Anima insomnia Sueño sónico es la nueva aventura literaria que han emprendido Gonzalo Portals y Rubén Quiroz. Allí reúnen tres poemarios –uno escrito a cuatro manos– en los que abordan temas como la madre.
“Nuestra amistad debería datar desde la aparición del hombre. Es decir, somos amigos desde tiempos inmemoriales, ancestrales, iniciáticos. Además, somos viejos poetas que hemos andado juntos por diversos escenarios”, declara con emoción amical a la agencia de noticias Andina, Rubén Quiroz Ávila, escritor chalaco de la década de 1990 sobre su amistad con el poeta Gonzalo Portals Zubiate.
Ambos creadores, que ya trajinaron por otros rumbos, acaban de editar una dupla poética: Anima insomnia/Sueño sónico (El Lamparero Alucinado Ediciones, 2015).
Insomnios compartidos
Este libro se compone de tres partes. En la primera, Rubén Quiroz realiza un diario poético existencialista.
En la segunda, los dos amigos confluyen en un contrapunto en el que cada uno expresa mediante el verso su sentir sobre la vida y la muerte.
Por último, Gonzalo Portals, utilizando una escritura neobarroquista, quiere dar a conocer el instante que no puede atrapar y su erotismo tanático, tan ligado a él como una segunda sombra.
“Hay diversas lecturas –nos dice– y la tuya acierta con esa erótica mortuoria que tiene Gonzalo, esa fascinación por la muerte y por la vida, esa dualidad que en su poesía se manifiesta constantemente. Gonzalo convive nupciado con la parca. Ambos se necesitan. Es seguro que mi amigo poeta tiene muchas cosas que charlar con la susodicha. Ella sabrá esperarlo”.
Este enamoramiento con la muerte no es nuevo. Ya se dio con Shelley, Lord Byron, el uruguayo Eustasio Rivera y, entre otros más, el poeta cusqueño Abraham Vizcarra. Una forma de romanticismo que en Portals se hace más intensa hasta adquirir una obsesión compulsiva y peligrosa.
La reunión de los dos amigos ha ocurrido en repetidas oportunidades.
“Nuestros trabajos en común han sido urdiendo agendas literarias en conjunto. Bajo el sello editorial El Lamparero Alucinado, hemos sacado a la luz algunos poetas caletas, un tanto desconocidos”, menciona como antecedente el chalaco Quiroz.
En referencia a su último encuentro: Anima Insomnia/ Sueño Sónico, Rubén explica que “cada uno pone un dossier como contrapunto. En el medio hemos trazado un quipu poético a dos corazones”.
La madre de todos
Un gran referente en el trabajo poético de estos amigos es la constante de la madre. En uno, como una añoranza, y en el otro, como una figura más complicada y lejana.
“En mi caso –especifica Rubén Quiroz–, el cordón umbilical simbólico y metafísico es también real. La madre, la nuestra, la mía, como el poema de Oquendo, atravesando toda el alma. Mi madre es dios, pero al mismo tiempo, mi raigambre filial, su heredad. La madre establece el mundo”.
Ellos, fieles discípulos de los poetas barrocos, como Luis de Góngora, también quieren vencer el instante, ese irse convirtiéndose en la nada. Su obra la perciben como una bitácora de los sucesos de la cotidianidad mental. Es un intento de, según sus palabras, acercarse al útero poético.
(FIN) MLC/ECG
Publicado: 5/7/2015