecto de la gestión de ecosistemas como el aguajal y, por lo tanto, contribuyan a la mitigación del cambio climático y a una mejor calidad de vida de las poblaciones amazónicas”, manifestó Lizardo Fachín.

Recordó que hay mucha población local cuya economía depende del aguajal, dado que extraen y comercializan su fruto llamado aguaje, rico en nutrientes, así como el tronco para los pisos de las casas y las hojas de esta palmera para el techado de las casas.


Según un estudio sobre el mercado del aguaje, solo en la ciudad de Iquitos se consumen unas 20 toneladas de este fruto al día. Se comercializa fresco o en preparaciones como refrescos, helado de hielo o pulpa, entre otras presentaciones.

“El problema de esta creciente demanda del aguaje radica en que para aprovecharla se tala la palmera, lo cual impacta negativamente en la supervivencia del aguajal”, advirtió.

Educación y sensibilización


Como parte del proyecto, el IIAP desarrolla acciones de educación y sensibilización a la comunidad, a fin de que comprendan la importancia de conservar y aprovechar sosteniblemente el aguajal, dada su enorme importancia ecológica y ambiental.


“Estamos organizando un taller en comunidades aledañas al Complejo Turístico Quistococha para informar y educar sobre la importancia de mantener en pie estos ecosistemas. Y también enseñar a la población a cosechar los racimos de aguaje mediante técnicas de ascenso a las palmeras sin necesidad de talar la palmera ni provocarles daño alguno. Trabajos con los padres e hijos y también con los encargados de la cosecha del aguaje”, puntualizó.  

Capacitación de investigadores


El investigador del IIAP resaltó también que este proyecto científico permite capacitar a investigadores peruanos y extranjeros interesados en el estudio del comportamiento de los gases de efecto invernadero en el aguajal.

En el caso de los investigadores nacionales se trabaja con la Universidad Nacional de la Amazonía Peruana (UNAP), a través de su Facultad de Ciencias Forestales, que tiene las Escuelas Profesionales de Ingeniería Forestal y de Ecología en Bosques Tropicales; y la Facultad de Agronomía, que tiene las Escuelas Profesionales de Ingeniería Agronómica y la de Ingeniería de Gestión de Recursos Naturales. 


“El IIAP lanza convocatorias para prácticas preprofesionales y para proyectos de tesis. Desde 2017 hemos tenido nueve estudiantes de pregrado que realizaron sus prácticas preprofesionales, así como dos tesistas.  De esta manera, estamos fortaleciendo las capacidades científicas de jóvenes investigadores loretanos, para que a futuro la región y el Perú cuenten con profesionales capaces de comprender estos ecosistemas para responder a los problemas causados por el cambio climático y la degradación de los bosques”, enfatizó.

Además de la presencia de estudiantes y profesionales loretanos, este proyecto del IIAP ha recibido la visita de estudiantes de otras universidades del país, como de la Universidad Nacional de Moquegua que realizaron intercambio. 

También se ha recibido la visita de estudiantes extranjeros interesados en conocer el comportamiento de las turberas amazónicas y los ecosistemas tropicales frente al cambio climático. “Desde el 2017 han venido a Loreto dos delegaciones de estudiantes extranjeros e integrantes de ONG. Lo que pretendemos con este centro, al que hemos denominado Sitio de monitoreo intensivo de carbono, es que se convierta en una vitrina de este tipo de ecosistema a nivel científico y trascienda al ámbito local y nacional para tener presencia internacional”, sostuvo.

Ordenamiento territorial amazónico


“La investigación sobre el impacto de los gases de efecto invernadero que lleva a cabo el IIAP nos permite generar información científica para que las autoridades tomen decisiones en las políticas de desarrollo de la Amazonía, dado que los ecosistemas están siendo impactados por actividades productivas legales e ilegales”, afirmó.


Tanto en los avances que viene mostrando como al finalizar el estudio, la información generada por el IIAP resulta de gran utilidad para los procesos de zonificación ecológica y económica, que identifica potencialidades y limitaciones en determinado territorio, así como instrumentos como los planes de desarrollo concertado, catastro, entre otros documentos de gestión que permiten un adecuado ordenamiento territorial en nuestro país.

Esta clase de estudios y los otros que realiza el IIAP van a contribuir a conocer y tener elementos de juicio para identificar dónde están esos espacios que pueden utilizarse, aquellos que no y aquellos que pueden aprovecharse bajo criterios de desarrollo sostenible, manifestó finalmente Lizardo Fachín.

(FIN) LZD/MAO

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Publicado: 4/3/2022