Andina

Perú puede sorprender al mundo con nuevos hallazgos arqueológicos

Pieza Mochica exhibida en el Museo de Sitio en el complejo de la Huaca Rajada - Sipán, ubicada a 100 metros del complejo arqueológico donde se descubrió la tumba del Señor de Sipán. Foto: ANDINA / Alberto Orbegoso.

Pieza Mochica exhibida en el Museo de Sitio en el complejo de la Huaca Rajada - Sipán, ubicada a 100 metros del complejo arqueológico donde se descubrió la tumba del Señor de Sipán. Foto: ANDINA / Alberto Orbegoso.

13:02 | Lima, feb. 07 (ANDINA).

El Perú, un país con una rica historia milenaria y considerado un crisol de culturas, contemporáneas y sucesivas, puede seguir sorprendiendo al mundo con hallazgos arqueológicos, como los rituales de entierro en la costa norte, y conseguir con ello nuevas revelaciones de valor.


El país andino ha sido cuna de importantes civilizaciones, entre las que destacan la inca, que llegó a convertirse en el mayor estado prehispánico en el continente entre los siglos XIII y XVI, y la mochica o moche (entre los siglos II a.C y VII d.C), que se desarrolló en el norte peruano, señala DPA.

Aunque la inca es una de las tres culturas más importantes del continente americano -con sorprendentes construcciones de piedra como la ciudadela Machu Picchu levantada en la cima de una montaña, y los andenes para crear tierras de cultivos-, no ha sido posible ubicar hasta el momento los restos de ninguno de los gobernantes del gran imperio.

Sin embargo, la arqueología peruana sorprendió con el descubrimiento del así llamado Señor del Sipán, antiguo monarca de la cultura mochica en el norte del Perú, que ha sido comparado con el faraón Tutankamón y cuyo hallazgo es considerado uno de los grandes del siglo XX.

Arqueólogos locales dijeron a DPA que, al igual que los incas, los mochicas era un pueblo guerrero, conocidos como "los vencedores del desierto", pues fueron hábiles constructores de pirámides y conductos hidráulicos (hicieron 900 kilómetros de canales), y conocedores de la metalurgia.

El territorio mochica se extendió por la costa desde Tumbes, unos 1.300 kilómetros de Lima, hasta la provincia de El Santa, en la región norandina de Áncash, a 400 kilómetros de la capital, y desde el inicio de las estribaciones andinas hasta el mar del Pacífico.

Hace 1.700 años los mochicas eligieron el departamento de Lambayeque para construir uno de sus más importantes santuarios religiosos y centros de poder, con el fin de sepultar a sus gobernantes, acompañados de símbolos y emblemas de su investidura.

Entre ellos destacan unas pirámides truncas de adobe (ladrillo de barro secado al sol) ubicadas en las comunidades de Huanta Rajada y Sipán.

El Señor de Sipán, descubierto en 1987 por un equipo de arqueólogos encabezado por Walter Alva, fue restaurado en Alemania en 1993 y sus restos exhibidos en el museo Tumbas Reales de Sipán, en el distrito de Lambayeque, en el departamento del mismo nombre, 900 kilómetros al norte de Lima.

Durante la primera etapa de investigación (1987-2000) fueron descubiertos además otros dos personajes: el sacerdote y la sacerdotisa. Tras el reinicio de las excavaciones en 2007 se halló un cuarto miembro de la élite mochica, el sacerdote-guerrero.

La conocida Tumba 14 ha sido hasta el momento el hallazgo más reciente e importante, y con el sacerdote-guerrero "se cerraría el círculo de la nobleza mochica", según el arqueólogo Luis Chero, director del recién inaugurado museo de sitio Huaca Rajada de Sipán, en el distrito de Zaña.

Chero dijo a DPA que el sacerdote-guerrero, de 1,67 metros de altura y unos 40 años de edad, "estaba al nivel del Señor de Sipán y posiblemente tomada decisiones desde el poder, ya que en el mundo andino se compartía la responsabilidad en una especie de dualismo".

Fue encontrado en una plataforma funeraria dentro de un ataúd de madera de algarrobo, con todos sus emblemas de rango y mando. Tenía completo su ajuar, con adornos de oro y plata. A su lado estaba su esposa, que aparentemente habría sido envenenada para acompañarlo, y a un costado de la tumba yacía la cabeza de una llama, además de atuendos, cerámicas y máscaras.

Alva dijo que el Señor de Sipán "marcó la pauta del alto rango de un personaje del antiguo Perú encontrado hasta el momento, ya que la cultura mochica apareció casi 1.000 años antes que la inca", cuya capital estuvo en Cusco, 1.170 kilómetros al sureste de Lima.

Huaca Rajada-Sipán

En abril se reanudarán las investigaciones sobre la arquitectura monumental del complejo arqueológico Huaca Rajada-Sipán, el cual está dividido en una plataforma funeraria, una pirámide ceremonial y una pirámide político-administrativa, explicó Chero. Las pirámides mayores se encuentran "intactas", subrayó.

"Las investigaciones en la zona tienen todavía para ocho generaciones de arqueólogos", estimó Chero. El área a investigar abarca los territorios de las culturas Chimú, Moche, Moche Tardío y Medio.

La esvástica en cerámica mochica

La cultura Mochica o Moche (entre los siglos II a.C y VII d.C), que se desarrolló en gran parte del norte de Perú, es conocida como "Los vencedores del desierto". Estos antiguos peruanos fueron hábiles constructores de pirámides y conductos hidráulicos, además de conocedores de la metalurgia y grandes ceramistas.

En el museo de sitio Huaca Rajada de Sipán, ubicado en el distrito de Zaña, en el departamento costero de Lambayeque, 900 kilómetros al norte de Lima, se exhiben una serie de cerámicas, entre los que destaca una vasija con la figura de una esvástica o cruz gamada (una cruz con los brazos doblados).

Fue encontrada por los arqueólogos cerca de la base de la pirámide mayor. La esvástica está dibujada con pintura de carbón en la cerámica. Para la cultura andina representó un "elemento geométrico del movimiento permanente de los ciclos de la vida", explicó a DPA Walter Alva, descubridor del Señor de Sipán, un antiguo monarca peruano.

Para el director del museo Huaca Rajada, Luis Chero, la esvástica estuvo relacionada con "el vuelo de las aves". "Es un paralelismo cultural, pero eso no significa que haya habido algún contacto" con culturas de otras partes del mundo, señaló.
 
"La esvástica que identificó al nazismo de Adolf Hitler en Alemania fue mal usada en Europa, pero para la cultura andina es un símbolo del dios del viento y el agua. No tiene ninguna connotación política", añadió Alva.

(FIN) Agencias/RES


Publicado: 7/2/2009