La llegada a Kabul del mulá Abdul Ghani Baradar Akhund, cofundador de los talibanes y jefe de la oficina política de los insurgentes en Catar, ha elevado al máximo nivel las consultas para formar un nuevo gobierno en Afganistán tras la toma incruenta de la capital afgana por parte de los integristas el pasado domingo.
El mulá Baradar, cuyo nombre suena con fuerza como el próximo mandatario de Afganistán, llegó a Kabul a última hora del viernes para participar en las conversaciones en curso con el fin de decidir cuál será la nueva estructura de gobierno del país y sus fundamentos, que según se ha repetido se basará en la sharía o ley islámica.
"Sí, su excelencia, el mulá Baradar, ha llegado a Kabul y está ocupado en reuniones y consultas", afirmó este sábado a Efe el portavoz de los talibanes Bilal Karimi.
El portavoz explicó que "se están llevando a cabo reuniones y consultas sobre la formación del nuevo sistema (político) y el resultado se compartirá con la nación una vez se completen".
Los líderes talibanes también están en conversaciones con importantes personalidades del anterior gobierno o la oposición afganos, que encabezan un consejo interino formado de urgencia para ayudar en la transición de poder en Afganistán con los insurgentes.
Al frente están el expresidente afgano Hamid Karzai. el antiguo jefe del Ejecutivo y presidente del Consejo Superior para la Reconciliación Nacional, Abdullah Abdullah, y el líder del partido Hizb-e-Islami y ex señor de la guerra, Gulbuddin Hekmatyar.
El mulá Baradar
El mulá Baradar, de 53 años, es una de las caras más conocidas entre los talibanes. Cofundador de la milicia talibán, durante años se consideró la mano derecha del mulá Omar, el líder fundador del movimiento insurgente fundamentalista.
Como jefe de la oficina política de los insurgentes en Catar, jugó un importante papel en el histórico acuerdo con Estados Unidos en febrero del 2020, que puso fecha a la retirada final de las tropas extranjeras de Afganistán, que tiene previsto concluir este mes.
El mulá Baradar llegó el martes pasado a Kandahar, cuna del movimiento talibán, en lo que aparentemente fue la primera vez desde la caída del régimen talibán el 2001 que una delegación de tan alto nivel de los talibanes viaja a Afganistán.
Evacuación
Mientras los líderes talibanes lanzan mensajes de reconciliación entre la población, asegurándoles una "amnistía general" y que no habrá represalias entre aquellos que colaboraron con los estadounidenses y sus aliados, una parte de la población no se fía y busca desesperadamente abandonar el país en un vuelo de evacuación.
Ese temor ha provocado que miles de personas continúen abarrotando las cercanías del aeropuerto internacional, una situación caótica que provoca estampidas y el acceso a cuenta gotas en el interior, mientras las fuerzas de seguridad lanzan humo o disparos y explosiones disuasorias para contener a la multitud.