El uso de las sombrillas es muy común para protegernos de los rayos solares en el verano, pero muchas veces, al regresar a casa nos damos con la sorpresa de que nuestra piel presenta un tono rojizo por efectos del Sol. Si contábamos con protección, entonces, ¿qué pasó?
Estas "quemaduras" o cambios de coloración en la piel se deben a la indirecta exposición de las personas a los rayos ultravioleta, explicó a la Agencia Andina la licenciada Catya López, coordinadora de Educación de la Liga contra el Cáncer.
“La gente frecuentemente se pregunta '¿si estuve todo el día bajo la sombrilla, por qué me quemé la piel?' La respuesta es que la sombrilla protege de la radiación que cae de forma directa hacia nosotros, pero no nos protege de la radiación que llega por rebote".
La radiación solar que cae al agua, a la arena del mar, a la pista o la vereda rebotará hacia nosotros y eso también generará un daño inmediato sobre la piel; a esto se conoce como radiación indirecta.
López advirtió que a largo plazo esto también puede generar envejecimiento prematuro, deshidratación, aparición de pecas y manchas que son signos del daño que ha sufrido nuestra piel por la radiación solar.
¿Cómo cuidarse?
El daño puede ser mayor si la persona trabaja en campo abierto o si se ha “consumido el capital solar” que todos tenemos, es decir el límite máximo de radiación que alguien debe de recibir durante toda su vida.
Cuando se sobrepasa ese límite hay riesgo de la aparición de un
cáncer de piel. El 80 % de casos de esta enfermedad corresponde a la sobreexposición acumulada sin protección a los rayos ultravioleta.
A escala nacional, el cáncer de piel se incrementó considerablemente, registrándose el año pasado cerca de 1,000 casos nuevos de melanoma (tipo de cáncer de piel más agresivo). De estos casos, cerca de 400 fallecieron.
La solución es multiplicar esfuerzos para la protección. Usar sombrillas siempre será de ayuda, pero no debe ser lo único a tener en cuenta: bloqueadores solares de alto factor de protección (mayores a 30), gafas oscuras y sombreros de ala ancha también son necesarios para cuidarnos.
“Muchos se ponen bloqueador solo una vez durante toda la tarde, porque el bloqueador que adquirieron es de 'alta protección'. Eso no es así, ya que los bloqueadores se remueven fácilmente con el agua, a pesar de que exista publicidad que diga lo contrario. Los bloqueadores deben aplicarse cada dos horas", enfatizó.
La radiación solar más alta
Debido a nuestra posición geográfica, cerca de la línea ecuatorial, Perú tiene el nivel de radiación solar más alto del mundo. "Justo encima nuestro la capa de ozono está deteriorada”, advierte López.
Por ello, en distintos departamentos de la costa la radiación UV suele ser mayor a 11 (extremadamente alta) y peor aún en lugares como Cusco, Junín, Cerro de Pasco o Cajamarca, donde los niveles son mayores y llegan incluso a 20.
A esto se le suma la deforestación y la gran contaminación ambiental en el país, lo que contribuye al deterioro de la capa de ozono, añade la experta. Por ello, desde hace tres años los niveles de radiación en la capital son mayores a 15 y en la sierra llega a 20 puntos.
Someterse a chequeos preventivos para descartar cualquier cáncer o para detectarlo a tiempo es tarea fundamental de todos, ya que cuando se diagnostica a tiempo hay 90 % de posibilidades de una cura total.
(FIN) LIQ/RRC
GRM
Video: Exposición indirecta al sol también causa daño a la piel
Publicado: 25/2/2020