El Laboratorio de Inteligencia Artificial y Robótica (LabiAR) de la Universidad Nacional de Ingenieria (UNI) alberga diversos proyectos que se encuentran aún en desarrollo como el perro robot que ayudaría en la búsqueda de sobrevivientes en desastres naturales, drones para la seguridad ciudadana y hasta robots humanoides que se utilizarían como guías de información y en terapias para niños con problemas de aprendizaje.
El perro robot rescatista
Con cuatro patas y de tamaño relativamente pequeño que asemeja a un canino, este robot cuenta con un sensor de distancia, con el cual puede ir recogiendo datos de los objetos que se encuentran a su alrededor; además de medir a qué distancia se encuentran de sí mismo y también entre ellos.
Rodríguez señala que hasta el momento se han realizado pruebas en estacionamientos, con el fin de refinar el sensor y que el robot pueda deducir los elementos que se encuentran a su alrededor y así pueda manejarse entre ellos, evitando un choque. El director señala que este pequeño robot puede ser utilizado principalmente para la exploración. ¿Cómo?
Pues uno de sus principales usos puede ser el mapeo de zonas de desastre, en especial si tenemos en cuenta lo propenso que es nuestro país a los huaicos y movimiento sísmicos. El uso de este robot podría ayudar a que se reconozcan y mapeen las zonas en las que han ocurrido derrumbes o colapsos, para sí evitar poner en riesgo vidas humanas.
Esto debido a que, al ser un robot tan pequeño, puede meterse entre las grietas del desastre, para recorrer estas zonas peligrosas y cuando, si es necesario, entre el equipo de rescate, estos ya puedan ir con un conocimiento previo de la zona y así no sean sorprendidos por inestabilidades o colapsos.
El objetivo es que el robot pueda hacer inventarios de las casas derrumbadas y colapsadas. Una vez identificadas, se planea que pueda ingresar a estas para buscar signos de vida y así realizar una guía rápida con la cual los rescatistas puedan operar primero en aquellos escombros en los que se han detectado a sobrevivientes.
Glen explica que esto se haría a través de sonidos y vibraciones. El robot buscará y estará atento a estos dos elementos, para así identificar si hay personas entre los escombros que estén gritando o golpeando algo para llamar la atención. Señala también que, al ser un aparato, no habría pérdida de vidas si es que la estructura se termina de derrumbar durante la exploración, algo que es muy posible durante las primeras horas luego de un terremoto, cuando aún hay posibilidades de réplicas.
Drones
De diferentes tamaños, estos drones se encuentran realizando experimentos con el fin de detectar el estado de las pistas de la ciudad. Si es que estas cuentan con una superficie lisa o si tienen huecos, y en qué condiciones se encuentran
El doctor también mencionó que su uso más aplicado es el de la identificación de árboles, pues tomaron como ejemplo a México, país en el que los drones hacen un inventario del Agave, planta de la que se deriva el tequila.
Sin embargo, se busca que estos sean utilizados también para la seguridad ciudadana a través del reconocimiento facial. Y es que, si bien la ciudad de Lima cuenta con cámaras y cuando sucede un delito se trata de hacer seguimiento al delincuente, hay demasiados factores que pueden interferir. Por ejemplo, si el operador se distrae y pierde de vista al sospechoso puede que no se le vuelva a encontrar. Además, las cámaras no están instaladas en toda la ciudad, por lo que aún hay puntos ciegos en los que los delincuentes pueden esconderse.
Esto no pasaría con un dron, ya que esta tecnología marcaría al sospechoso y lo seguiría sin perderlo ni un segundo. Incluso, el dron ni siquiera se preocuparía por el tráfico, ya que vuela.
La investigación con respecto a esto se sigue realizando en la universidad, ya que primero se deben hacer los prototipos, para tener una idea tangible de cómo funcionaría. Sin embargo, se necesitará el apoyo de las municipalidades para continuar con el proyecto, ya que los drones necesitan tener permiso y, a partir de cierto peso, una licencia.
Esta aplicación de los drones es una posibilidad que aún se encuentra en construcción, ya que aún falta desarrollar el programa que catalogue los rostros y los diferencie de entre varios para cumplir el objetivo de proteger a la ciudadanía.
Los robots humanoides
Rodríguez explica que estos se encuentran actualmente en aduanas, pero serán principalmente utilizados para explorar dos posibilidades: la robótica social y la robótica afectiva.
En esta última, el robot se ganará la confianza de la gente con el objetivo de realizar terapias. El líder del laboratorio señala que algunos países, como Japón, ya utilizan estos robots humanoides para el acompañamiento de ancianos o para terapias de estimulación temprana de niños con problemas de aprendizaje.
En nuestro país, robots humanoides completos como ‘Pepper’ (nombre del robot), serían utilizados como guías con información, ya sea en un hotel o en la misma UNI (donde empezarán a hacerse las primera pruebas). Y es que, a diferencia de otros robots, el doctor cuenta que el objetivo es
conectar al robot con sistemas como
Chat GPT o
Gemini con el fin de que
no produzcan respuestas automatizadas a los comensales, sino que puedan variar.
Además, se busca que puedan hacerlo en diferentes idiomas, como el español o el quechua, en el caso de Perú.
El segundo robot no cuenta con cuerpo, es solamente una cabeza que realiza gestos y se le ha llamado ‘Furhat’. Lo que se busca con este robot es que se le utilice para las terapias con niños con problemas de aprendizaje o, cómo puede hablar, para terapias complementarias de lenguaje.
Otra idea que se puede desarrollar, que aún no se ha puesto en práctica en nuestro país pero que, basándose en investigaciones, podría ser muy fructífera, es el uso de Furhat en terapias para niños que se encuentran dentro del espectro autista.
Esto se debe a que, uno de las principales dificultades a los que estos niños se enfrentan es la socialización con otros seres humanos, y el robot le brinda la oportunidad a los niños de ir soltándose poco a poco, ya que no es realmente una persona. Según estudios, se ha demostrado que los niños se sienten más cómodos hablando con estos robots, lo cual se puede utilizar para construir una especie de puente y que, una vez se sientan seguros, puedan pasar a socializar con otras personas más confiados en sus capacidades.
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