A pesar de los avances médicos de los últimos años, escuchar un diagnóstico de cáncer genera siempre una enorme desesperación y miedo. Algunas personas podrían verse incluso sobrepasadas por la noticia cayendo en un cuadro de ansiedad o depresión que pueden complicar su caso. ¿Qué tipo de auxilio psicológico debería buscarse? ¿Dónde?
“Cuando se recibe el diagnóstico de cáncer aparecen decenas de pensamientos negativos. ¿Y si el tumor es maligno? ¿me tendrán que sacar alguna parte de mi cuerpo? ¿y si tengo que recibir quimioterapia o radioterapia? ¿qué será de mí? ¿qué va a hacer de mi familia?”, explicó Yurfa Salazar, jefa de la unidad funcional de salud mental del Instituto Nacional de Enfermedades Neoplásicas (INEN), en entrevista con la Agencia Andina.
Para la especialista, las respuestas cambiarán de acuerdo con la edad del paciente.
Si es muy pequeño, tal vez solo sentirá dolor; un escolar dejará a sus amiguitos, su hogar, a papá y mamá; un adolescente quizás piense que no tendrá futuro. Un adulto joven podría ver mermadas sus actividades, quizá recién estaba empezando a trabajar, estaba de novio, quiere tener hijos y no sabe si podrá tenerlos. Un adulto con hijos pensará en qué pasará con sus chicos, mientras que un adulto mayor no querrá sufrir.
¿En necesario hacer psicoterapia?
Para la psiquiatra, mucho dependerá de la capacidad de afronte de cada paciente.
“Si vemos que la persona tiene muchas dificultades o problemas psicosociales que lo invaden y no lo dejan asumir adecuadamente su enfermedad, nosotros llamamos a la familia e intervenimos con ella”.
En entrevista con el programa Saludable Mente de Andina canal on line, la médica psiquiatra detalló que, del 100% de pacientes con cáncer, el 50% sí lo sabe sobrellevar.
“Hay un 25% que presenta trastornos de adaptación, que les cuesta aceptar y sobrellevar la enfermedad. Y un 25% que va a presentar trastornos mentales. Puede haber ansiedad de distinto tipo, fobias, ataques de pánico, trastornos obsesivos compulsivos, trastornos depresivos, hasta cuadros de psicosis debido al gran nivel de estrés que experimenta”.
El caso se hace más complejo, por ejemplo si los pacientes tienen un problema de salud mental previo. Algunas familias le dan prioridad al tratamiento del cáncer y restan importancia a los controles de salud mental generando que los trastornos se reagudizan.
“Nosotros hacemos tamizajes permanentes. Vamos cama a cama en hospitalización, silla a silla en quimioterapia, o camilla a camilla en cuidados paliativos. Hablamos con los pacientes, les hacemos una entrevista breve y vemos qué herramientas tienen de afrontamiento, si son adecuadas o no lo son”, comenta.
Aceptar es el primer paso
Según la doctora Salazar, una de las claves para tener un mejor pronóstico frente al cáncer es aceptar, primero, que se tiene la enfermedad.
“Si no acepto que tengo cáncer de una manera positiva, con un afrontamiento positivo, voy a sufrir más porque lo rechazo. Pero si acepto que soy un ser humano, que no es eterno, que las enfermedades son parte de mí, pues voy a asumir y seguir adelante”.
Comenta que lo más complicado es que el paciente acepte los cambios que impone el cáncer, que comienzan desde cómo se alimenta. Habrá que seguir muchas indicaciones y eso a veces cuesta demasiado, pero no es imposible si hay voluntad y convicción.
Frases que no ayudan
En el proceso de afrontar el cáncer, familiares y amigos pueden decir frases que no siempre suman. Entre ellas está “tienes que ser fuerte” “esta enfermedad es como cualquier otra” “debes tener paciencia”.
Para la especialista del INEN, la intención puede ser buena, pero solo generan pensamientos sin salida: “¿Y cómo tengo fuerza? ¿Cómo logro tener paciencia? ¿Cómo no puedo pensar en lo malo? ¿Cómo corto con esos pensamientos que ya me invadieron? De ahí la importancia de acompañarse con un psicólogo y/o psiquiatra para saber cómo afrontar esta nueva realidad.
¿Contarlo o mantenerlo en secreto?
En ciertos casos, algunas personas con cáncer prefieren mantener su diagnóstico en reserva. En otros, la familia del paciente desean que este no lo sepa. ¿Qué es lo mejor?
“Eso se resuelve preguntándonos ¿realmente, yo confío en mis seres queridos? ¿Yo soy una persona que merece ser amado, que merece ser cuidado? ¿Puedo recibir ayuda? Muchas veces hay la idea, sobre todo en varones, de yo voy a ser fuerte, no haré sufrir a mi familia, pero ¿puedes solo?”.
Lo ideal, continúa, es que compartamos la noticia con nuestros seres queridos de forma calmada. Si no lo podemos hacer solos, busquemos a experto de la salud mental para hacerlo en su compañía.
Ante la pregunta de qué hacer con personas que tiene alguna condición mental previa, la respuesta dependerá de su nivel de estabilidad y de cuán conectada esté con la realidad para aceptar el tratamiento. De lo contrario, se podría optar solo por darle cuidados paliativos. La decisión final debe ser conversada entre su médico tratante y la familia.
“El pacto del silencio nunca es beneficioso. Innumerables estudios a nivel mundial han comprobado que es peor. Si yo le oculto la verdad les estoy mintiendo, entonces ¿cómo puede confiar en alguien que no les dice la verdad? Por otro lado, hay familiares que en ocasiones ya no quieren darle tratamiento al paciente porque es muy mayor, pero se olvidan de que se trata de su vida”.
Refiere que lo mejor es que el paciente sepa qué tiene y decida si quiere seguir el curso natural de la enfermedad y recibir un tratamiento paliativo para un buen morir. O buscar luchar contra el cáncer y aceptar lo que eso conlleva. En todos los casos, destaca, se deben buscar acuerdos que den tranquilidad y felicidad al paciente.
Despedirse de partes del cuerpo
En ocasiones, el tratamiento contra el cáncer puede demandar la extirpación de alguna parte del cuerpo.
“Frente a la decisión de extirpar alguna parte de mi cuerpo, tengo que evaluar mi situación y decir ¿qué me conviene? Si no me saco la mama, el brazo o la pierna mi enfermedad va a avanzar y voy a fallecer en algún momento. Si tengo hijos, quiero estudiar, seguir con mi familia, disfrutar de ella, ¿qué quiero? Entonces, decido sacar esa parte enferma, pero no será una decisión fácil, demandará tiempo, ir con calma, con pausas”.
Se trata de una decisión que puede traer mucho dolor para los pacientes que deben aprender a despedirse del cuerpo que ellos conocían y que cambiará para que puedan seguir con vida.
“Vienen con nosotros y les decimos tienes muchas cosas por las que puedes vivir y por las que quieres vivir. Entonces ¿qué tal si aprendemos a soltar? Vamos a despedirnos de esta mama, vamos a despedirnos de este brazo, de esta pierna, de este ojo y les vamos a decir gracias por haber estado conmigo durante esta mi vida. A partir de ahora voy a seguir sin ti y voy a vivir bien y voy a disfrutar cada día que tenga de vida. Es un compromiso ellos hacen consigo mismos”.
Para Yurfa Salazar, es el paciente quien en todo momento debe decidir qué desea y lo que más le conviene, lo cual debe ser respetado y apoyado por su familia.
Para los interesados, el INEN ofrece charlas sobre estos temas todos los segundos y últimos miércoles de cada mes. Brindan además talleres para personas con familiares hospitalizados, y padres con hijos internados, donde se ofrecen pautas de crianza que ayuden en su pronta recuperación.
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(FIN) KGR/RRC