Andina

Reportaje al corazón: Liz Emmita, la niña que volvió a vivir

"Venga rápido, hay un riñón para su hijita”, fue la llamada salvadora que recibió su madre

ANDINA/Carlos Lezama Villantoy

17:30 | Lima, jul. 8.

Por Carlos Lezama, textos y fotos

A sus 9 años, Liz Emmita ha sabido soportar largos traslados de Chincha a Lima para recibir tratamiento hospitalario de varios días porque sus riñones no funcionaban. Una llamada salvadora le cambió la vida.

Un día del 2020, a Liz Emmita se le hinchó el ojo izquierdo. Sus padres pensaron que era producto de un golpe. Pasaron los meses, pero el ojo seguía igual de hinchado.

A la niña le empezó a salir sangre por la nariz. Tenía cansancio y no quería comer. Entonces la llevaron a una clínica. Le tomaron una radiografía a los riñones y notaron que sus niveles de hemoglobina eran 4 g/dL (gramos por decilitro); es decir, muy inferiores a lo normal. La tuvieron que trasladar de emergencia desde Alto Larán, en Chincha (región Ica), hasta el hospital Edgardo Rebagliati de EsSalud, en Lima. 

El médico le informó a Paula Saravia Ortiz, la madre, que la niña había llegado grave. El diagnóstico era insuficiencia renal crónica (IRC) y para sus atenciones tenía que llevarla, cada 10 o 15 días, de Chincha a Lima.  

En algunas ocasiones, cuando la llevaban en auto- colectivo, la niña llegaba con 3 o 4 de hemoglobina. Incluso en dos oportunidades llegó con 2 de hemoglobina.

“No llores, mamá” 


Todo el camino, su mamá iba rezando al Señor Crucificado de Chincha, pero su hija era quien le daba la confianza.  

“No llores, mamá –le decía–, voy a llegar bien. Vamos a salir de esto”; ella le daba fuerzas. Por su estado, a veces a Liz Emmita la hospitalizaban entre 15 y 20 días. 

Los médicos de EsSalud le recomendaron dializarla, querían salvarle la vida. La señora Paula tuvo que dejar de trabajar para atender a su hija y realizarle todos los exámenes para un trasplante, al ver que no mejoraba ni llegaba ningún donante de riñón.  

Le hicieron los análisis para estar apta y darle su riñón a su hija, pero en el hospital le recomendaron que no lo hiciera. “Si usted le da su riñón, ¿quién va a correr al lado de Liz Emmita? Mejor esperemos un donante”, recuerda ella que le dijeron los médicos. 

El 15 de octubre del 2022, no olvidará la fecha, la señora Paula se levantó temprano a preparar el desayuno a su esposo, quien se alistaba para ir a trabajar, cuando recibió la llamada del hospital Rebagliati.  


"Hay un riñón para su hijita"


Nunca olvidará lo que le dijo el doctor: “Vengase rápido, hay un riñón para su hijita”. Lo primero que hizo Paula fue arrodillarse ante Dios y le dio las gracias por darle una nueva oportunidad a su hija; y también a ellos como padres para seguir apoyándola. Paula despertó a su hija y empezaron juntas a rezar. 

El municipio de Alto Larán les ayudó con la movilidad. Partieron a las 6:30 de la mañana rumbo a Lima. En el Rebagliati las estaban esperando. Le practicaron una última diálisis a la niña. Luego, la operación de trasplante de riñón duró 4 horas. Pudieron salvarle la vida.  

“Le doy gracias al angelito que le dio su riñón a mi hija, quien puso en su DNI que donaba todos sus órganos. Ese angelito salvó ocho vidas y una de ellas fue la de mi hija”, cuenta la mamá. 
 

La larga espera  


Sabe lo angustioso que son las semanas, los meses, los años a la espera de un donante para un familiar.  

“He conocido niños y jóvenes que esperan un trasplante. Les digo que no pierdan la fe, que se encomienden a nuestro Señor Crucificado de Chincha y luchen como yo. He luchado por mi hija; nos duele la situación de nuestros hijos, pero tenemos que salir adelante. Mi bendición para los doctores de EsSalud. Les pido que sigan peleando para devolverles la sonrisa a los niños como mi hija”. 

Liz Emmita está próxima a cumplir 9 años. Es cariñosa, feliz, madura. “Ella nos alienta cuando tenemos problemas. Le gusta hacer las cosas, estar con nosotros, correr, activa, tiene un gran corazón; el riñón que le han donado ha sido bien recibido”. De grande, Liz Emmita no lo duda: quiere ser doctora y salvar vidas.


Cabe indicar que más de tres millones de peruanos han expresado su deseo de donar sus órganos. Un solo donante puede ayudar a muchas personas porque sus órganos pueden reemplazar córneas, pulmones, riñones, corazón, hígado, páncreas, piel y huesos dañados.

Liz Emmita tuvo la suerte de recibir un órgano y vivir para contarlo. Muchas, tal vez demasiadas personas, esperan esa llamada milagrosa.


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(FIN) CLV/RES

Publicado: 8/7/2023