Mediante tomografía computarizada (CT-scan), los
científicos lograron reconstruir y analizar su neuroanatomía, comparándola con la de otras tortugas relacionadas. Los resultados sugieren que
Shakiremys era capaz de
adaptarse a diferentes ambientes acuáticos, desde aguas oscuras hasta aguas claras, y que su dieta probablemente era omnívora.

El hallazgo amplía significativamente el conocimiento sobre la evolución y diversidad de las tortugas sudamericanas y refuerza el papel de
Colombia como un territorio clave para comprender la
historia natural de estos reptiles durante el Mioceno.
El descubrimiento y estudio de Shakiremys —que incluyó el proceso completo de excavación, preparación, análisis y publicación en la revista internacional
Papers in Palaeontology— tomó aproximadamente dos años y medio, y fue posible gracias a la colaboración entre la
Universidad del Rosario y el
Museo de la Tatacoa, junto con el apoyo de pobladores de la zona, como Jair Díaz.
Para los líderes de este descubrimiento, la meta es seguir consolidándose como uno de los grupos de investigación con mayor producción
científica en Colombia y el norte de Suramérica, especialmente ahora que se preparan para
presentar nuevos hallazgos fósiles que prometen sorprender no solo al país, sino también al mundo.
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(FIN) NDP/ MFR