Desde que se reportó el primer caso de covid-19 en Perú, el 6 de marzo del 2020, don Quijote sigue a la espera de su manchita en el barrio Santa Rosa, Puente Piedra. Los niños que revoloteaban a diario a su alrededor antes de ingresar a la biblioteca comunal y al centro cultural para devorar historias dejaron de llegar como medida de prevención. Sin embargo, el arte y la cultura no se pueden detener porque alimentan el alma y la mente, así que había que ingeniárselas. Las ideas empezaron a emanar cual sueño premonitorio, pero esa reinvención requería de apoyo económico.
La Biblioteca Comunal Don Quijote y Su Manchita y el Centro Cultural Luis Berger, que forman parte del proyecto Quijote para la Vida, creado en el 2007 por la Asociación Pueblo Grande, tienen actividades tan diversas como los colores que alegran el mural que, cuando la pesadilla que azota al mundo pase, seguirá dando la bienvenida a los vecinos.
El motor es la promoción de la lectura y como estrategia se usan actividades artísticas como el cine, el teatro, la música, es decir, cultura y más cultura con una fuerte dosis de arte.
Alrededor de 100 familias del barrio Santa Rosa participaban activa y presencialmente del abanico de actividades formativo-culturales hasta que un enemigo invisible y letal llamado SARS-CoV-2 —en sencillo,
nuevo coronavirus— obligó a hacer un alto y repensar en cómo hacer para sortearlo y vencerlo.
Era digital
“El plan consistía en que todas las actividades que se desarrollaban antes de la pandemia las volcáramos a la era digital: los clubes de lectura, los talleres de música, de narración, radio”, explicó el fundador y socio responsable de Proyectos de la asociación, Eddy Ramos.
La iniciativa fue evaluada por un comité de expertos independientes y se convirtió en una de las 1,945 solicitudes beneficiarias con los apoyos económicos otorgados por el Ministerio de Cultura, que contaba con un presupuesto total de 50 millones de soles. La asociación de Puente Piedra recibió una subvención no reembolsable de 67,000 soles.
“El apoyo económico ha sido de gran ayuda. Con esos recursos estamos mejorando las cabinas de radio e implementando la transmisión por streaming; a veces hacemos conciertos o recitales en vivo. Hemos comprado equipos de sonido, instrumentos musicales, computadoras, entre otros”, detalló a la Agencia Andina.
Además, los gestores o profesores del proyecto, algunos de los cuales se quedaron sin empleo, ahora reciben una compensación por su labor en la asociación, lo que “es un soporte importante para ellos”.
Una editorial
Y como no hay tiempo que perder, más aún si el beneficio de la comunidad está de por medio, “en esta etapa de pandemia hemos formado la editorial Sancho Cartonero, que ofrece creaciones hechas de manera artesanal, para cerrar el círculo: promoción de la lectura, fomento de la creación y la difusión”, remarcó Ramos.
El apoyo covid también hace posible el dictado de talleres de capacitación en producción radial, edición, radioteatro, música. Otro ideal de la asociación es formar a la nueva generación de músicos del barrio Santa Rosa y por qué no, del Perú.
Ramos refirió que debido al estado de emergencia disminuyeron los ingresos por la venta de productos como café, chocolate, polos, tazas, bolsos y estatuillas del Quijote, que permitían la sostenibilidad económica; por eso, no se puede dejar de buscar e idear formas de generar recursos para seguir formando ciudadanos a través del arte y la cultura.
En el barrio Santa Rosa nadie deja de soñar. Y don Quijote esperará pacientemente que retorne su manchita para compartir su banca, así como nuevas experiencias e ideales, porque otro mundo mejor sí es posible.