remeció Lima a las 05:27 horas generando alarma y susto entre las personas en un momento en que muchos aún dormían. A diferencia de otros temblores, éste ha sido percibido como más fuerte. El Instituto Geofísico del Perú (IGP) explica por qué.
De acuerdo con Hernando Tavera, jefe del IGP, el epicentro del sismo se ubicó a 19 kilómetros al noreste de Lima, es decir por inmediaciones de la provincia de Canta. "Sin embargo, se ha sentido en toda la región central, desde Ancón (norte) hasta Cañete (sur) y San Mateo (sierra central)".
La profundidad de 116 kilómetros ha sido otra característica de este temblor, apuntó Tavera. "Prácticamente el sismo ocurrió debajo de Lima, debajo de nuestros pies. Por eso, hemos tenido este nivel de sacudimiento bastante fuerte del suelo, a pesar de la magnitud", señaló.
Tavera explicó que probablemente las personas más observadoras han podido percibir que el sacudimiento del suelo fue vertical, es decir, de abajo hacia arriba, lo que aumentó la sensación de sorpresa y miedo entre la ciudadanía.
El experto del IGP recordó que en el año 1993 Lima también tuvo otro sismo con epicentro la provincia de Canta, pero a una mayor magnitud, lo que ocasionó daños en viviendas precarias.
Por esta razón, mencionó que la ocurrencia de estos temblores de magnitud moderada debe ser una oportunidad para que las familias evalúen la infraestructura de sus viviendas, si hubo alguna rajadura, o cómo deben prepararse ante un evento de esta naturaleza.
"Las familias deben ver cómo quedaron sus viviendas; si se cayeron objetos, por qué se cayeron. Es momento de ver esos errores y asegurar la vivienda, tener un plan de evacuación. La idea es que estos eventos que no son tan importantes nos ayuden a tomar nuestras previsiones".
Tavera no descartó la posibilidad de réplicas, aunque dijo que hasta el momento no se ha reportado ninguno.
No ayudan a liberar energía
Por otro lado, el experto en sismología explicó que el temblor de magnitud 5.6 ocurrido esta madrugada en Lima
no ayuda a liberar la energía sísmica suficiente para reducir la agresividad de un eventual sismo grande.
“El sismo de Pisco en el 2007 produjo una ruptura del orden de 270 kilómetros; el sismo de hoy solo ha ocasionado una ruptura de milímetros. Eso nos ayuda a entender que estos sismos no ayudan mucho a liberar la energía que está acumulada para dar origen a grandes sismos”, explicó a la agencia Andina Hernando Tavera, presidente ejecutivo del IGP.
En ese sentido, señaló que la experiencia en este campo ha llevado a entender que los sismos de magnitud 8 o más son los que sí ayudan a liberar importante energía acumulada bajo tierra, reduciendo así la magnitud de un evento de mayor nivel.
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(FIN) RRC