10:03 | Lima, set. 30 (ANDINA).
Los protagonistas de dos de las películas peruanas más vistas de todos los tiempos: Gregorio (1985) y Juliana (1989), que han inmortalizado en la niñez a dos actores que bordean hoy los 40, comentan la situación del cine local y sus proyectos personales.
Las cintas, en el estilo documental del grupo Chaski, muestran esa Lima de la década de 1980, de la migración provinciana en proceso de consolidación a través de niños marginales.
Marino López, el niño Gregorio, es hoy uno de los hijos dilectos de su natal Churcampa en Huancavelica. Recientemente, consiguió la ciudadanía española, luego de vivir en el país ibérico por siete años, donde estudió un diplomado en producción y gestión de proyectos en la Escuela de Cine de Madrid.
Siempre cerca del cine, López ha colaborado con el festival Una mirada al sur, de películas latinoamericanas, en la capital española. Trabaja como técnico en equipos de audio e informáticos, y acaba de fundar con unos socios la productora Quechua Films. Evaluando varias posibilidades, afirma que su misión es “gestar proyectos en Europa para realizarlos en América Latina”.
Por su parte, Rosa Isabel Morffino Sifuentes, la dura Juliana, es hoy madre de tres niños. Sigue en el cine, habiendo participado en unos cortometrajes para la ONG de comunicadores Calandria. Y cabe recordar aquella película en que compartieron roles: Anda, corre, vuela (1995).
Recuerdos de una década
Mucho de su presente se debe a sus actuaciones sobresalientes y el haber aprovechado su fama. López recuerda que era acosado por las niñas, que le pedían autógrafos y que debió hacer varios meses de clase en la dirección de su colegio. “Mis compañeros me decían que la fama era pasajera, que no iba a durar. Yo pensaba que dependía de uno cuánto dure su éxito”, afirma López.
Morffino pasó de un albergue para niñas a grabar Juliana, a los 12 años. “Pasar de eso a la casa de Barranco donde filmábamos fue increíble, pude conocer mucho. En la casa había piscina, íbamos al teatro, escuchábamos música. Chaski nos trató muy bien”, cuenta la actriz.
Pero fue un poco duro acostumbrarse a vivir con otros nueve niños. “Me fastidiaban, me decían que era la consentida por tener un cuarto solo”. A pesar de ello, se reúne cada vez que puede con los personajes de Juliana y de otras cintas de Chaski, donde siguen recordando algunos detalles de las grabaciones. La reedición de sus películas incluye imágenes nuevas, detrás de cámaras y algunas fotografías del rodaje. Como para recordar también nosotros, su público.
¿El Perú que se fue?
Ambos continúan asistiendo a las presentaciones de sus películas, organizadas por Chaski en su red de microcines, en las cuales proyectan las cintas en barrios populares de Lima y pueblos de provincias. “Los niños aún se identifican con las historias”, cuenta Morffino, pero “ahora se habla y se escucha más sobre el machismo y el maltrato”.
Por su parte, León cree que el cine peruano ha cambiado por tener “mejor ritmo de producción, ahora se hacen más películas y eso logra que tengan mejor calidad, sino veamos los triunfos peruanos recientes”. Asimismo, siente un mayor reconocimiento internacional hacia nuestra cinematografía: “Se está viendo cine peruano en Europa, se exhiben más películas y eso hace que no pasen desapercibidas.”
(DOP)
Publicado: 30/9/2010