Un temor persistente, incontrolable y desmesurado frente a los movimientos sísmicos es uno de los síntomas de la fobia a los temblores: la tremofobia, problema que puede llegar a alterar sus relaciones sociales y familiares.
Así lo manifestó el médico psiquiatra del
Instituto Nacional de Salud Mental Abel Sagástegui, quien dijo que la tremofobia o
miedo irracional a los sismos, muy poco conocida, puede ser incapacitante para la persona que la padece.
De acuerdo con el médico, la tremofobia se enmarca dentro de lo que se conoce como fobias simples, entre las cuales aparecen el miedo a los payasos, a los insectos y a los espacios cerrados.
Para el especialista, la ansiedad es una respuesta normal del organismo que nos prepara para defendernos frente a una amenaza. Pero, ¿en qué momento este miedo se convierte en perturbador?
Sagástegui explica que si una persona entra en pánico severo o manifiesta una ansiedad desmedida, se podría hablar ya de tremofobia y estos síntomas podrían durar por lo menos seis meses.
“El individuo no solo se pone mal durante el evento, sino que, con solo imaginar que va a ocurrir un temblor, sus niveles de angustia se elevan demasiado. Es entonces que debería buscar ayuda profesional”, acotó el especialista, en el programa Salud y Bienestar de la Agencia de Noticias Andina.
Por lo general, detalló Sagástegui, el 60 % de las personas que afrontan un sismo regresa a la tranquilidad en un par de horas, de 20 % a 30 % manifiesta un estrés agudo por espacio de un mes, aproximadamente, y el resto sufre de trastorno de estrés postraumático: con solo recordar el evento, empiezan a tener ataques de angustia o miedos irracionales.
La tremofobia puede incapacitar a la persona cuando esta “empieza a tener cambios de conducta, menos voluntad para hacer las cosas, menos energía, tiende a aislarse, a estar más irritable y sus relaciones sociales suelen afectarse considerablemente”, remarcó el psiquiatra.
Sagástegui sugiere que compartamos nuestras emociones después de ocurrido un sismo, porque al exteriorizar lo que sentimos se tiende a disipar los miedos y temores que nos producen los desastres o fenómenos de la naturaleza. Por lo general, añade, los niveles de ansiedad empiezan a disminuir con el transcurso de las horas.
Además, de existir niños en casa es importante conversar con ellos y explicarles que no es malo sentir miedo frente a los sismos y que se debe estar preparado para estas eventualidades. De esta manera, el niño aprenderá a manejar diversas situaciones en las que se pueda encontrar, señaló Sagástegui.
El médico resaltó que las técnicas de relajación y el ejercicio físico pueden ayudar a controlar los trastornos emocionales, pero es importante acudir a un profesional especializado para un mejor resultado. Además, se debe evitar ver programas televisivos que alteren la tranquilidad emocional y lo más recomendable es pasar más tiempo con la familia, conversando o realizando algún tipo de actividad que ayude a despejar la mente.