Locuaz y desinhibido, siempre camina a paso ligero, como si alguien lo estuviera persiguiendo. Su casi permanentemente sonrisa a flor de labios no logra esconder del todo su malestar por tener lesionado el brazo izquierdo.
Una reciente vacuna mal puesta le ha dejado medio inútil esa mano, pero Emilio no pierde el ánimo y continúa haciendo creativos utensilios y llamativas figuras de animales con cachos de toro. Sí, lo que para muchas personas son sinónimos de miedo o burla, para él equivalen a oportunidades.
Beneficiario del Programa Nacional de Asistencia Alimentaria Pensión 65, del Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (Midis), Emilio Bruno Hinostroza Palacios, de 73 años, es el artesano más risueño y optimista del Valle del Mantaro. Aunque por la lesión ahora se demora más que antes en darles caprichosas formas a las astas, el resultado es el mismo: obras que enamoran al ojo apenas son mostradas.
Si bien Emilio está siempre acompañado por su esposa Emilia Inga Cerrón, con quien comparte la vida desde hace más de 50 años, llamitas, halcones, lagartijas, venados y otras réplicas de animales que fabrica a pulso también llenan sus días dentro de su rústica casa de adobe y tejas, en medio del centro poblado Chicche Auquicancha, en el distrito de Apata, provincia de Jauja, en el departamento de Junín.
Desde que surgen del pequeño taller ubicado en un rincón de su vivienda, las artesanías de Emilio sirven de adorno doméstico a la espera de ser vendidas en ferias a las que él suele acudir. Los turistas quedan encantados por la manera en la que Emilio transforma los cachos de toro con la escofina.
Dispuesto a enseñar
Artículos usados para contener cigarros mientras se fuma, copas para beber vino o chicha, vasos para tomar cerveza con pestañas que los sujetan a la correa en la cintura, peineros, esculpidos mangos de bastones y autóctonos y curvilíneos instrumentos musicales de viento llamados ‘cachitos’ o ‘cornitos’, que marcan el ritmo en los bailes de Santiago, también son parte del repertorio artesanal de Emilio.
“Aprendí a trabajar con cachos de toro cuando tenía 12 años y era ayudante de un paisano que hacía muy bien este arte, en Huancayo. Solo me pagaba entonces dos soles. Ahora por una artesanía puedo sacar entre 10 y 100 soles, según la dificultad que haya tenido en elaborarla. Hoy esta es mi principal actividad ya que mi edad y los achaques me impiden trabajar la tierra como lo hacía hace algunos años”, dice el artesano.
Emilio y Emilia tuvieron 11 hijos, de los cuales sobreviven siete. Ambos han perdido la cuenta de sus nietos, pero él saca a flote una frustración cuando habla de ellas y ellos. “Mis hijos y mis nietos no han querido aprender a darle forma a los cachos de toro. Eso me apena y molesta, pero estoy dispuesto a enseñar este arte a quien quiera convertirse en artesano como yo. Soy el único que hace este tipo de artesanía en esta zona de Junín”, comenta Emilio.
Paciencia y buen humor
“No es fácil hacer figuras o copas con cachos de toro. Se necesita mucha paciencia, buen humor y ser detalloso. Con esto no me aburro y, además, hago muchas amistades cuando voy a vender en las ferias. Así me cae algo de platita, lo que, sumado a lo que recibo por Pensión 65, me permite cubrir nuestras principales necesidades. Pero, la verdad, nunca es suficiente”, indica el artesano.
El proceso para fabricar a mano las más inimaginables creaciones en cachos de toro, no es sencillo. Emilio recuerda con nostalgia que hace algunos años había gente que le regalaba las astas, materia prima para su trabajo. Sin embargo, hoy él debe comprar los cachos en Huancayo. “Luego los hierbo, los limpio y al final los transformo”, detalla.
La necesidad de hacer rápidas cuentas de costo – beneficio lo han convertido en una calculadora humana. La economía de subsistencia en la que vive lo obliga a cotizar bien sus manufacturas. “Ya nada es gratis en esta vida”, dice resignado antes de lanzar otra automática sonrisa. Pedidos de los productos de Emilio al 974 974 998, celular de su esposa Emilia, y al 949 785 518, de Edeliza Oré, responsable del CIAM de la Municipalidad de Apata.
Saberes productivos
En Saberes productivos, intervención de Pensión 65 y municipios, participan 33,152 adultos mayores como Emilio.
Esta intervención revalora a los adultos mayores como portadores de conocimientos ancestrales.
(FIN) NDP/LZD