Por José VadilloTras el “armado de los restos”, al segundo día el fiscal entregó los cuerpos restituidos a los familiares para darles un entierro digno en el mausoleo que construyó la comunidad.
1. Llacchua se conecta al mundo por un camino afirmado, por ahí aparecen los familiares. Llegan desde Lima, la selva; en combi, en autos… A tres horas de un camino serpenteado, cuesta abajo, queda la ciudad de Huanta.
Alejandra Morales ha vuelto a la comunidad después de 25 años y ya quiere irse. No es fácil volver a la tierra donde asesinaron a tus padres: a los 12 años, vio cómo los senderistas mataban a su familia. Era la tercera incursión del grupo terrorista en Llacchua. Año: 1987.
“Triste ha sido, señor. Por esos cerros hemos escapado, hemos dormido nosotros. Todo lo he visto. Volvieron de noche; les cortaron el cuello y mataron con cuchillo a mi padre, a mi hermano. Vi cómo mataban a mis tíos; quemaron casas, quemaron niños. Nosotros sufrimos, lloramos, tantas cosas que nos ha pasado.”
Se quedó sin estudios. No sabe leer ni escribir porque solo tuvo tiempo para sobrevivir. Ahora es madre de 4 hijos y vive en Lima. “Yo sufrí mucho. En Lima me maltrataron, me golpearon. Hasta ahora no tengo ni un apoyo”. Quiere que sus hijos puedan estudiar por medio de Beca 18, es su derecho como afectada por la violencia, pero hasta hoy no le dan respuesta.
2. El primer día de la “diligencia” el Equipo Forense Especializado (EFE) del Ministerio Público “armó” los 26 cuerpos frente a sus familiares y los puso en pequeños ataúdes. En la noche hubo un breve velatorio colectivo en el puesto satelital de salud, donde los restos habían quedado “en resguardo”. Llacchua no cuenta con centro comunal.
El segundo día, la lluvia repiqueteaba sobre los 27 féretros y el rostro de los familiares. Katherine Valenzuela, secretaria ejecutiva de la Comisión Multisectorial de Alto Nivel (CMAN) del Minjusdh, pidió perdón a nombre del Estado a todos los deudos. Es parte de la reparación simbólica de la Ley N° 28592, Plan Integral de Reparaciones (PIR).
El PIR prevé reparaciones económicas individuales y colectivas para familiares de víctimas de los años de violencia. Valenzuela dice que ya se han avanzado al 97% las reparaciones individuales, atendiendo a más de 85,000 personas desde el 2011 y en breve se publicará la lista número 27 de los beneficiarios. En Llacchua se han dado estas reparaciones.
“Las reparaciones en salud se realizan mediante el SIS, o los psicólogos del PIR; ya se han entregado 450 becas en Beca 18. Los encargados de implementar el PIR son los ministerios, pero la dimensión de víctimas no ha sido cubierta en su totalidad”, dice Valenzuela.
3. “Llactamasicuna. Buenos días, hermanos míos, hermanos”. Pricilio Ramos Morales es alcalde de Chacas, distrito creado recién hace tres años, y al que pertenece Llacchua.
“En años anteriores hemos sufrido mucho en la zona altoandina; pertenecemos a la mancomunidad del río Apurímac, del Vraem. Pedimos proyectos en tema de agricultura, saneamiento, agua potable para poder salir de la extrema pobreza. Porque mis hermanos consumen agua no tratada.”
Alipio Potusino Quispe, presidente de los familiares de víctimas de Llacchua, pide apoyo psicológico. “La indemnización no es una magia que te devuelve a tu ser querido, los años sin un padre, sin una madre, sin un hijo.”
4. Alejandro Casallo Díaz, fiscal penal supraprovincial del Subsistema de Terrorismo y Derechos Humanos de Huancavelica y Ayacucho, explica que la restitución de cuerpos no es el fin de su trabajo.
“Terminará cuando formalicemos una investigación a los responsables. No pueden quedar impunes los autores de estos actos atroces que han vulnerado derechos fundamentales”. Desde 2016, que empezó sus funciones, Casallo dice que se encontraron “muchas dificultades en cuanto a las pericias antropológicas o la identificación de los restos.”
Una de las dificultadas del Ministerio Público es la falta de presupuesto para realizar las pruebas de ADN, por lo que no se han avanzado casos como el del cuartel Los Cabitos.
Andrés Alvarado, jefe del EFE de Ayacucho, explica que hay un nuevo sistema de ADN que permite que los procesos sean más rápidos: y se reduzcan de dos años a seis meses.
5. Los más de 350 pobladores de Llacchua decidieron construir los nichos fuera del cementerio, en la zona de laja, que es una loma que se puede ver desde cualquier lugar de la comunidad.
Rufino Huamán, primer vocal de la comunidad, cuenta que construirán adyacente un Cristo Blanco, cerca a los nichos, sobre la colina de piedra laja. Quieren que la vean los turistas y se recuerde que 31 personas fueron asesinadas aquí. Del total de restos, solo los familiares de Gregorio Llantoy Poma han optado por contratar una camioneta y llevarse a Huanta los restos de su progenitor. Es la ley de la vida. Paz a sus restos.
(FIN) DOP
Más en Andina:
Publicado: 6/11/2018