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Santa Rosa de Lima: una mirada desde la filosofía, la sociología y la psiquiatría

Hoy se conmemoran 400 años de su muerte

Foto: ANDINA/Juan Carlos Guzmán.

Foto: ANDINA/Juan Carlos Guzmán.

11:50 | Lima, ago. 30.

Por José Vadillo Vila

Advertencia: esta no es una biografía de santa Rosa de Lima. Es una mirada que “discute lo que fue y representó –social y políticamente– en su momento y en los siglos siguientes hasta nuestros días”, explicó el director del Instituto Raúl Porras Barrenechea, Harry Beleván, en el conversatorio "Lecturas interdisciplinarias sobre Rosa de Lima".

Dolor y descarnadura


El doctor Moisés Lemlij dio una mirada “audaz”, poco común, en el estudio de la santa más famosa de América: combinó la psiquiatría y el judaísmo.

Así como en la psiquiatría, para la Santa Inquisición fue “un dilema” distinguir entre un paciente histérico o psicótico, de un místico o farsante. “Muchas veces la Inquisición tenía la razón: descubrió cuestiones clínicas, y en otras se equivocó. Envió a la hoguera a histéricas. Pero si les tocaba otros inquisidores quizás eran santificadas”, explicó.

Sin embargo, resaltó lo complicado que resulta hacer un diagnóstico sobre Isabel Flores de Oliva (1586-1617). Buscando una explicación a su “misticismo y erotismo místico”, citó el libro de Job y el "Cantar de los cantares".

La historia de Job, a quien Dios le quita todo, está llena de sufrimiento corporal. “Ese dolor y sufrimiento acaba transformándose en aquello que lo libera al final del conflicto y recupera el amor”. A este punto se suma la tradición siria de la flagelación.

En los versos del "Cantar…" hay “uso de la metáfora carnal como expresión de lo divino”. Es decir, una “transformación del placer carnal en algo espiritual”, el “matrimonio” entre Dios y el hombre es un salto “del cuerpo al alma”, se descarna al amor y la pasión.

“Santa Rosa es producto de una tradición de 2,000 años, con una larga historia de varias religiones donde el dolor es un ‘retorno invertido de lo reprimido’: la necesidad de expresar amor se transforma en la necesidad de expresar dolor y sufrimiento. La muerte de santa Rosa es el encuentro erótico sublime”, dijo.

Descartes y la santa


“Pensar a santa Rosa desde la historia del pensamiento es empezar a pensarnos en relación con nuestra identidad”, dijo el doctor Jorge Secada, cuya tesis es que “producimos una santa universal que nos permite entender en qué sentido (el filósofo y matemático) René Descartes puede ser más nuestro que moderno”.

Recordó que Descartes –nombre crucial en la historia del pensamiento moderno– comparte “el umbral que usamos para distinguir la modernidad” con santa Rosa de Lima. Ella nace 10 años antes que el filósofo. Y santa Rosa “es producto de la periferia, fuera de la dialéctica de la historia”.

Si bien se reconoce a Descartes como científico, en sus "Meditaciones metafísicas" (1641) estudia el alma y Dios. Así, Secada ha encontrado “una relación entre el meditador cartesiano y la santa de Lima”: “Ambos buscan el amor de Dios. La motivación cartesiana es cognitiva. Dice Descartes: ‘Hay muchísimos beneficios más, a la meditación, que la mera ciencia de lo posible’”.

Por su parte, “el método de santa Rosa” abarcó la totalidad de su vida, donde los términos placer y dolor son complejísimos. Santa Rosa rechaza los deleites que aceptaría cualquier ser humano: logra “una disciplina de sus apetitos”. Mientras Descartes reconoce que la dificultad para llegar a una percepción puramente intelectual o trascendente es la interferencia de los objetos corporales. Es decir, si quien medita es goloso o nada humilde, no podrá ver el amor de Dios. 

Mujer de hierro


Desde sus albores, a inicios del siglo XX, la sociología tiene un interés por los temas religiosos, que le sirve para conocer costumbres, comportamientos de la sociedad y la economía que produce determinada religión, recordó el doctor Hugo Neira.

“Me es absolutamente posible entender los milagros, los puedo dar por hecho”, dijo Neira mientras miraba a la sociedad limeña de aquel entonces, de 27,064 habitantes, menos de la mitad “españoles”, 13,620 negros y 861 mulatos. Que tenía 5,000 calesas, lo que le daba olor a guano. Donde había mucha delincuencia.

Fuera de molde


Dijo que estamos ante una limeña que no se acomoda al molde de la época. Su familia es modesta (el padre, aunque criollo, debe trabajar). La joven viste hábitos, pero está fuera del convento.

“De su ermita salía para ir a hospitales plenos de enfermos y moribundos. Y a veces, a casonas muy precisas, la de Luisa Melgarejo, la del doctor Juan del Castillo”, pero no era una tapada limeña.

Tiene animadversión por calles y conventos. En estos últimos “sepultaban a las hijas de familias sin dote para lograr un marido”. Estamos ante “una mujer de gran carácter”, dice Neira. “Admira su independencia personal. Yo veo una rebelde. Una mujer de voluntad de hierro”.

El cineasta Augusto Tamayo –quien desde la década de 1970 se interesa en la figura de la santa y en breve estrenará una película sobre ella– también coincidió en la apreciación de esta mujer “interesante, inteligente, melancólica, que se metía con arroba la experiencia mística”. 

Tamayo citó al novelista británico Aldous Auxley. En "Los demonios de Loudun" (1952) expresa la ampliación de la percepción humana, estudiando a los hombres de los siglos XVI y XVII. Proponer que el dolor y el ayuno son caminos para aguzar la percepción del entorno. “El dolor afina los mecanismos perceptivos y amplía la capacidad de ver. Y a eso aspira santa Rosa”.

Fue así, al leer sobre el dolor como búsqueda de conocimiento, que Tamayo pudo comprender la dimensión de la santa limeña: “Rosa percibe la experiencia mística de contactarse de manera directa con Dios. Se da cuenta de que el dolor permite el iluminado contacto”.

Isabel Flores tiene por misión buscar ese contacto. Para ello se rebela porque no puede someterse al yugo de un marido, marca distancia con la madre, vive liberta de las reglas de los conventos y logra cambiar hasta 11 veces de confesores.

“Pocas mujeres de su tiempo alcanzaron, tan astutamente, una libertad tan amplia en la conducción y la búsqueda de sentido de la propia vida”, dice Tamayo. “Santa Rosa se ha hecho entrañable para mí”.

Cifras


-1 millón de feligreses visitan hoy el convento Santa Rosa de Lima de la avenida Tacna, en el Centro de la capital.

-400 biografías a más se han escrito de la santa, que murió a los 31 años de edad.


(FIN) JVV/DOP
GRM

Publicado: 30/8/2017